Moderno y romántico

Actualizado
  • 30/04/2011 02:00
Creado
  • 30/04/2011 02:00
¡Sencillamente hermoso!, como en la historia de la Cenicienta de Disney, la hada madrina (Sarah Burton), convirtió a Cenicienta (Kate Mi...

¡Sencillamente hermoso!, como en la historia de la Cenicienta de Disney, la hada madrina (Sarah Burton), convirtió a Cenicienta (Kate Middleton), en una hermosa princesa, cautivando así al mundo entero con su diseño. Así es, como ya se venía especulando desde hace ya más de 3 meses, y aunque ambas partes lo negaron, la casa Alexander McQueen fue la que se encargó de diseñar el vestido de la ahora duquesa de Cambridge. Sarah Burton, creó un vestido sencillo y elegante de color marfil y blanco satinado, de manga larga de encaje, escote corazón y una cola de casi tres metros.

DETALLE A DETALLE

El vestido está compuesto por un corpiño de gazar satinado de color marfil inspirado en la tradición de la corsetería victoriana, ajustado en la cintura y que se abre un poco a la altura de la cadera, recubierto por encaje Chantilly, que forma el escote corazón y las mangas largas de la delicada prenda. Detrás lleva 58 botones recubiertos de la misma tela. La falda abultada recuerda a una flor que se abre, con arcos y pliegues de color blanco con aplicaciones de encaje y se alarga con una cola de 2,7 metros de largo, cinco metros más corta que la que lució la que hubiera sido su suegra, la difunta princesa Diana, en su boda con el príncipe Carlos en 1981. El velo estaba hecho con capas de suave tul de seda con un ribete de flores bordadas a mano, e iba sujeto por una tiara de la joyería Cartier que la actual soberana heredó de su madre, la entrañable ‘Queen Mom’. Los pendientes de diamantes hacían juego con la tiara.

EXPERTOS OPINAN

Las primeras reacciones fueron todas positivas, incluso la de las casas de moda rivales. ‘¡Es todo elegancia y chic: no hace falta nacer princesa real para ser así!’, afirmó en París el diseñador de Chanel, Karl Lagerfeld. Los expertos coincidían en que su presentación al mundo como princesa, la ahora Catalina debía optar por un modelo acorde con la época y con su estilo, elegante y clásico, y por tanto totalmente diferente del voluminoso traje merengue de cuento de hadas que lució Diana.

Por eso, el mundo de la moda británico, que sueña con convertir a la posible futura reina de Inglaterra en su principal embajadora, se mostró entusiasmado con la elección de la sucesora de McQueen, y con el resultado. ‘El conjunto es muy sencillo, es sobrio y modesto, así como muy bonito y romántico. Creo que es la imagen de la belleza’, dijo Harriet Quick, responsable de la sección de moda de la edición británica de Vogue, quien afirmó que el vestido recordaba un poco evocaba un poco a los modelos que llevaba la princesa Gracia de Mónaco, uno de los íconos de la moda.

Kate ‘quería que su vestido combinara tradición y modernidad con la visión artística que caracteriza el trabajo de Alexander McQueen’, explicó el palacio, quienes mantuvieron el misterio del vestido hasta el último momento.

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