Durante su paso por Panamá, el trío conversó con La Estrella de Panamá sobre su evolución artística y el significado profundo que encierra su nombre y...
- 25/10/2025 00:00
La vida para Ricardo Adrianza es una aventura. Una travesía llena de penas y alegrías de las que se pueden sacar lecciones importantes. Esta es la filosofía que trata de reflejar en su trilogía de libros, todos ellos dedicados a cada uno de sus nietos, sus más grandes tesoros.
Adrianza incursiona en el ámbito literario con su libro ‘Cartas a Matías’ (2019). En aquella ocasión, él buscaba sembrar el inicio de un legado emocional y humano. Emocionado por la llegada de su primer nieto y residiendo en Panamá, Adrianza quiso abrirse en canal y plasmar las experiencias que la vida le dio. Esas vivencias, tanto buenas como malas, le sirvieron para darse cuenta de lo realmente importante.
Con la premisa de seguir contando estas historias, decidió publicar el segundo de sus libros: ‘Cartas a Ignacio’ (2023), en el que quiso ampliar su legado con lecciones relacionadas al liderazgo y a la toma de decisiones conscientes. La felicidad, la empatía, la resiliencia y la humildad también forman parte de los aspectos que Adrianza buscaba profundizar en esta obra que concibe como guía para enfrentar la vida con optimismo y valores sólidos.
La publicación de ‘Cartas a Ignacio’ le valió la medalla de plata en los International Latino Book Awards en Los Ángeles, California (Estados Unidos) como ‘Libro más inspirador para jóvenes adultos’.
En esta ocasión, se encuentra de celebración ya que acaba de lanzar su tercer libro: ‘Cartas a Emma y la filosofía del señor de las verduras’ (2025). Un viaje en el que, junto a su hija Cristina, guía a su pequeña nieta Emma en el camino de la vida. En el mismo, le acompaña el ‘Señor de las verduras’, un personaje que aparecería en la vida de Matías en tiempos de cuarentena por la pandemia.
En conversación con La Estrella de Panamá desde Puerto Rico, el autor confiesa sentirse contento con la publicación de las cartas a Emma, con las que completa su serie literaria creada con el fin de inspirar a otros. El personaje del ‘Señor de las verduras’, quien acompaña a Emma en esta última saga, está tomado de la experiencia que vivió su pequeño nieto Matías al encontrarse confinado con su familia por la pandemia.
En ese momento, Matías encuentra al camión de las verduras como su única forma de distracción ante lo que estaba viviendo. Guiado por la curiosidad, decidió ir tras el que llamaba como el ‘señor de las verduras’. Su madre, alarmada por la decisión de su hijo de correr en la calle, lo regaña y él se molesta por la reprimenda.
“Él pone cara de bravo pero un momento después se le quita esa bravura”, rememora Adrianza entre risas, mientras cuenta cómo se enteró del suceso gracias a su hija, la madre del pequeño Matías.
Esa experiencia le despertó curiosidad y le demostró la facilidad con la que los niños son capaces de pasar rápidamente la página ante las molestias o las malas situaciones de la vida.
“Los niños cuando les regañan, se ponen bravos e inmediatamente se olvidan de eso en un segundo. Esto me dejó pensando: ‘Oye, como niños éramos exactamente iguales, pero ahora como adultos, la vida nos va moldeando de cierto modo, y perdemos esa autenticidad que nos permite, por ejemplo, perdonar a alguien que nos hizo daño. Si bien la vida adulta conlleva obligaciones y responsabilidades, también debemos tomarnos un respiro y tratar de vivirla de forma más simple. Hay que ser más espontáneos y no vivir queriendo encajar en cualquier sitio”, comentó el autor.
Para Adrianza, esos libros no son solo una conexión genuina con su público, sino una forma de llenar ese vacío que siente por estar lejos de su natal Venezuela. Con una familia repartida entre Estados Unidos y Panamá, el autor vio el oficio como un bálsamo.
“Como ellos no me tienen cerca, de alguna manera dejo ese legado emocional en las letras, y así para cuando se vuelvan mayores puedan tener una referencia clara de su abuelo y tomar mejores decisiones”, expresó.
Adrianza busca explicar no solo a sus nietos sino a los lectores, que la felicidad viene solamente de adentro y que cualquiera puede tener la decisión de cambiar el rumbo de su vida.
“Esa simpleza de lo cotidiano y la autenticidad al actuar es lo que nos da el ver la vida con ojos de niño pero con mente de sabio”, resumió.
En lo que se refiere a la sapiencia, el escritor también apela a la famosa filosofía japonesa denominada ‘Ikigai’, que significa vivir con propósito. Adrianza también busca despertar en el lector la necesidad de ser compasivo con los demás.
“Yo hago hincapié en que uno incluso debe ser más compasivo que empático, porque al ser empático reconoces las emociones de la otra persona cuando te pones en sus zapatos. Pero al ser compasivo, estás obligado a que la persona salga de sus dificultades. Y eso, en mi punto de vista, es un concepto muy bonito que radica en lo espiritual”, agregó.
Si bien el autor busca dejar un legado para sus nietos, también tiene la intención de que lo lea toda persona que tenga el interés de hacerse una introspección. En este sentido, Adrianza remarca que su trilogía no es infantil y puede ser leída por grandes y chicos, en busca de vivir una vida plena.
“Estoy convencido de que estos libros, que escribo desde el corazón, van a llegar a todas las personas que se atrevan a sumergirse en esta aventura”, aseguró Adrianza.
A pesar de que la vida en sí misma no viene acompañada de un manual de instrucciones, el también coach de vida insiste en que es un regalo.
“La vida no es ausencia de problemas, sino la forma en que resolvemos esos problemas, y eso depende, en gran medida, de cómo miramos lo que nos pasa. Como dijo una vez Juan Pablo II: ‘Nacimos para ser felices, no para ser perfectos”, concluyó.