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- 14/11/2019 00:00
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Que el hombre llegue al amor buscando el sexo y la mujer llegue al sexo buscando el amor podría ser tan cierto como falso. Lo que sí es irrebatible es que los encuentros sexuales son un complemento en toda relación amorosa, por lo que evitar los desaciertos en esos momentos íntimos sería de aporte a la continuidad satisfactoria de la experiencia.
Paola Obrador Pellicer y Marilén Garcerán Aulet, psicólogas y sexólogas, miembros de Saluspot (comunidad interactiva de salud y bienestar online), señalan que “pensar que el placer de mi pareja depende de mí” es uno de los típicos errores que se comete en la cama.
Según las profesionales, miembros del Instituto Psicología-sexología Mallorca, es importante conocer los gustos de la pareja y ponerlos en práctica; sin embargo, el deleite depende de cada uno y no de lo que se haga o deje de hacer. Las sexólogas también consideran desaciertos creer que tener sexo es solo el coito. La experiencia sexual conlleva mucho más que ello, es una mezcla de caricias, besos, abrazos y actos diversos y divertidos para ambos. Enfocarse únicamente en el coito limita el momento, al igual que dar mayor importancia de la que tiene al orgasmo o a la duración de la relación sexual. “El objetivo principal de las relaciones sexuales es disfrutarlo, pasarla bien y satisfacernos sexualmente. Si tu pareja dura mil años o tres minutos no es importante si realmente la estás pasando bien”, indican las especialistas.
En la vida sexual, la calidad y no la cantidad también es importante, aunque hay estudios que afirman que entre más veces mejor, por los beneficios a la salud.
Para las sexólogas del Instituto Psicología-sexología Mallorca lo más relevante es que los encuentros sean satisfactorios, lo cual no tiene que ir ligado al número de orgasmos. “No es conveniente considerar que hay que hacer el amor 'porque toca' o 'porque hace mucho que no lo hacemos'; por tanto, si tenemos en cuenta la calidad de nuestras relaciones sexuales y nos centramos en darnos placer, eso aumentará la probabilidad de que se desee repetir en el futuro”, aseguran.
La psicóloga de pareja Linda Chavarría R. aúna a los desaciertos antes mencionados la falta de iniciativa y la ausencia de higiene, tanto de las partes genitales como de la boca y del cuerpo en general. “En ocasiones por el grado de confianza se descuida esta área tan básica e importante”, advierte.
El que la mujer no inicie y aporte nuevas ideas durante el encuentro amoroso “es señalado por los hombres como un error o desacierto”. “En las consultas regularmente los hombres se quejan de esto. Esa falta de iniciativa puede ser traducida por ellos como ausencia de deseo, lo cual no es positivo para la pareja”, apunta la psicóloga.
Y es que el acto sexual es uno de los medios con el que las parejas se conectan emocionalmente; sin embargo, tal como lo señalan los especialistas, diversas acciones en lugar de contribuir a este fin, podrían hacer todo lo contrario.
En este sentido, Chavarría expone algunos de los actos realizados por los hombres que deberían ser mejorados. A las mujeres les agrada sentirse atractivas, disfrutan ser apreciadas, por lo que “irse directamente al coito sin ese coqueteo, sin apreciar el cuerpo de ella no es lo mejor”, como tampoco lo es dejar de lado los besos, abrazos y caricias antes y después del acto.
La psicóloga insta a las mujeres a no tomar el sexo como premio o castigo y a no negarse a probar cosas nuevas “siempre y cuando ella se sienta cómoda”.
“La comunicación es muy importante si ella no desea algo debe explicar el por qué”, dice Chavarría, quien agrega que fingir un orgasmo es una mala práctica de las mujeres que se debe evitar, “aunque sea para no hacer sentir mal a su pareja”. Según un estudio de la Universidad de Kansas, alrededor del 67% de las mujeres han fingido un orgasmo. “Creo que el tema se debe abordar y no fingir o mentir”.
La terapeuta sexual y escritora alemana Ruth Westheimer detalla en uno de sus escritos que “las mujeres deben sentirse tan libres como los hombres de tener una actitud sexualmente activa y de expresar sus deseos; así, tu hombre sabrá que lo deseas y eso tendrá un impacto positivo en tu relación”.
La satisfacción sexual en pareja es trabajo de dos y lo más importante es disfrutar el momento, platicar de lo que se puede mejorar y estar dispuesto a mejorarlos. Los desaciertos siempre llegarán, pero la buena comunicación es el mejor arma para combatirlos y no perjudicar la relación.
Helen Elizabeth Fisher, antropóloga y bióloga estadounidense, investigadora del comportamiento humano en la Universidad Rutgers, es autora de Por qué amamos. En la obra, Fisher, quien ha estudiado el amor romántico desde un punto de vista científico durante aproximadamente 30 años, ofrece una nueva visión de este fenómeno universal basada en un estudio científico. A través de su investigación demostró que cuando uno se enamora, se “encienden” unas zonas concretas del cerebro por un aumento del flujo sanguíneo. Llegó a la conclusión de que la pasión romántica está, en realidad, estrechamente ligada al cerebro. No es una emoción. Fisher revela exactamente cómo el amor romántico afecta biológicamente al impulso sexual y a los sentimientos de atracción por el otro. También expone las diferencias entre el cerebro femenino y el masculino, y lo que esto implica para nuestra forma de amar.
En su libro Fisher reseña: el amor romántico es, en mi opinión, una de las tres redes cerebrales primigenias que evolucionaron para dirigir el apareamiento y la reproducción. El deseo, el ansia de satisfacción sexual, nació para motivar a nuestros antepasados a encontrar la unión sexual con casi cualquier pareja. El amor romántico, la euforia y la obsesión de 'estar enamorado' les permitía concentrar sus esfuerzos en el cortejo de un solo individuo cada vez, ahorrando así un tiempo y una energía de inestimable valor para el apareamiento. El cariño, el sentimiento de calma, paz y seguridad que sentimos a menudo hacia una pare-ja duradera, evolucionó para motivar a nuestros antepasados a amar a su pareja el tiempo suficiente para criar juntos a sus hijos. En resumen, el amor romántico está profundamente enraizado en la arquitectura y la química del cerebro. humano.