6 de enero, día de reyes

Actualizado
  • 02/01/2009 01:00
Creado
  • 02/01/2009 01:00
Ya se ha terminado, ya pasó la Nochebuena y la nochevieja, ¡no! Pero todavía falta la fiesta más importante del año, al menos para mí: l...

Ya se ha terminado, ya pasó la Nochebuena y la nochevieja, ¡no! Pero todavía falta la fiesta más importante del año, al menos para mí: la noche de Reyes. De donde yo soy esa era la noche más anhelada, hasta de viejo, es una noche de ilusión y de sorpresas, una noche mágica y misteriosa. Según la tradición unos hombres del lejano oriente traían los deseos y anhelos en sus zurrones, montados en sus camellos nos iban a traer lo que habíamos pedido por rigurosa epístola entregada a sus pajes. Sí, esa noche era la más esperada del año puesto que uno había depositado en esos reyes magos todas sus ilusiones de juguetes, relojes, ropa y sobre todo los caramelos típicos de la fecha, pero si te habías portado mal, te llegaba sólo carbón.

Recuerdo cómo le preparábamos la comida a los Reyes para que disfrutaran de una buen ágape mientras descargaban los zurrones, además poníamos arroz para los camellos para que continuaran con fuerza el reparto por todo el mundo. Cuando moría la noche y llegaba el amanecer abríamos la puerta todos juntos para ver lo que a cada calcetín le habían dejado los Reyes. Y empezaba el día más mágico de todos los que tenía el año. Pasábamos de casa a casa, íbamos a la d el abuelo paterno donde llegaban todos los tíos con los regalos que habían dejado en sus casas para nosotros y de ahí a casa el otro abuelo donde llegaban los otros tíos con la misma mercancía más la del abuelo. En cada casa había un delicioso aperitivo que de mayor se convirtió en vermut para la casa de mi abuelo materno, en donde nos deleitábamos con los deliciosos canelones navideños trufados además de la pintada asada al estilo de Maruja (la esposa de mi abuelo) y de postre el tortel de reyes, que relleno de mazapán y frutas caramelizadas hacía de postre, sin embargo, esto era peligroso porque si te salía el hada pagabas el tortel, pero si te salía la figurita de porcelana cobrabas extra premio que el abuelo entregaba. Posteriormente llegaban los cafés y ya de mayor adquirí el derecho a copas que se prolongaban hasta bien entrada la tarde, momento en que todos teníamos que recoger para continuar el periplo a casa del maestro Artigau, en donde recogíamos los últimos presentes y siempre nos deleitaban con un fino ágape a base de fiambres y ahumados de primera categoría. A eso de las doce iba hacia la casa después de haber comido y bebido de todo, pero con el corazón contento y en la mayoría de los casos con los sueños y anhelos cumplidos y sino, a esperar al próximo año.

Para no perder la costumbre este año como el pasado en el restaurante tendremos un menú especial de reyes acompañado con cava catalán y vinos. Además serviremos el tradicional roscón o tortel de reyes para que lo único que nos falte sean los sueños por cumplir.

Francamente haciendo resumen de las fiestas navideñas todo gira alrededor de la buena mesa y la buena bebida, tradiciones que no se pierden a pesar del exceso de consumismo que envuelve estas fechas, suerte tenemos en este país que el consumo se reduce hasta nada más el día primero de año, mientras que en mi país de origen se alarga hasta el día de reyes haciendo más difícil llegar al final.

Gastronómicamente hablando es la mejor época del año para los católicos porque regresamos a las tradiciones automáticamente sin discusiones o dilemas simplemente es lo que es porque es lo que hay y ha habido siempre por los siglos de los siglos..

¡Buen provecho!

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