Estudio multidisciplinario en el golfo de Montijo

Actualizado
  • 03/12/2021 00:00
Creado
  • 03/12/2021 00:00
Los resultados evidencian una afectación de la calidad ambiental del ecosistema del humedal por cadmio, principalmente, y el piretroide tipo I (bifentrina) en áreas donde hay cambios fisicoquímicos importantes en las concentraciones de oxígeno disuelto.
Humedal golfo de Montijo.

La Playa de Mermejo es una comunidad ubicada en el corregimiento de Guarumal, al sur de Soná, en la provincia de Veraguas. Fue fundada hace un siglo y en la década de 1970 se convirtió en un asentamiento campesino. Actualmente es una de las 36 comunidades pesqueras del golfo de Montijo, en el  Pacífico de Panamá.

El golfo de Montijo es un humedal de importancia internacional, eslabón del Corredor Marino del Pacífico Este Tropical y sitio Ramsar. Su costa abarca  ciénagas, manglares, ríos, esteros, bancos y bajos de arena.

Más del 40% de los pobladores de La Playa de Mermejo se dedican diariamente a la pesca artesanal. La extracción  de  concha  negra es otra actividad importante, especialmente para las mujeres.

“A los pescadores les preocupa que, en los últimos cinco años, han visto un cambio en la forma de pescar y en los resultados de la pesca. Las causas pueden ser el aumento de botes en la comunidad, la incursión de pescadores de otros lugares y el uso de agroquímicos, fertilizantes y fumigaciones aéreas en la zona”, expresa la Lic. Eridenia Martínez, miembro de la asociación civil sin fines de lucro, Trenza (Tecnología, Red, Educación, Naturaleza y Ambiente).

La georreferenciación de las estaciones y la medición de parámetros físicos son parte del trabajo de campo.

Por otro lado, las mujeres manifestaron que les preocupaba la cantidad excesiva de cirrípedos en los troncos y las raíces de los árboles de mangle rojo, y que algunos árboles colapsaban. Los cirrípedos son crustáceos de vida sésil que viven, no solo en raíces, también en rocas y otros tipos de sustrato. El género más común es balanus.

A raíz de estas inquietudes, la Lic. Martínez presentó a la Senacyt un proyecto de investigación multidisciplinario titulado “Caracterización de las interacciones: manglar, actividades productivas y recursos naturales en la comunidad La Playa”.

Uno de los componentes del proyecto consiste en caracterizar la situación socio-productiva de la comunidad.

“Se  pudo  constatar  que  la  economía  de  la  comunidad es  dependiente  de  la  actividad  pesquera  y  de  la extracción  de  concha  negra. La recolecta de concha negra es una actividad colectiva y se da todo el año, especialmente en la estación seca. Los concheros indican que pueden capturar entre 15 y 40 docenas por día. Ellos no están organizados, ni cuentan con registros de las capturas, aunque dicen que respetan la talla mínima de captura”.

Los pobladores explotan la concha negra de los manglares.

Para el segundo componente se establecieron cuatro puntos estratégicos: Saíno, Río Guabo, Palmas Bellas y Río Cañazas para evaluar el manglar a través de su epifauna y determinar la productividad del manglar y el carbono azul almacenado.

En estos lugares se encontró un buen nivel de carbono almacenado, pero el mangle rojo que es el predominante, está afectado por los cirrípedos y por un gusano que perfora las raíces y por eso colapsan.

En tres de estas áreas se encontró un enemigo natural de los cirrípedos. En Palmas Bellas abundaban más los cirrípedos y no se encontró mucho este depredador. Es un elemento importante para tratar de entender qué pasa con los cirrípedos.

El tercer componente de la investigación consistía en analizar la variabilidad vertical y espacial de parámetros físicoquímicos del agua del golfo de Montijo, en la parte oeste, y hacer análisis de calidad de los sedimentos. En esta parte del estudio participaron la Ing. Diana Araúz, oceanóloga, y la Mgtr. Ana Luisa García, química y docente de la Facultad de Biociencias y Salud Pública de la Universidad de las Américas (Udelas).

Se establecieron 16 estaciones de monitoreo a lo largo de la costa y en cada una se hicieron las mediciones físicoquímicas, desde la superficie hasta el fondo. En algunas estaciones se midieron concentraciones de oxígeno disuelto muy bajas que denota un aumento en los tensores ambientales

Durante la estación lluviosa del año 2020, los investigadores realizaron una campaña de muestreo. En el estudio del agua se utilizó una sonda YSI556 y se analizó la variabilidad vertical y espacial de parámetros como temperatura, salinidad, oxígeno disuelto, pH y conductividad, así como sus interrelaciones.

Adicionalmente, usando una draga Dietz Land Fond, colectaron muestras de sedimentos marinos no expuestos para evaluar las concentraciones de metales pesados y plaguicidas.

La Mgtr. García, química y docente de la Facultad de Biociencias y Salud Pública de la Udelas que trabajó en esta parte del proyecto, explica que analizaron las concentraciones de cadmio (Cd), plomo (Pb), cromo (Cr) y cobre (Cu) en las cuatro estaciones del sector oeste del golfo.

“Escogimos estos porque pueden tener un efecto adverso sobre la vida acuática, en este caso, incluso, porque se bioacumulan en el tejido graso de los organismos, y se biomagnifican a medida que un organismo es consumido por otro animal más grande en la cadena trófica”.

Los resultados mostraron altas concentraciones de cadmio a lo largo de la costa oeste, que exceden siete veces los valores de las guías canadienses de calidad de sedimentos marinos. El Índice de Geoacumulación de Müller, que indica si la concentración del metal es natural o litogénico, o si es un sedimento enriquecido por otras fuentes, por actividades humanas, también mostró que los sedimentos están muy contaminados por este metal pesado, que es tóxico para la vida marina y la humana.

Adicionalmente, se analizaron 40 plaguicidas de diferentes familias: organoclorados, organofosforados, piretroides, carbamatos, y se pudo cuantificar un plaguicida piretreoide tipo 1 (bifentrina) en las cuatro estaciones monitoreadas a lo largo del golfo en concentraciones que variaron entre 0,35 ppm y 1,48  ppm millón. Es decir, hay presencia de este plaguicida en el sedimento.

¿Cuáles pueden ser las fuentes potenciales de estos contaminantes? “Es muy difícil establecer las fuentes, pero, por estudios que se han hecho en diferentes lugares y la literatura revisada, son fuentes potenciales los vertederos no controlados donde llega todo tipo de basura, incluyendo materiales electrónicos, baterías, etc., algunos productos químicos usados en la agricultura y actividades industriales”, menciona la investigadora García.

“Los sedimentos marinos tienen su origen en el suelo y rocas que son transportados de la tierra al mar, principalmente por los ríos. Dependiendo de su composición: porcentaje de arena, de materia orgánica, arcilla o limo, pueden quedar atrapados y permanecen mucho tiempo, hasta cientos de años. Por eso, para conocer la historia ambiental  de un lugar, se hacen estudios de los sedimentos marinos”, añade la investigadora.

Considerando estos resultados, después de una reunión en la Senacyt donde participó un representante de MiAmbiente, se acordó seguir haciendo el monitoreo en el área para ver cómo fluctúa este comportamiento en la estación seca del año 2022.

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