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- 20/06/2025 00:00
Las rocas nos cuentan una historia, son testigos del tiempo y de la evolución del planeta Tierra. Un fragmento de roca puede tener millones de años e incluso haber sido parte de la formación del planeta.
La ciencia que se dedica al estudio de la descripción y clasificación de las rocas mediante la observación microscópica de secciones o láminas delgadas derivadas de las rocas es la petrología, una rama de la geología. Su nombre deriva del griego petros que significa piedra, y logo, estudio.
En Panamá, el estudio de las rocas crece a buen paso, nos explica Yinela Yamileth Solís Mendoza, una joven de origen santeño, de El Sesteadero de Las Tablas y que estudia en la Universidad Tecnológica. Su pasión son las rocas y toda su vida le ha gustado estar afuera, en el campo, visitando sitios turísticos y en paseos tradicionales con su familia. Según ella, estas actividades incentivan a conocer lo que uno tiene, ayuda a valorar, a querer y conservar nuestras riquezas naturales.
Yinela está orgullosa y deseosa por contar la historia de la Tierra, ser parte de esa historia geológica que está ocurriendo ahora mismo y de lo que pueda venir. Contar la historia de la Tierra es poder ver en la superficie todas las evidencias de lo que ha sido el pasado, es la clave del presente y la llave del futuro, asegura. Ese es uno de los principios de la geología. Es así como podemos definir que la geología tiene todas las evidencias disponibles de cómo han sobrevivido las especies y cómo podemos cambiar las estructuras de la sociedad para tener una mejor interacción con la madre Tierra, sostiene Solís.
Yilena, a poco tiempo de convertirse en ingeniera geóloga, hizo una amplia investigación de las rocas. El trabajo abarcó 208 sitios en la Región Central de Panamá, en las provincias de Veraguas, Los Santos, Herrera, Coclé y parte de Panamá Oeste. En las regiones Los Picachos de Olá, las cascadas de El Chivo en San Juan de Dios, La Nativa, La Gloria, Manglarito en la zona de Sorá, Chame y Capira. Asimismo, los manglares de El Salado en Aguadulce, el parque y reserva biológica de Altos de Campana, La Angostura de Tonosí y Penonomé, el chorro El Nansal en Penonomé, los cerros de El Encanto, la parte alta de Santa Fe, Alto de Piedra, circuito de Cascada, Calovébora y Punta Ventana.
Fueron más de 2.000 kilómetros de recorrido, 21 días de gira, toda una historia detrás de la investigación. Recolectó 229 rocas, entre ígneas, sedimentarias, metamórficas y volcanosedimentarias; este trabajo forma parte del aporte para la actualización del mapa geológico de Panamá, que tiene unos 34 años.
Solís pertenece al primer proyecto del Geoparque Puente de las Américas ante la Unesco que tiene nuestro país, que busca el desarrollo sostenible de las comunidades rurales a través de la conservación de los patrimonios geológicos naturales y culturales.
La Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt) fue el ente financiador de la investigación. Para lograrla, participó en la Convocatoria Pública de Nuevos Investigadores, donde salió beneficiada con el proyecto “Descripción petrográfica de la Región Central”. Se trata de un trabajo que explica cómo las rocas cuentan la historia a través de la visión del microscopio para potenciar sitios geológicos que pueden convertirse en geositios.
Cuando un sitio es declarado geositio por la Unesco, quiere decir que esta investigación científica tiene algo en particular a nivel mundial que evidencia esos cambios que ha tenido la Tierra en 4.600 millones de años.
El trabajo investigativo tomó dos años, se hicieron seis meses de giras de campo para hacer los levantamientos geológicos. En cada lugar se hacían las inspecciones para determinar si era turístico, si hay rocas presentes, si no representaba un peligro para la población o para el grupo de investigadores para poder acercarse y extraer las rocas, y hace las evaluaciones pétreas pertinentes como el color, si se le ven cristales y si hay fósiles.
Luego, se observan los alrededores para determinar la morfología de cerros, cascadas, montañas, si ya hay senderos. Posteriormente, se levanta un informe donde se describen todas las características.
En la siguiente fase, la investigación llega al laboratorio con una muestra de mano que puede tener de 30 a 40 centímetros. La roca se pica en pedazos más pequeños y se lleva al microscopio digital que tiene un aumento de mil 200x. De allí se evalúan características más específicas y especiales, como alteraciones minerales.
La roca se escoge para un corte o sección delgada, que no es más que una pequeña lámina que se pone en el microscopio de luz polarizada que permite que la luz se refleje. Esa reflexión de la luz determina qué tipo de minerales tiene la roca. A continuación, se hace un listado de los minerales que contiene con sus porcentajes y microestructuras presentes para luego, mediante un software, se determina el nombre específico de la roca.
Ahora bien, ¿cómo influye la petrografía en nuestro país? La petrografía tiene muchas aplicaciones, desde obras civiles hasta geoturismo, incluyendo educación en geociencias. Tiene mucho que ver con la ocurrencia de los deslizamientos. En los minerales que hay en las rocas y en los suelos se puede determinar gracias a la petrografía. De igual forma, podemos evitar riesgos como las caídas de rocas y deslizamientos de suelo.
La petrografía distingue tres tipos de roca: la roca ígnea que viene de los volcanes o de actividades de fuego, las rocas sedimentarias de los granos minerales de los ríos o de las playas y, también las metamórficas, que son una combinación de las rocas que ya existían con algún tipo de movimiento tectónico con las placas.
Yinela Solís explica que a través de las rocas se puede determinar la edad promedio de distintos procesos geológicos. Por ejemplo, a qué temperatura se formó un mineral o también, distinguirlo por los procesos geológicos, tal como el movimiento sísmico o de las placas tectónicas. En las placas quedan cicatrices de los procesos que ocurren, esas cicatrices son las que se pueden leer y a través de la absorción atómica y otro tipo de petroquímica se distingue la edad que esas rocas tienen.
En campo también se utiliza la datación relativa, qué roca está arriba de otra, lo que permite tener una edad aproximada de la roca. Otra forma de determinar la edad es por medio de los fósiles, ya que según el tipo que se encuentre, la edad del fósil da un indicio de la edad de la roca.
En Panamá hay una datación realizada en los esquistos verdes, una roca metamórfica que se encuentra en las costas de Pixbae, en la falla del río San Rafael en la provincia de Veraguas. La roca es muy especial debido a su carácter metamórfico tiene que ver con el tectonismo y la subducción de la antigua placa de Farallón que ya no existe, sino que se convirtió por debajo de lo que hoy es la microplaca de Panamá.
La Región Central de Panamá fue escogida para esta investigación debido a los fenómenos geológicos que han ocurrido, entre ellos, volcanes recientes y volcanes antiguos. Por ejemplo, entre los recientes están el volcán El Valle de Antón y de La Yeguada. Los más antiguos se localizan en Azuero, los volcanes submarinos de la costa de Tonosí y Pedasí. También se encuentran procesos de sedimentación activos como las costas, las arenas negras de las riberas del Pacífico de Panamá.
Por otro lado, están las fallas de Soná-Azuero, Iguánico, río Torio, que son fallas que están activas y se mantienen en movimiento cada cierto tiempo. Se pueden evidenciar pozos termales, la caldera de La Mesa, La caldera de Sorá y de El Valle, que son recursos para el turismo. Existe también la piedra de jabón de Pajonal, que es una roca única que ya fue estudiada por un proyecto de la Senacyt.
La joven Yinela en un mensaje a la juventud le pide que se atreva, que en Panamá hay mucho que investigar. “Cada aporte de un investigador nos hace seguir avanzando, cada granito de arena cuenta...”. Ella agradece a los guías locales que apoyaron en la investigación, son los que conocen los sitios y en especial a su mentor, el profesor Eric Gutiérrez (Q.E.P.D.), quien estuvo con ella 350 horas en las descripciones microscópicas.