Uruguay evoca cultura africana al son de los tambores en las "Llamadas"

Actualizado
  • 10/02/2012 13:08
Creado
  • 10/02/2012 13:08
El ritmo frenético de los tambores seduce a miles de espectadores que observan pasar a músicos y bailarinas, en la primera jornada del d...

El ritmo frenético de los tambores seduce a miles de espectadores que observan pasar a músicos y bailarinas, en la primera jornada del desfile de "Llamadas", expresión suprema de la música candombe y la cultura afro en Uruguay.

El evento tiene sus raíces en el siglo XIX en la capital uruguaya, cuando se le permitió a los esclavos negros juntarse para ensayar sus bailes al son de los tambores. Se les dice "llamadas" porque convocaban al encuentro de las comparsas para tocar su música.

El orgullo del origen africano traspasa las barreras de la cultura y la raza para transformarse en fiesta popular por dos jornadas en las que el son del tamboril manda en la calle Isla de Flores, a pocas cuadras del centro montevideano.

"Hoy acá siento que todos somos negros, este ritmo conquista los corazones. La fuerza con la que tocan el tamboril es impresionante, es lo mejor de Uruguay", dijo a la AFP Claudia Rodriguez, una joven de 26 años que bailando en la vereda, observaba el desfile.

Carros adornados que transportaban a las reinas del carnaval dieron paso a "Las panteras de Benguela", la primera de las 44 comparsas que desfilarán el jueves y viernes, en dos jornadas que se estima tendrán unos 70.000 espectadores.

La variedad de colores de los diseños en los tamboriles se entremezclan con el brillo de los tajes de llamativas vedettes que desafían al equilibrio bailando sobre altísimos tacones que parecen hundirse en el pavimento.

"Acá venís a disfrutar y expresar lo que sentís", comentó con voz emocionada Efrain Silva, que participó en los últimos veinte años en las "Llamadas".Para el tamborilero, "con los años todo se hizo más profesional, tiene más lujo, se muestra para todo el mundo, por eso antes nos divertíamos más", matizó.

La visión de Silva es compartida por muchos veteranos del carnaval que han visto cómo en los últimos años, el evento se transformó en polo de atracción para turistas de varias partes del mundo, que son conquistados por el tronar de los tamboriles.

Para Leana Reinhard, una turista alemana que hace tres años hace coincidir las vacaciones para presenciar el espectáculo, "lo fascinante es el clima que tiene la fiesta, el sonido de los tambores es increíble, difícil de explicar con palabras".

La mayoría de los balcones que dan a la angosta calle están colmados de espectadores que prefieren pagar un precio más alto que el de los asientos para ver el desfile desde lo alto, haciendo que los dueños de las antiguas construcciones hagan un negocio excepcional.

Cada comparsa transita el recorrido, de más de diez cuadras, con la misma emoción desde el primero al último repique dejando atrás el cansancio y disfrutando de las demostraciones de aliento de la gente que entre gritos, aplausos y baile alientan a los protagonistas de la fiesta.

Pese al clima festivo, la fiesta se dio el lugar para que el colectivo Mujeres de Negro, que lucha contra la violencia doméstica, desfilara y diera su mensaje a los presentes.

Montevideo seguirá latiendo al son del tamboril el viernes cuando las comparsas más populares toquen en la misma calle que albergó a los primeros conventillos de los africanos llegados a Montevideo en el siglo XVIII y XIX.

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