Mi viaje por el programa Julia

Actualizado
  • 09/02/2024 00:00
Creado
  • 08/02/2024 16:05
Nathalie Ríos Durán, joven estudiante de biología y becaria de la Senacyt, comparte su experiencia y crecimiento durante su participación en el Programa Julia de la Senacyt

Mi ingreso a Jóvenes Universitarias Lideradas por Investigadoras en Acción (Julia) marcó el inicio de un viaje transformador en mi formación como científica. Julia es un programa de mentoría de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt) dirigido a jóvenes estudiantes con interés por la ciencia.

La Dra. Yessica Sáez, investigadora de la Universidad Tecnológica de Panamá, me informó sobre la convocatoria para Julia 2023 y sin dudarlo completé la aplicación. Investigué más sobre esta iniciativa y comprendí que no se trataba de un simple programa, sino de una aventura enriquecedora que iba más allá de lo teórico.

Soy estudiante de biología y esta era una oportunidad de trabajar y aprender directamente de una investigadora experimentada. Por eso, la noticia de mi admisión causó un torbellino de emociones; representaba la posibilidad de empezar a traducir sueños en metas tangibles.

Mi mentora asignada fue la Dra. Aydeé Cornejo, investigadora del Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud (Icges) y responsable del Laboratorio de Ecología y Ecotoxicología Acuática (Lab-Ecotox), ubicado en el Centro de Investigación en Enfermedades Emergentes y Zoonóticas en Santiago Este, provincia de Veraguas.

Poseedora de un doctorado en ciencias naturales, sus investigaciones pioneras se centran en la ecología acuática, explorando los efectos de diversos factores de estrés vinculados a actividades antrópicas en ecosistemas fluviales tropicales. Coincidentemente, la Dra. Cornejo fue mi mentora institucional durante una pasantía previa en el Lab-Ecotox.

El primer encuentro entre mentoras y mentees –estudiantes participantes de Julia– fue transformador. A pesar de que ya conocía a mi mentora, nuestra conexión se profundizó excepcionalmente.

Desde revelar nuestros libros favoritos hasta compartir recuerdos de infancia que nos hacían sonreír, Julia abrió la puerta a conversaciones que trascendían lo profesional, permitiéndonos conocer a la mujer detrás del título académico. La Dra. Cornejo, una mujer fuerte, me enseñó –y sigue enseñando– que ser científica es un estilo de vida y una pasión que va más allá de las teorías y metodologías.

Mi mentora me guió a comprender que dejar atrás el pasado no significa negar nuestra historia, sino recordarnos nuestra fortaleza; que ser científica implica autenticidad y que cometer errores es parte integral del camino, pero aprender de ellos es esencial.

Las sesiones en el Lab-Ecotox se transformaron en una travesía fascinante. Cada encuentro empezaba y finalizaba con una sonrisa, comprendiendo que los sueños no son exageraciones, sino visiones poderosas que necesitan de convicción y la orientación adecuada para materializarse.

Dentro del trabajo en Julia también consolidamos la idea central de mi tesis de licenciatura: evaluar el impacto de un insecticida común en la región central y occidental del país, sobre el proceso de descomposición de la hojarasca, mediante un experimento de microcosmos.

Llevamos a cabo un componente esencial para el desarrollo de mi investigación, un experimento de bioensayo de toxicidad aguda. La ejecución de este experimento fue vital en la evolución de mi tesis, asegurando la integridad de los organismos de prueba e incidiendo directamente en el diseño experimental del estudio principal. La capacidad para ajustar las condiciones experimentales según los resultados del bioensayo garantizará la obtención de resultados más precisos y confiables.

Además de encaminar mi tesis, durante la mentoría tuve la oportunidad de ser coautora de una guía de identificación de macroinvertebrados acuáticos, participé en seminarios con facilitadores internacionales, asistí a experiencias de campo, colaboré en la elaboración y discusión de manuscritos, además de ganar una plaza para una próxima estancia académica en México.

También destaco la confianza que mi mentora depositó en mí al encomendarme la contribución en la creación de un graphical abstract destinado a ser publicado en una revista indexada y también la oportunidad que me dieron de colaborar en la creación de un vídeo presentado en seminarios internacionales que abordan los procesos del laboratorio.

Estos acontecimientos marcaron un paso significativo hacia mi meta de participar y figurar entre los autores de investigaciones innovadoras. Mi estancia en el Lab-Ecotox me permitió entender la importancia de la ecología, central e indispensable en todas las disciplinas.

Quiero integrar esta disciplina con mi interés por la biología molecular, considerando la metagenómica como mi primera opción de especialización. Aunque aún no decido mi completa dedicación a esta línea, la producción científica en el Lab-Ecotox me ha permitido explorar situaciones aplicables en cualquier campo de investigación futuro.

Esta experiencia me ha mostrado la importancia de estar adscrito a un grupo de investigación donde todos colaboran. Destaco la singularidad de esta experiencia, en la que, como joven, me han brindado la oportunidad de demostrar mi valía, respetándome y confiando en mis capacidades, brindándome un espacio para aprender desaprendiendo.

Mi mentora me ha proporcionado los ingredientes y la receta para alcanzar mis metas; ahora me corresponde seguir esforzándome, aportando mi esencia. Y lo estoy logrando. A pesar de que las lecciones de la Dra. Cornejo puedan ser duras en ciertos momentos, fueron cruciales para discernir la realidad del mundo científico de lo que inicialmente imaginaba, reflejándose en mi desarrollo durante el programa.

En mis informes de avance buscaba encapsular la esencia de estas interacciones. En uno de ellos expresé: “El aprendizaje no se trata solo de compartir conocimiento, sino también de construir puentes de conexión. La ciencia se volvió más vibrante, más humana. A menudo, el progreso más significativo se produce cuando alguien te guía con paciencia y sabiduría, permitiéndote descubrir tu propio camino”.

El Programa Julia y la Dra. Cornejo me enseñaron a comprender y vivir de primera mano cómo se diseña un experimento desde cero, apreciando la dificultad, esfuerzo y compromiso detrás de una publicación exitosa e innovadora; hasta sobrellevar las complejidades de la vida.

Este programa es un crisol donde se moldean jóvenes apasionadas, fuertes y comprometidas mientras creamos un espacio donde la ciencia y la igualdad de género convergen en una sinfonía de posibilidades ilimitadas.

A las estudiantes de carreras científicas y futuras mentees las exhorto a abrazar su individualidad y a aventurarse en la creación de oportunidades en lugares que parecen inimaginables. Mantengan viva la conexión con sus raíces, aspiren a sus metas y encuentren una mentora que las guíe. La valentía, el equilibrio, y la búsqueda de destacar con luz propia son clave.

Que esta experiencia sea un faro de inspiración para futuras generaciones de jóvenes extraordinarias, alentándolas a explorar con valentía el camino del Programa Julia.

Este programa ha dejado una huella indeleble en todas sus participantes, reforzando la idea de que ningún sueño es demasiado ambicioso y que nada es imposible cuando se persigue con determinación y pasión.

Nathalie Ríos Durán,
Estudiante de biología y becaria del programa Julia de Senacyt.
El aprendizaje no se trata solo de compartir conocimiento, sino también de construir puentes de conexión. La ciencia se volvió más vibrante, más humana. A menudo, el progreso más significativo se produce cuando alguien te guía con paciencia y sabiduría, permitiéndote descubrir tu propio camino”,
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