El ‘show’ debe seguir

Actualizado
  • 08/07/2012 02:00
Creado
  • 08/07/2012 02:00
PANAMÁ. El funámbulo Nik Wallenda sabe que muchos lo tildan de loco por realizar hazañas que parecen imposibles para cualquier mortal. E...

PANAMÁ. El funámbulo Nik Wallenda sabe que muchos lo tildan de loco por realizar hazañas que parecen imposibles para cualquier mortal. El mes pasado, por ejemplo, cruzó las cataratas del Niágara caminando por un cable de acero de 550 metros en contra de todos los pronósticos: superó el viento de 90 kilómetros por hora, la espesa niebla, el agua salpicándole la cara y el ataque de los halcones que habitan la zona.

Nadie se había arriesgado a hacerlo en más de un siglo, pero Nik, que lleva la sed de adrenalina en los genes, lo logró en solo 25 minutos.

Después de todo, se venía preparando desde que tenía 6 años y sus papás lo llevaron por primera vez a la emblemática cascada que separa la frontera oriental de Estados Unidos y Canadá.

En ese entonces, se le metió en la cabeza la idea de atravesarla sobre una cuerda floja, algo que a simple vista parecía la fantasía tonta de un niño. Pero la verdad es que el pequeño tenía razones de sobra para imaginar semejante proeza, pues había crecido en una de las familias de circo más legendarias de la historia: ‘The Great Wallendas’.

GENES DE ACRÓBATA

Nik, al igual que sus papás, tíos, primos y abuelos, empezó su entrenamiento en las alturas cuando apenas estaba aprendiendo a caminar. Siempre tuvo claro que su profesión sería la de acróbata y, por eso, hoy a sus 33 años le sigue rindiendo honor a su apellido.

Si bien los Wallenda forjaron su carrera en Estados Unidos, en realidad nacieron en Europa a principios del siglo XIX. La dinastía comprende siete generaciones de malabaristas, payasos, trapecistas y domadores de animales, que adquirió fama mundial con Karl Wallenda, el bisabuelo de Nik.

Karl, de origen alemán, es célebre por ser el autor de la pirámide humana de cuatro integrantes: dos montados en una bicicleta sobre la cuerda floja mientras cargan a otro sentado en una silla, que a su vez sostiene a una mujer en hombros. Un acto sumamente peligroso que de inmediato atrajo la atención de la compañía norteamericana Ringling Brothers Circus. Tras largas negociaciones, en 1928 los Wallenda viajaron a Nueva York y se presentaron sin red de seguridad en pleno Madison Square Garden.

A medida que se agotaba la boletería y crecía su popularidad, Karl creaba nuevas y más arriesgadas figuras. Su siguiente apuesta fue aumentar el nivel de dificultad de su famosa pirámide humana al sumar otros tres equilibristas; es decir, ahora eran cuatro personas en la base, dos en la mitad y una en la punta. El espectáculo resultó un éxito e incluso, dice la leyenda, sobrevivió a un terremoto durante un tour por América del Sur.

Sin embargo, la buena racha terminó en 1962 cuando el hombre que iba adelante se resbaló y sin culpa mandó al piso al resto de sus compañeros durante una función en el coliseo State Fair de Detroit. Dos de ellos murieron y un hijo de Karl quedó parapléjico.

EL EJEMPLO DEL PATRIARCA

Pese a este trágico precedente, el patriarca decidió continuar con el show. ‘Mi vida es la cuerda floja. Prefiero lidiar con la pérdida de mis seres queridos desde arriba’, solía decirle a la prensa. Su edad nunca fue un impedimento para recorrer monumentos históricos, montañas y estadios como el John F. Kennedy de Filadelfia o el Astrodome de Houston. Después de pasar más de 70 años desafiando la muerte en el aire, su final llegó en 1978 cuando cayó al vacío mientras cruzaba de extremo a extremo dos hoteles en Puerto Rico.

Su familia cree que se trató de una falla técnica al momento de ajustar el cable entre los dos edificios. Pero el video que muestra la caída da la impresión de que el hombre sencillamente perdió el equilibrio por una fuerte ventisca. El episodio, en lugar de acabar con la dinastía, sirvió de inspiración para sus hijos, nietos y bisnietos. De hecho, hace un año Nik y su mamá viajaron hasta San Juan de Puerto Rico para completar la hazaña que Karl dejó inconclusa.

Hoy los Wallenda siguen de gira por Estados Unidos, Canadá y algunos países de Europa, Asia y América Latina. El amor por las artes circenses sigue intacto entre las nuevas generaciones. Prueba de ello es que Nik, que está casado con una funámbula y tiene tres hijos que también se quieren dedicar a copiar sus proezas, promete convertirse en la primera persona en atravesar el Gran Cañón del Colorado sobre una cuerda floja el próximo año.

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