Los cuatro jinetes corporativos

Durante el siglo XX en Japón se dieron una serie de eventos denominados Yondai kogai-byo —Las cuatro grandes enfermedades por contaminación—, causadas por el hombre

Hoy presentamos una historia con moraleja, tenemos la obligación como nación de mirarnos en este espejo antes de que sea demasiado tarde, porque a veces el gobierno de turno decide no intervenir y «pasar la pelota» al siguiente.

Lo sucedido

Durante el siglo XX en Japón se dieron una serie de eventos denominados Yondai kogai-byo —Las cuatro grandes enfermedades por contaminación—, causadas por el hombre, específicamente por la avaricia de empresas privadas que otorgan más importancia a las ganancias pecuniarias que a la vida de los habitantes. A pesar de ser cuatro, nos centraremos en la que más difusión tuvo y cuyos efectos aún los resienten algunos japoneses.

La primera fue en 1912, el envenenamiento de los pobladores de la prefectura de Toyama, conocido como itai-itai byo —Enfermedad ¡ay-ay!— causada por el vertido de sales de cadmio en el río Jinzu, fuente de agua potable de la población. Luego, en 1956, en la prefectura de Kumamoto apareció Minamata-byo —Enfermedad de Minamata—, por el vertido de metil-mercurio en la bahía de Minamata que envenenó peces, moluscos y mariscos, sustento y fuente de trabajo de los pescadores. En 1961 en la prefectura de Mie, el Yokkaichi zensoku —Asma de Yokkaichi— provocada por las emisiones al aire de dióxido de azufre que afectó a los habitantes de Yokkaichi y finalmente en 1965, la Niigata Minamata-byo —Enfermedad Niigata-Minamata— también por el vertido de metil-mercurio en el río Agano en la prefectura de Niigata. Nos centraremos en la Enfermedad de Minamata de 1956, la más devastadora y también la más conocida a nivel global.

La enfermedad de Minamata

El metil-mercurio es un catión organometálico neurotóxico —afecta el sistema nervioso—, se acumula en los organismos que lo ingieren, daña los riñones, hígado, sistema nervioso, cerebro, placenta y por ende al feto. Cuando la Fábrica Chisso se estableció en Minamata, se les vio como los reyes del lugar por la cantidad de trabajo directo e indirecto que generaba, ¿les suena familiar?

Desgraciadamente, las aguas residuales que Chisso vertía no estaban tratadas y de 1951 a 1968 grandes cantidades de metil-mercurio llegaron directamente a la bahía y afectaron la fauna marina, principal fuente de alimento de los lugareños. El primer caso de la enfermedad se descubrió en 1953, una niña con dificultad para caminar, hablar y con convulsiones se presentó en el hospital de la Compañía, en menos de una semana su hermana tenía los mismos síntomas, los casos siguieron apareciendo y en 1956 Chisso alertó al gobierno de una epidemia que afectaba el sistema nervioso central de los pacientes, pero no solo era en humanos, los locales habían acuñado el término «Enfermedad de los gatos bailarines», refiriéndose a la pérdida de balance y movimientos erráticos de dichos animales que después de poco tiempo morían.

Al igual que con los Hibakusha —personas afectadas por las bombas atómicas—, en un principio por desconocimiento, la población se apartó de los enfermos por miedo al contagio, desgraciadamente esto tuvo otro efecto: los intoxicados intentaban ocultar los síntomas para no ser tratados como parias en sus comunidades. La «enfermedad» iniciaba con el entumecimiento de pies y manos, pérdida de fuerza, dificultad para caminar, pérdida de visión y audición, luego lo que seguía eran las convulsiones, el coma y finalmente la muerte que se llevó al 35 % de los pacientes. Por supuesto, se dispararon las alertas.

Metil-mercurio

Para 1957 ya se hablaba de envenenamiento por metales pesados, en 1958 se sugirió que el causante específico podía ser el metil-mercurio y en 1959 el Kosei-rodo-sho —Ministerio de Sanidad, Trabajo y Bienestar— declaró: «La enfermedad de Minamata es un envenenamiento que afecta principalmente al sistema nervioso central, causado por el consumo de pescado y mariscos de la bahía de Minamata y sus alrededores, siendo el agente causal algún tipo de compuesto orgánico de mercurio.»

La compañía Chisso negó todo, incluso Kiichi Yoshioka, un expresidente, dijo que la enfermedad podía atribuirse a: «explosivos desechados de la Segunda Guerra Mundial». Las demandas contra la compañía no se hicieron esperar, en un principio Chisso logró transar con algunos afectados, les compensaban por los muertos, mientras que a los enfermos les entregaban un pago inicial y una mensualidad. Un grupo que no estaba de acuerdo con las cuantías lo llevó a los Tribunales, el juicio se extendió casi diez años pero salieron victoriosos y las compensaciones se elevaron casi cuatro veces más.

Mucho después, Eiichi Nishida, quien fungió como Gerente admitió que: «la empresa priorizaba las ganancias sobre la seguridad, las condiciones de trabajo eran peligrosas y había falta de cuidado con el mercurio». En 1970 el gobierno japonés aprobó en el Parlamento un paquete de catorce leyes medioambientales, algo sin precedentes a nivel mundial en aquella época, con la esperanza de que lo ocurrido no se repitiese. Actualmente existen miles de víctimas de la Enfermedad de Minamata, no solo afectados primarios sino sobre todo los niños gestantes envenenados en la placenta.

A pesar de haber ocurrido más de setenta años atrás, Minamata se mantiene con luces de peligro en la comunidad, «Minamata: las víctimas y su mundo» (Minamata: Kanja-san to sono sekai, 1970) fue un documental creado por Noriaki Tsuchimoto, quien aprovechando que la Corte liberó material fílmico de la Facultad de Medicina de Kumamoto sobre la enfermedad, creó un segundo documental «El mar de Shiranui» (Shiranuikai, 1975). Recientemente salió la película, «El fotógrafo de Minamata» (Minamata, 2020), Johnny Depp hace el papel de W. Eugene Smith, quien capturó no solo las revueltas sino también la crudeza de la enfermedad en su libro «Minamata Photographies de W. Eugene Smith». Y también se cuenta con el manga La historia de Minamata: una Ecotragedia (The Minamata Story: an ecotragedy, 2021), del amigo Seán Michael Wilson y Akiko Shimojima. La historia de la tragedia forma parte del pénsum escolar japonés, para que los jóvenes conozcan lo ocurrido y no permitan que vuelva a repetirse.

¿Podría pasar algo así en nuestro país? Sí, está pasando, ya lo alertó el artículo «Detectan niveles preocupantes de mercurio en peces de consumo humano en Panamá». Si el estado no se preocupara de vigilar y hacer pruebas pertinentes a empresas por el hecho de que generan trabajo e ingresos, el daño irá a mayores. Don Dinero tiene mucho poder en especial cuando los estados son débiles y paupérrimos.

Rolando José Rodríguez De León es Doctor en Comunicación Audiovisual y Vicedecano de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad de Panamá.

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