Mozo, cámbieme la copa rota

Actualizado
  • 01/01/2011 01:00
Creado
  • 01/01/2011 01:00
Sabes que has llegado a un punto álgido en tu separación cuando, en medio de un sueño que no era húmedo (aún) pero sí bien calentón (es...

Sabes que has llegado a un punto álgido en tu separación cuando, en medio de un sueño que no era húmedo (aún) pero sí bien calentón (estaba en una fiesta en la playa al atardecer, rodeado de cuerpos ardientes que rogaban por un mordisco), aparece tu jefa “out of the blue”, -y sospecho que también sin invitación, al juzgar por su cara de “¿cómo llegué aquí?”-, para decirte que acaba de ver a tu ex “revolcándose con un culito”. Despiertas en el acto (¡qué remedio!) y cagadísimo del susto, para no recuperar el sueño nunca más. Y mientras los grillos cantan sin cesar, vaya uno a saber qué diablos (llegué a pensar que algo de Justin Bieber, lo sé es un delirio), llegas a la infame certeza de que no habrá psicoanálisis que pueda curarte del espanto. Freud, please, no insistas.

Ante la contundencia de este extravagante destello de lucidez, no queda más remedio que intentar conquistar los universos que se esconden más allá del propio ombligo. Sino es por la sana paz, al menos que sea por el decoro y el amor al prójimo que le toca aguantarse las llantarrias. Llega un punto en que tanta voluptuosidad en el dolor se convierte en un montaje obsceno y egoísta, sin querer queriendo. No se puede escuchar En la cárcel de tu piel eternamente. Sí, la de Braulio. O No hay nada más difícil que vivir sin ti, de Marco Antonio Solís. ¿Eh? Bueno, bueno, que cada quién se deprime como puede, puristas intolerantes. Al menos soy tan decadente como honesto. Mejor ni les cuento de lo que sucede entre Amanda Miguel y yo, cuando nadie nos ve.

Después de todo, debe haber cosas peores que perder a la persona amada. Y las hay. Hago la prueba y pienso: Claro, hombre, que Guillermo Ferrufino llegue a ser presidente de este país. Película de terror con secuela asegurada. Lo que es mucho peor es que la oposición no tiene candidatos que uno diga “coño, qué maravilla”. Ni hablar de la extraña fuerza paramilitar en la que ha devenido el Panameñismo, que ni son gobierno ni son oposición. Ya sé, son el misterio político más grande que haya existido. Después del Fufo, por supuesto. ¿Cómo si no se explica que Juan Carlos Varela vaya arriba en las encuestas? Mirando el lado positivo de las cosas, como sugieren los aburridos, es que si el Ministro Tira Besito llega al Palacio de las Garzas, quedará demostrado que cualquiera en este país puede ser presiente. Ah no, eso ya lo demostró Martinelli, cierto. Y Mireya… Y Martín… Bueno, sorry… No soy de esos que puede ver el vaso medio lleno. Más si es de whisky. La verdad es que tampoco le creo ni media a esa gente que todo el tiempo está bien y todo lo ve bien, con el librito de Coelho bajo el brazo y esa pose de Pepe Grillo inmamable. Los adoradores de Osho también me perturban. Por eso soy periodista, ¿no? Jaja… Había que sacarle rédito a la amargura. No es arrogancia, es simplemente que tengo otra pose: la del chico malo que no puede resistirse al llamado de la noche. Pero que en el fondo, ahí donde pocos se atreven a husmear, tan solo soy un miedoso llorón que espera, al pie de la ventana, a que llegue quien ame también lo peor de mí.

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