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- 22/11/2025 00:00
Una vez más, tuve la suerte de estar en Panamá para la clasificación del equipo panameño, soy un amuleto de suerte! Me inspiré en este martes y les dedico este artículo hoy, que trata sobre por qué esperar a que la felicidad golpee a nuestra puerta, o que los triunfos definan nuestro estado de ánimo.
Es cierto que los momentos de euforia espontánea, como una victoria deportiva histórica, son necesarios. Pero el verdadero desafío, y la clave de la resiliencia, es aprender a generar esa energía positiva cuando la vida se pone gris.
La lección de la vibración panameña
Tuve la suerte de estar en Panamá para el partido decisivo que les dio su segunda clasificación al Mundial. Fue una lección magistral de energía colectiva. No era solo un triunfo deportivo; era un estado de euforia masiva. La emoción era tan intensa que se podía sentir la “vibración” en el cuerpo: una ola palpable de dopamina, adrenalina y orgullo que invadió las calles.
Esa energía no se limitó a un grito; fue un reset emocional para una nación entera. Sentir esa intensidad de bienestar colectivo me recordó vívidamente lo que significa sentirse completamente vivo y en resonancia.
El problema es que la vida laboral o personal rara vez nos ofrece esos picos de energía espontáneos. El optimismo no puede depender de un gol de último minuto.
El verdadero poder no reside en reaccionar al éxito, sino en crear la energía que nos conduce a él. Necesitamos pequeños estímulos diarios que construyan nuestra resiliencia.
¿Por qué es crucial generar esa alta vibración? Porque no solo se siente bien; sino que nos proporciona claridad mental, nos hace más creativos y nos prepara para enfrentar los desafíos con una actitud de “puedo hacerlo”.
Esperar el momento positivo es rendirse a la inercia; generarlo es tomar el control de nuestro estado emocional.
Tres tácticas para generar tu propia “Vibración de Victoria”
1. Las Micro-victorias diarias
No esperes el gran contrato o el ascenso. La felicidad se construye con pequeños “mini-goles”. Celebra terminar un correo difícil, completar una tarea pendiente o cumplir con un objetivo de ejercicio. Estos pequeños picos de dopamina son el combustible diario. El éxito, por pequeño que sea, debe ser reconocido para que el cerebro lo registre.
2. El poder de la química corporal
La euforia del triunfo libera poderosas endorfinas. Podemos simular esto con el movimiento. Una caminata enérgica de 15 minutos, 5 minutos de baile con música a tope, o un estiramiento profundo cambian instantáneamente la química corporal. La energía no se crea esperando, se crea moviéndose. Usa tu cuerpo como palanca para elevar tu estado de ánimo.
3. Anclajes de abundancia y conexión
La energía positiva crece donde se enfoca la atención. Si tu mente está en lo que falta, la vibración baja. Ancla tu mente en la abundancia: nombra o escribe tres cosas por las que estás genuinamente agradecido antes de empezar tu día. Además, prioriza la conexión genuina: llama a alguien que te haga reír. El humor y el afecto son generadores instantáneos de bienestar y disipan la soledad.
La experiencia en Panamá me enseñó que la vibración más alta es la que podemos sentir físicamente. El verdadero triunfo no es depender de la suerte, sino elegir activamente esos momentos de felicidad. ¿
Cuál vas a elegir hoy?Un abrazo!