Herencia francesa en Chile y Argentina

El grupo Rothschild Lafite Latinoamérica presentó productos de dos de sus bodegas en América que reflejan el saber hacer francés con la esencia del nuevo mundo.

Es el primer día de la feria Vinos y sentidos. Una de las primeras actividades del encuentro es una cata con bodegas Los Vascos-Chile y Caro, Argentina. Ambas forman parte del portafolio de propiedades del grupo Rothschild Lafite, de gran prestigio en el mundo del vino.

De la cata está a cargo José Tomás Urrutia, export manager de Bodegas Los Vascos y Bodegas Caro. Iniciamos con un recorrido por la historia del grupo, que aquí intentamos resumir.

El Baron James de Rothschild adquirió Lafite en 1860, un Chateau reconocido por su gran terroir y sus vinos desde el siglo XIII. En el Siglo XIX recibió la denominación de Premiere Grand Cru Classé. Además de este gran vino, reconocido en todo el mundo, la familia Rothschild con sus consecuentes generaciones fueron adquiriendo otras bodegas y viñedos en Francia. Para 1888, puso sus ojos en Chile luego de haber probado un cabernet Sauvignon chileno y envió al director técnico de Lafite a buscar una propiedad en Chile con el fin de producir vinos de calidad. La misión se concretó al conocer Los Vascos, una propiedad en el valle de Colchagua, a 40 kilómetros del océano Pacífico, con gran amplitud térmica. De 30 a 35°C en el día a 10-12°C en las noches, propiciando una maduración más lenta de las uvas, lo que preserva una mayor acidez y mejores aromas. Los campos, anteriormente trabajados por descendientes de españoles, de allí su nombre, cuenta con 3,600 hectáreas de las cuales unas 500 están plantadas con viñedos. Más de la mitad se preserva con flora y fauna nativa y actualmente 120 de esas 500 hectáreas son certificadas como orgánicas. Su meta, que para el 2030 la totalidad de la propiedad esté certificada.

“Teníamos siete etiquetas, ahora son 16. O sea, creció bastante el portafolio y con uvas novedosas para Chile como Albariño, bueno, hay cinsault, semillón, pinot noir”, alejándose de lo clásico que era Los Vascos”, comenta Urrutia, destacando la mirada de las nuevas generaciones del grupo.

En 1999, el grupo se asocia con Nicolás Catena en Argentina y se crea Bodegas Caro, nombre que resulta de la unión de Ca (Catena) y ro (Rothschild). “Rothschild es famosos por su cabernet Sauvignon mientras que Catena, en Mendoza, Argentina es famoso por su Malbec. Entonces ellos dijeron ‘hagamos un blend de cabernet Sauvignon con Malbec”, cuenta el export manager.

También en China el grupo se hizo de una propiedad en China que ha denominado Chateau Long Dai.

Fuera del territorio francés en que las denominaciones de origen establecen parámetros que no se pueden obviar, en sus propiedades de Chile, Argentina y China, se han realizado interesantes innovaciones.

La cata

El primer vino a catar es Los Vascos, en su línea de entrada, el Sauvignon blanc.

Nosotros tenemos en los vascos la línea de entrada que es el el, bueno, ahí tenemos Cabernet Sauvignon, un Sauvignon Blanc, un Chardonnay y un Rosé. Vamos a probar el el Sauvignon Blanc.

Producido con 100% Sauvignon, La uva proviene aproximadamente en un 50% de la propiedad de Los Vascos y el otro 50% se compra a un proveedor en la comunidad de Paredones, mucho más cerca del mar.

“Esto le da más mineralidad, un poco más de ácido, y notas más cítricas, mientras que las uvas de la propiedad aportan más cuerpo”, explica Urrutia. “Entonces, se crea un blend entre estos dos terruños bien interesantes: en Paredones un suelo granítico y el de Los vascos, es más arcilloso”, agrega.

El vino no tiene fermentación maloláctica, aunque sí tiene algo de contacto con las lías, lo que lo hace muy fresco, pero además con algo de complejidad.

De la añada 2023, el vino luce un amarillo pálido con ribetes plata, en nariz, aporta aromas de durazno, maracuyá, cítricos y flores blancas. En boca, su acidez es marcada, es muy fresco y mineral.

El segundo vino a catar es Cromas, Carmenére Gran Reserva, 2020. La cepa, redescubierta en Chile en la década de 1990, luego de haberse creído extinta en la plaga de filoxera que azotó Europa en el siglo XIX, debió pasar por un período de pruebas bastante extenso hasta realmente conocer sus cualidades y procurar el proceso adecuado que lo hiciera destacar.

“Los técnicos probaron con más barrica, menos barrica, diferente poda, riego, hasta que la cosecha 2012 fue recién la primera que se consideró de calidad para llegar a la venta”, comenta Urrutia. “Este es 100% carmenere y no es muy fácil hacer el carmenere, porque si tú lo cosechas antes de tiempo, te queda esa nota verde, de pirazina y si la cosecha es tarde, te queda la fruta muy sobremadura. Entonces, hay que apuntarle al momento exacto”. Esto puede corregirse un poco si se mezcla con otras cepas, pero esa oportunidad no se da en un 100% varietal. Por ello, hay pocos producidos de esta manera.

En Los Vascos, esta uva viene en un 100% de laderas con suelo granítico. El vino tiene un año de guarda, 50% en barrica francesa y 50% en tanques de concreto. Luego se mezcla y embotella.

Su color es de intensidad media, granate con ribetes que se acercan al naranja y tiene lágrima media. En nariz, ofrece aromas de pimiento verde y especias. En boca, su entrada es seca y con taninos moderados. Buena acidez.

Continuamos la cata con los vinos de Mendoza de las bodegas Caro.

Aruma, un vino 100% Malbec, que no formaba parte de este proyecto inicial de blends, pero que se requería como parte de la oferta de exportación proviene del Valle de Uco.

En lengua quéchua, Aruma significa “poder de la noche”. Destaca Urrutia que las noches en el Valle de Uco son “muy intensas y muy oscuras”.

Este Malbec proviene principalmente de Altamira, una localidad ubicada entre los 1000 y 1100 msnm y no tiene guarda en barrica, lo que lo hace muy frutal.

A la vista, es de lágrima ligera, color cereza profundo con ribetes rosados. Si bien sus aromas son un poco austeros, destacan los frutos rojos y un toque de mentol.

En boca es agradable, con entrada semi seca. Es un vino con rica acidez, bien jugoso.

El segundo vino de Bodegas caro de la cata es Amancaya, nombrado así por una flor endémica de la Cordillera de los Andes que las indígenas usaban detrás de la oreja como un ornamento y que luce la etiqueta de la botella.

El vino, cosecha 202, es un blend 70% Malbec, 30% Cabernet Sauvignon, con un año de guarda: 50% pasa por barrica francesa y 50% en tanque de concreto.

Con un color cereza profundo con ribetes rosados, ofrece aromas de frutos rojos, en los que destaca la cereza. Buen cuerpo, equilibrado y redondo en boca; sabroso. Es un vino gastronómico que pide un buen corte de carne.

El último vino de la cata es Caro, en su añada 2020, un blend 60% Malbec y 40% Cabernet Sauvignon con16 meses de guarda en barrica, 80% nueva y 20%, de segundo uso. El total de las barricas vienen de la tonelería de la familia Rothschild, las mismas que se utilizan en Chateau Lafite y otras propiedades del grupo. El vino es mezclado antes de entrar a guarda.

Para este vino se utiliza la técnica del mugrón, que es imposible de realizar en Francia y que genera nuevas plantas con la misma genética.

El vino luce un rojo rubí, profundo, en nariz, notas de frutos rojos, higo y grosella negra con toques de vainilla. En boca, es redondo, con taninos suaves, sabor de fruta madura, final largo y persistente.

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