Panamá fue metalizado

Actualizado
  • 10/03/2010 01:00
Creado
  • 10/03/2010 01:00
PANAMÁ. Tras 29 años de espera, los seguidores panameños de la banda Metallica pudieron ver finalmente cumplido su sueño de presenciar e...

PANAMÁ. Tras 29 años de espera, los seguidores panameños de la banda Metallica pudieron ver finalmente cumplido su sueño de presenciar esta agrupación, fundada en 1981 en la ciudad de Los Angeles, en vivo. Por espacio de aproximadamente dos horas, el colectivo, integrado por Lars Ülrich en la batería, James Hetfield en la voz y la guitarra rítmica, Kirk Hammett en la guitarra líder y Robert Trujillo en el bajo, estremeció el Centro de Convenciones Figali.

Los fanáticos empezaron a arribar a la Calzada de Amador desde temprano en la tarde. A las 5:30 p.m. la fila se extendía desde la entrada del Centro de Convenciones Figali al área de estacionamientos. Un par de periodistas locales no ocultaban su nerviosismo al tratar de conseguir a última hora su acreditación para cubrir el concierto. Uno de los encargados de la seguridad fue informado a través de su walkie talkie que alguien sufría un ataque de epilepsia en la entrada. La ambulancia fue despachada sin demoras.

Las puertas del recinto se abrieron después de las 6:00 p.m. Una muchedumbre de fanáticos vestidos con botas negras, pantalones cargo o de camuflaje, suéters negros de Metallica o alguna otra agrupación “metalera”, ingresaron a la sala.

En un escenario flanqueado por dos gigantescas pantallas de televisión, el grupo norteamericana Mastodon dio inicio el recital a las 7:45 p.m. El colectivo impresionó al público con su fusión de varios estilos derivados del heavy metal , que pudo ser apreciada en las cerca de ocho canciones que fueron interpretadas.

Una fanático esperaba el arribo de Metallica al escenario mientras se paseaba cargando una guitarra eléctrica. Otro, en silla de ruedas, se ubicaba estratégicamente frente al escenario. Finalmente, después de las 9:00 p.m., el inconfundible rostro de Clint Eastwood apareció en uno de los monitores en un extracto de la película The good, the bad and the ugly. “Panama City, Metallica está con ustedes”, exclamó Hetfield después de comenzar el concierto con “Creeping Death” de Ride The Lightning (1990).

Acto seguido, el conjunto interpretó los acordes de la conocida canción “From Whom The Bells Toll”, del mismo álbum. “Panamá, ¿ustedes sienten lo mismo que yo?”, inquirió el vocalista después de la interpretación del tema “Fade To Black”.

El espectáculo, que contó con un variado juego de luces, continúo su marcha con un par de canciones extraídas del disco Death Magnetic , el más reciente de la banda. Los dedos del bajista, Roberto Trujillo se movían con fluidez manteniendo el ritmo bestial de las melodías.

“La siguiente canción es muy pesada para ustedes, no podrán con ella”, advirtió un siempre jovial Hetfield antes de tocar el éxito “Sad but true”, del llamado álbum negro, el más lucrativo de la agrupación. La canción fue la chispa esperada que desencadenó el mosh.

A eso de las 10:29 una serie de llamaradas y sonidos de ametralladoras disparando anunciaron la interpretación del conocido tema “One”, que marcó el comienzo de una seguidilla de éxitos como “Master Of Puppets” (Kirk Hammett hizo de las suyas en el solo, en una guitarra adornada con calaveras), “Blackened”, “Nothing Else Matters” y “Enter Sandman”, que desató la euforia de la audiencia.

Cuando el reloj marcó las once de la noche, Metallica se despidió de sus miles de seguidores en el Figali tan sólo para regresar unos segundos después e interpretar un par de covers.

“Nos hemos sentido muy bienvenidos y esperamos regresar si ustedes quieren.. Hicimos historia, con el concierto más ruidoso registrado en Panamá”, subrayó el cantante antes de cerrar el concierto con “Seek and destroy” del Kill “Em All (1983).

“Pura vida, Panamá”, se despidió un fatigado Hetefield, pensando, tal vez, que todavía se hallaba en Costa Rica, donde había tocado la noche anterior. “Xopa, Panamá”, gritó Trujillo, esforzándose por corregir el desacierto de su compañero.

Una vez que Metallica se retiró del escenario, a eso de las 11:30 p.m., el piso del Centro de Convenciones Figali parecía un campo de batalla, cubierto con decenas de envases y botellas de plásticos. Afuera, a los asistentes, cubiertos de sudor pero satisfechos, les esperaba un tranque descomunal.

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