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- 27/02/2012 01:00
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Como si los dolores de cabeza debilitantes no fueran suficientemente malos. Según un estudio realizado recientemente por investigadores del Hospital Brigham and Women’s de Boston ‘las mujeres que sufren de migrañas o que las han tenido en el pasado están en mayor riesgo de depresión que las mujeres sin antecedentes similares’.
"Creemos que el aspecto más importante de nuestro estudio es que las pacientes de migraña y sus médicos deben tener esta relación potencial en cuenta’, aseguró el autor principal del estudio, el Dr. Tobias Kurth, neuroepidemiólogo del Hospital Brigham and Women’s.
Kurth anotó que los médicos que tratan a pacientes que tienen migrañas podrían pensar en hacerles algunas preguntas específicas sobre la depresión.
Los investigadores analizaron datos de más de 36,000 participantes del Estudio de salud de las mujeres de EEUU que no tenían depresión y que habían respondido a preguntas sobre sus antecedentes de migraña. Las mujeres, a partir de los 45 años de edad, fueron divididas según tuvieran migraña activa con aura (molestias visuales como luces parpadeantes o una pérdida temporal de la vista), migraña activa sin aura, antecedentes de migrañas previas o ningún antecedente de migrañas. Las mujeres también proveyeron información sobre cualquier diagnóstico de depresión durante el periodo de seguimiento del estudio.
Las mujeres con cualquier antecedente de migrañas tenían 36 por ciento más probabilidades de desarrollar depresión que las que no tenían antecedentes de los dolores de cabeza, y no hubo diferencias entre las migrañas con o sin aura. Los investigadores también hallaron que las mujeres que solo tenían antecedentes de migrañas en el pasado tenían 1.41 veces más riesgo de desarrollar depresión. Aunque los resultados sugieren una relación entre las migrañas y la depresión, no muestran causalidad.
Kurth apuntó que se necesita más investigación para determinar por qué las migrañas podrían aumentar el riesgo de depresión. ‘En realidad no hay una respuesta fácil’, apuntó, y añadió que estudios futuros podrían observar si hay un mecanismo biológico común específico que relacione a ambas enfermedades.