'Los dos Papas', del pensamiento tradicional a la visión moderna

Actualizado
  • 09/01/2020 00:00
Creado
  • 09/01/2020 00:00
La nueva cinta de Netflix, protagonizada por Anthony Hopkins y Jonathan Pryce, presenta una historia vigente empapada de suspenso y realidad

La nueva cinta de Netflix, 'Los Dos Papas', protagonizada por Anthony Hopkins como el pasado Papa Benedicto XVI (en la realidad, Joseph Ratzinger) y a Jonathan Pryce como su sucesor, el actual Papa Francisco (en la realidad, Jorge Bergoglio), quien se une a Hopkins en un relato que abarca tanto política, amistad, rivalidad y un vistazo biográfico a la máxima autoridad de la Iglesia Católica a nivel mundial.

Bajo la dirección de Fernando Meirelles (Brasil, 1955), el filme se desarrolla en 2005, tras el fallecimiento del Papa Juan Pablo II, cuando Ratzinger es escogido por los cardenales de la Iglesia Católica Romana en San Pedro, para ser el sucesor y llevar en sus hombros la responsabilidad de regir como Papa. Ocho años después se alzaría al argentino Bergoglio (Pryce) como el sumo sacerdote en una ceremonia eclesiástica inusual, llevándolo a ser uno de los momentos más históricos en la comunidad católica mundial.

La atención al detalle presentado en la cinta va de la mano con el estilo enfático y de suspenso que caracteriza al guionista Anthony McCarten (Nueva Zelanda, 1961) desde películas como 'La Hora Más Oscura', 'La Teoría del Todo' y 'Bohemian Rhapsody'; por lo que, en 'Los Dos Papas', demuestra -una vez más- la riqueza de una historia oculta que sale a la luz en perfecto technicolor y en una de las plataformas de streaming más descargadas del mundo, en vez de una sola pantalla grande por unas cuantas semanas.

El relato destaca la anomalía que resultó ser tener dos Papas en vida al mismo tiempo, lo cual no había sucedido en el Vaticano desde 1415, según datos oficiales. En febrero de 2013, el Papa Benedicto XVI leía su carta de renuncia en latín frente a un conglomerado de cardenales en Roma, una acción extraña ya que la mayoría de los papas modernos "han sentido que la renuncia es inaceptable, excepto en casos de una enfermedad incurable o debilitante: que la paternidad, en palabras de Pablo IV, no puede renunciar", según una publicación del diario Washington Post acerca de la escandalosa salida de Benedicto de la oficina papal, que irrumpió 600 años de tradición católica.

En la trama del filme se toca este punto como una arista biográfica, sin embargo, rellena con buen diálogo y explicaciones en las áreas en blanco entre acontecimiento y acontecimiento en la vida papal. Una de las mayores preguntas que se puede ver retratada en la película es de ¿cómo un Papa conservador y guardián de la fe de la manera más tradicionalista como Benedicto, pudo sostener una relación tan interesante como contradictoria, con un cardenal moderno y lleno de ideas no tradicionalistas como Francisco? McCarten responde en una publicación de The Guardian, que "las tensiones dramáticas clave exploradas en la cinta son las de un Vaticano en crisis, inundado por escándalos pero negado a remedios simples, consciente de la necesidad de cambiar pero temeroso de las pérdidas que traerá el cambio".

Se presenta un Papa (Benedicto) consciente de su pasado, el cual le hizo sentir que no poseía la autoridad moral para enseñar, carecía de habilidades y fuerza a su edad para enfrentar la crisis en aumento que se avecinaba y al mismo tiempo, se revela a un Papa distinto, que es capaz y eficiente, pero que se sume en su propio espejo y se ve demasiado pecador como para ser el líder espiritual de millones de fieles.

Un vistazo introspectivo, de alta relevancia para los tiempos que atraviesa el mundo actual, que permea en las mentes de hasta el menos curioso o religioso, por la diversidad de factores clave que apoyan a la intriga de las personalidades e historias de fondo tras dos de los hombres más poderosos del globo. La dicotomía a la que se enfrentan es palpable y destaca algunas de las acusaciones más recurrentes a la Iglesia Católica como casos de pedofilia, abuso sexual a menores, lavado de dinero, entre otras; de las cuales ambos Papas tienen opiniones contrarias, pues lo que uno ve como necesidad de reparar y actuar con inmediatez, el otro parece sumirse en la vía de la razón y los procedimientos protocolares antes que dictar una orden rápida, por lo que los personajes se envuelven en un ritmo lento y poco colaborativo entre ellos.

Lo que la cinta muestra como el 'presente'de la Iglesia Católica, es realmente un llamado de atención para el público y una petición de crítica con criterio propio frente a las actuaciones de ambos clérigos, sin juicios, pero con una firmeza que descubra los misterios insertados entre parpadeos en los 125 minutos que retiene la atención del espectador. Una experiencia detallista sin reparo en talento, que exhibe una verdad muchas veces se olvida: hay un hombre, con luchas que enfrentar, bajo las túnicas. 

Papa Benedicto XVI junto a Papa Francisco en Roma.
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