'Ruta de la tortuga', el encanto de la preservación

Justo después de Torio, en la península de Azuero, hay una zona antes del Parque Cerro Hoya que permite viajar desde Rusia hasta Japón y Filipinas sin salir de la provincia de Veraguas. Causan un poco de risa los nombres de los poblados en la zona. Rusia, por ejemplo, viene del rocío que se cae, similar al “bajareque” de Boquete. Esta zona de Panamá es frecuentada por tortugas que van a desovar en playas como Malena y Mata Oscura. Por eso, los moradores crearon un circuito llamado Ruta de la Tortuga, que ofrece diferentes actividades a los visitantes.

Melissa me organizó un itinerario. Su empresa, Amazilia Life, hace jabones artesanales con leche de cabra. La Ruta de la Tortuga permite ver las tortugas, moler caña de azúcar, visitar manglares, hacer kayak, ir a las playas, practicar senderismo en cascadas, cabalgar en una finca agroturística y disfrutar el tour de los cocodrilos. Es un recorrido apto para familias o aventureros.

Los atardeceres en verano son espectaculares y se pueden disfrutar en la playa. Hay muchas playas como Restringe, Cacao y Morillo, esta última famosa por sus olas para los surfistas. Una zona de Morillo es apta para bañarse, pero debes cruzar un estero con marea baja. Playa Secreta es la mejor para bañarse, ya que el agua es cristalina y no hay olas.

La molienda de caña se hace en la casa de los señores Vergara González, donde se aprende a cortar la caña de azúcar, que luego se pasa por el trapiche y se toma el refrescante jugo.

Gran parte de la península de Azuero recibe visitas de tortugas, en toda la costa de la península hasta Malena. Cinco de las siete especies de tortugas viven en Panamá: carey, lora, verde, caguama y canal o baula. Las otras dos especies viven en Australia y en el golfo de México. De igual forma, cuatro viven en el Atlántico, incluyendo exclusivamente la carey.

Las tortugas eran originalmente reptiles de vida terrestre, pero cuando empezaron a competir con los dinosaurios no había suficiente comida, así que les tocó entrar al agua. En aquel entonces eran muy distintas a las actuales, hasta que comenzaron a desarrollar una membrana en sus patas que les ayudó a mantener el peso en el agua, además de un caparazón en el área trasera. La tortuga más vieja que existió, fue hallada en Colombia y se parece mucho a la tortuga canal o baula, que no tiene caparazón, solo una espalda dura.

Las tortugas nunca terminaron de evolucionar del todo y siguen siendo en parte terrestres, teniendo que salir a la superficie a tomar aire para volver a sumergirse. Si están todo el tiempo en el agua, se ahogan. También tienen que salir a poner sus huevos en la arena para incubarlos. En Panamá hay más de 100 playas de anidamiento.

La Fundación Agua y Tierra identifica puntos claves de anidamiento de tortugas originalmente en Los Santos y luego en la península de Azuero. El papel de las organizaciones sin fines de lucro es esencial para la protección de las tortugas. En 2011, se establecieron en la playa de Mata Oscura, que es una zona especial de manejo marino costero. Originalmente era solo para fines científicos, pero las personas se interesaron en el tema y empezaron a ofrecer las giras.

Fuimos en una mañana lluviosa al centro de visitantes donde nos recibió un joven ngäbe-buglé llamado Diego. Nos dio una charla muy instructiva sobre las tortugas que hace que uno sea más consciente de su importancia.

El turismo puede ayudar bastante a la conservación. Trabajan junto a tres organizaciones comunitarias: Mixta Ambiental de Morillo y Mata Oscura, Asociación Conservacionista de Playa Malena y Agro Pesca y Agroturística de Quebros y Rusia. Reciben turismo de voluntariado local de la Universidad de Panamá y extranjeros de Estados Unidos y Europa.

Hay dos opciones para visitar, durante el día o en la noche. La temporada de tortugas va de junio a marzo, pero los mejores meses para visitar son septiembre, octubre y noviembre, cuando se pueden ver las anidaciones y la liberaciones de neonatos. Mata Oscura es una playa de anidación solitaria, que recibe entre 120-160 nidos por año, al igual que Playa Malena. Solo hay una playa de arribada masiva en Panamá, que es La Marinera. Antes isla Cañas lo era, pero ya no.

Durante la noche se camina con la marea baja, buscando a las hembras que anidan. No se buscan las mismas tortugas, sino su rastro para identificar la especie. Luego se toman los datos biométricos, se recogen los huevos y se siembran en el vivero. Muchas veces se cuenta con la suerte de ver a las tortugas mientras desovan. Los huevos demoran entre 50 a 60 días en incubar, pero es imposible saber el momento preciso del nacimiento. Uno o dos días antes de que nazcan, se forma un hueco y se van asomando las cabezas de las tortugas. Son liberadas en el momento, ya que la reserva de comida se agota muy rápido. Durante nuestra visita, tuvimos la suerte de que nacieron unas cinco tortugas que posteriormente liberamos al océano.

Al visitar la casa de Secundino y Evelia Peralta, nos sirvieron un delicioso almuerzo de arroz con pollo y tamales. En la tarde siguieron nuestras aventuras a través de su terreno privilegiado. Caminamos por un potrero hasta llegar al Sendero de las Cascadas. Es posible bañarse allí mismo o seguir para ver el resto.

La flora es muy densa, todo tiene colores verdes vibrantes con flores que se mezclan entre los arbustos y los árboles. Si subes más allá de la primera cascada, debes prestar atención para ver pequeñas ranas negras con puntos verdes que adornan el camino. Es necesario tener condiciones físicas moderadas para seguir subiendo, ya que se requiere usar sogas. Es imperativo que lleves botas si hay mucha lluvia, como fue nuestro caso. También lleva tu vestido de baño, porque el agua es superlimpia y refrescante. La recompensa de llegar al final son dos enormes cascadas.

Es posible quedarte allí, en un hospedaje llamado “Canta Rana”, aparte de un centro de preservación de flora y fauna que fue donado por PNUD con nueve camas literas para 18 personas.

Los manglares de Rusia son increíblemente hermosos. Diego, nuestro guía de las tortugas, nos acompañó a caminarlo. El paseo en kayak dura de una hora y media a dos, dependiendo de cuánto quieras recorrer y qué tan rápido vayas. Terminas en la playa donde recogen los kayak y te llevan al inicio. Esto solamente se puede hacer con marea alta.

Los manglares son extremadamente importantes. Nos vemos amenazados con los fuertes vientos y huracanes si no tenemos una barrera natural como el manglar. Como la deforestación va aumentando, las montañas se quedan sin árboles que amarren la tierra con sus raíces, y cuando llueve fuerte se va lavando la montaña y baja el lodo.

Siete especies de mangles viven en esta zona, además de cinco tipos de vegetación asociada, incluyendo helechos, árbol de alcornoque, sangrillo y calabazuelo.

El mangle capta tres veces el dióxido de carbono que los árboles de tierra de firme no absorben por falta de humedad. La gran cantidad de humedad en el manglar hace que las hojas se descompongan cada vez más rápido. Si talan los mangles, todo lo que ha sido captado hasta el momento se liberaría agregando gases de efecto invernadero y contribuyendo al calentamiento global. Lo bueno es que los manglares se pueden reforestar y la gente de la zona usa el manglar para aprovechar su madera y buscar cangrejos y conchas. En otras zonas como Chame sacan carbón y producen miel.

El tiburón martillo usa la zona para dejar su especie en estado larvario. Hay mucha fauna en los manglares de Panamá, incluyendo mamíferos como nutria, gato solo o mapache, mono aullador y mono cariblanco. Reptiles como cocodrilos y boas, además de anfibios como ranas verdes. La lista de aves es infinita, incluyendo tucanes, pericos y ruiseñores.

Esta zona junto a Torio está empezando a organizar una cámara de turismo local en conjunto con la Cámara de Turismo de Veraguas. Aquellos que quieran visitar, reciben una lista con todas las opciones y según el interés y el tiempo, se decide qué hacer.