Asma y covid-19 una combinación perjudicial

Las personas que padecen enfermedades respiratorias crónicas, como es el caso del asma, son población de riesgo ante el contagio de SARS-CoV-2, explican los expertos.

El asma es una enfermedad que inflama de manera crónica los bronquios y provoca dificultad para respirar. Se trata de una dolencia cuyos síntomas (tos, dolor de pecho, dificultad para respirar y sonidos sibilantes) se manifiestan ante la presencia, por inhalación, de sustancias llamadas alérgenos y que aqueja a más de 30 mil panameños, mientras que en el mundo alrededor de 235 mil personas se ven afectadas por esta enfermedad respiratoria, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En Panamá, aún no hay estadísticas oficiales que demuestren o relacionen las muertes por asma a causa de la covid-19, sin embargo, los médicos afirman que esta combinación es letal, si no se realizan los exámenes pertinentes a tiempo.

Sin embargo, Pedro Castrellón, director médico del Centro de Atención Promoción y Prevención (Capps) de la Caja de Seguro Social (CSS) en el corregimiento de Capira, mencionó que cualquier infección viral o bacteriana que afecte el tracto respiratorio, es desencadenante de una crisis de asma bronquial, ya que estas infecciones generan una inflamación en todo el árbol respiratorio, superior e inferior.

“Considerando lo mortal que es la covid-19, su acción sobre la vía respiratoria causa un mayor efecto negativo en la perfusión de aire-oxígeno ya afectada, en un paciente con la patología de fondo”, manifestó Castrellón, y agregó que es fundamental no suspender durante la pandemia la medicación de mantenimiento, incluyendo los corticoides inhalados, ya que tienen el doble de riesgo de sufrir una exacerbación.

En este contexto y durante una sesión virtual con periodistas, Gur Levy, director regional para América Latina y el Caribe de la farmacéutica Glaxo Smith Kline (GSK), explicó que el nuevo coronavirus agravaría la inflamación de los bronquios del paciente, una de las características más frecuentes del asma.

“A consecuencia de la pandemia, hay más pacientes hospitalizados por el asma. Si bien el coronavirus no provoca el asma, la covid-19 desencadenaría los síntomas del asma”, enfatizó.

Marina Blanco-Aparicio, neumóloga y coordinadora del Área de Asma de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), explicó al sitio especializado en salud Infosalus que la infección por el nuevo coronavirus suele cursar con fiebre, tos y disnea (falta de respiración), mientras que la crisis de asma de causa no infecciosa no cursa con fiebre, y además en estas últimas son muy características las sibilancias, o los pitidos en el pecho.

Mientras que Silvia Sánchez Cuéllar, coordinadora del Grupo de Trabajo de Asma de la Sociedad Madrileña de Neumología y Cirugía Torácica (Neumomadrid), aseguró que la infección por la covid-19, como cualquier otro virus, puede agravar los síntomas del asma, sobre todo en aquellos pacientes que presentan un mal control de la enfermedad, siendo esta la causa principal de este mal así como también la falta de adherencia al tratamiento.

“Por lo tanto, en este momento, el cumplimiento terapéutico presenta, aún más, una especial relevancia en los pacientes asmáticos, ya que está demostrado que evita agudizaciones o crisis, visitas a urgencias, ingresos hospitalarios y muertes. Igualmente para evitar contagios, hay que extremar las medidas de higiene con lavado de manos frecuente y uso de mascarillas”, destacó.

A pesar de las actualizaciones de las pautas de tratamiento para el manejo del asma y de los esfuerzos por concienciar a la población, existe una falta de uso regular y cumplimento del tratamiento hasta en un 60% de la población asmática a nivel mundial, pues se estima que solamente 4 de cada 10 pacientes asmáticos siguen proactivamente el régimen de su tratamiento completo.

El asma es una enfermedad que requiere un tratamiento antiinflamatorio controlador administrado de forma proactiva regular con corticosteroides inhalados, ya que ha demostrado ser la estrategia más efectiva para tratar el asma. “Sin embargo, para lograr el control en algunos pacientes, podríamos necesitar intensificar el tratamiento adicionando otros medicamentos”, comentó Levy.

Aseguró que para lograr esto, los pacientes requieren el uso de medicamentos que controlen adecuadamente la enfermedad, como el corticosteroide inhalado solo o en combinación con un broncodilatador de acción prolongada y que son prescritos por el médico tratante.

Un estudio comparativo del control del asma en América Latina demuestra que los pacientes con asma no controlada en comparación con los controlados presentan un 34,5% vs 15,9% de probabilidad de crisis de asma; un 6,9% vs 3,1% de ingresos hospitalarios; y un 34,5% vs 15,9% de visitas a emergencias.

Según Levy, los pacientes con asma no deben aceptar la limitación en sus vidas como algo “normal”, lo ideal es impedir que la persona presente falta de aire, no se despierte en la noche por tos, tenga una buena calidad de vida –que no le limite sus actividades diarias– y, sobre todo, que no tenga crisis de asma que ameriten asistir a una emergencia.

Igualmente, el experto comentó que otro de los factores fundamentales para controlar la enfermedad es educar a los pacientes. Para esto, es útil proporcionarles un plan escrito que contenga consejos prácticos sobre cómo reaccionar en cada situación, además de controlar que estén usando de manera correcta los inhaladores y utilicen los medicamentos controladores de forma.

El paciente debe tomar en cuenta que un sobre uso de medicamentos rescatadores indica que necesita una revaluación de su tratamiento controlador para evitarlo, por lo que se le recomienda consultar a su médico.

La OMS estima que para el año 2025 habrá unos 400 millones de asmáticos. Y según el informe del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) 2016, la prevalencia de asma en niños de 5 a 11 años y 12 a 17 años es de 9,6% y 10,5%, respectivamente.

Ante esta realidad, es fundamental comprender la importancia y los beneficios a largo plazo de controlar la enfermedad siguiendo el tratamiento proactivo de control prescrito por el médico tratante.