El boicot de varios países por la participación de Israel marca la edición 70 de Eurovisión

  • 28/12/2025 17:03
La controversia reaviva el debate sobre el papel de la música y la geopolítica en uno de los eventos culturales más seguidos del mundo

Ya se acerca el fin del 2025 y uno de los eventos más esperados por los ‘eurofans’ presentes alrededor de todo el mundo es la septuagésima edición del Festival de la Canción de Eurovisión, el cual este año se celebrará en Viena (Austria), tras la victoria del cantante austriaco Johannes Pietsch – mejor conocido como JJ – con su canción ‘Wasted Love’ en la pasada competición que se llevó a cabo en Basilea (Suiza).

No obstante, la edición número 70 del certamen – nacido en 1956 para reunir lo mejor de la música europea y universal después de la Segunda Guerra Mundial – promete estar marcada por la controversia ya que varios países como España o Irlanda decidieron no formar parte del concurso debido a la permanencia de Israel en dicho concurso, en oposición a su actuación por la Guerra de Gaza.

Por el momento, Islandia es el quinto país que se une al boicot emprendido a principios de mes por cuatro televisiones públicas europeas: RTVE (España), NOS (Países Bajos), RTE (Irlanda) y RTV-SLO (Eslovenia). Los países que decidieron vetar el concurso este año señalaron supuestas irregularidades en las últimas ediciones, como la presunta manipulación del televoto, otro método con el que se escoge al ganador de cada edición junto con la puntuación del jurado de las dos semifinales y la gran final. Todos estos países pidieron a la Unión Europea de Radiodifusión (UER) – la organizadora del certamen -, la exclusión de la cadena pública israelí KAN del concurso.

En tanto, Bélgica, Suecia y Finlandia indicaron que están sopesando la posibilidad de cesar su participación en el Festival de la Canción de Eurovisión.

“Habida cuenta del debate público [en Islandia] y de las reacciones a la decisión que la UER tomó la semana pasada, está claro que no prevalecerán ni la alegría ni la paz” en esas condiciones, consideró la cadena pública islandesa RÚV, en una nota de prensa citada por la agencia noticiosa AFP.

Por su parte, en una explicación más detallada de la decisión conjunta de estos países, el presidente de Radio Televisión Española José Pablo López aseguró en una comparecencia parlamentaria en el Congreso español que si bien el Festival de Eurovisión es en sí un concurso, pero los derechos humanos no lo son.

“Mantenemos la misma posición que hace unos meses era insostenible por dos grandes motivos. En primer lugar, por el genocidio que se ha perpetrado en Gaza. Yo sigo pensando como presidente de la corporación que el Festival de Eurovisión es un concurso, pero los derechos humanos no son un concurso. Y esto me parece que debemos tenerlo en cuenta. Pero quiero poner encima de la mesa otra cuestión: el incumplimiento sistemático de Israel de las normas del propio concurso”, manifestó citado por el diario español El País, el directivo de la corporación pública de uno de los países considerados como los ‘Big Five’ – los que aportan la mayor parte de la financiación del festival como Reino Unido, Francia y Alemania.

Estas declaraciones las realizó días antes de la Asamblea de la UER, en la que el organismo aprobó la participación de Israel pese a la oposición de los países antes mencionados. Los países que se pronunciaron a favor de Israel en dicha asamblea fueron Austria – el país anfitrión -, Reino Unido y Alemania, entre otros quienes formaron la mayoría de votos para hacer efectiva dicha decisión.

El ministro israelí de Exteriores Gideon Saar celebró en su cuenta de X la votación que resultó de la asamblea de la UER. “Me avergüenzo de los países que decidieron boicotear un concurso musical como Eurovisión debido a la participación de Israel. Por su parte, el presidente de la nación hebrea Isaac Herzog, acogió el anuncio con satisfacción y consideró que Israel “merece estar representado en todos los escenarios del mundo”.

Música y geopolítica

Si bien desde hace décadas, el Festival de Eurovisión se erigió como una plataforma para construir las relaciones entre países en un marco de respeto, amistad y cooperación, su historia evidencia que también puede ser un escenario en el que conviven tanto el arte como el poder blando de los Estados a través del concurso.

Entre los ejemplos que se pueden citar estaban los roces mutuos que había entre España y Portugal a inicios de los años 1960, mientras que Austria en su momento decidió no participar del concurso cuando recayó en España - tras la victoria de la cantante Massiel, en 1968 - ya que no quería legitimar la dictadura de Francisco Franco.

Sin embargo, estas disputas fueron intensificándose en la década de los años 1970 con la incorporación de Israel al concurso, el conflicto de Irlanda del Norte y las pugnas entre Grecia y Turquía por la controversia territorial de la isla de Chipre.

Entendiendo el poder persuasivo que puede tener la música, la Unión Soviética creó en 1965 el Festival de la Canción de Intervisión, que junto al grupo de televisiones de Europa del Este, mostraron una versión similar pero distinta a la ‘occidental’ Eurovisión.

Tras su exclusión de Eurovisión por su invasión a Ucrania en 2022, Rusia revivió Intervisión en 2025, haciendo del festival un popurrí conformado por sus principales aliados en la escena internacional como Cuba y Vietnam. Este último país resultó ganador del certamen gracias a la presentación del cantante Duc Phuc.

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