Los desafíos del artesano panameño

Actualizado
  • 27/07/2014 02:00
Creado
  • 27/07/2014 02:00
Falta de apoyo a este sector, trabas en la Feria Nacional de Artesanías y una ley archivada. El oficio de los artistas populares en jaque

Arturo Rengifo (59) lleva más de dos décadas en el Mercado de Buhonerías y Artesanías 5 de mayo, y más de cuatro viviendo de la artesanía, trabajando sobre madera. ‘Más de 40 años respirando polvo. No sé si tengo un pulmón lleno y uno vacío, pero seguimos adelante porque todavía tenemos la energía’, dice.

Al igual que él, existen aproximadamente 200 mil personas dedicadas a la labor artesanal. No obstante, en la Dirección Nacional de Artesanías, órgano que responde al Ministerio de Comercio e Industrias (MICI), solamente hay nueve mil registrados. ¿Cuántos de ellos participan en la 37° Feria Nacional de Artesanías?

‘FIESTA’ DEL ARTE POPULAR NACIONAL

‘Yo no voy este año’, sostiene Rengifo. ‘No es porque no pude ir sino que no hice la gestión porque me molestó la forma en la que están dando los puestos para los artesanos’. Dicha forma consistió en una preselección por medio de catálogos y posteriormente una selección.

El maestro artesano denuncia que esta burocracia del MICI está privando al artesano nacional de participar en esta feria. ‘Eso le prepara el camino a los grandes comerciantes que compran y venden artesanías, ellos sí tienen catálogos y tienen toda la tecnología moderna; cosa que no tenemos nosotros los artesanos. Esa medida va a perjudicar sobre todo a la gente del campo, a las etnias, a los indígenas’.

El actual director encargado de la Dirección Nacional de Artesanías, Victor Manuel Pinillo, explicó que este año se hizo un cambio en la selección con el fin de estar a la altura de las ferias internacionales. ‘Todos los países iberoamericanos tienen un mismo patrón en cuanto a la selección. Tomamos en cuenta que nuestra feria tiene 37 años y se optó por llevar la artesanía panameña a ese nivel de comercialización, a nivel internacional’.

Y para esto, aseguró, es necesario seleccionar a los mejores dentro de cada rama artesanal. A su vez, afirmó que en los casos de artesanos que no cuentan con acceso a tecnologías, el ministerio se acercaría para documentar las creaciones. ‘Lo que queremos es que los artesanos vayan entrando en la tecnología porque a nivel internacional los artesanos comercializan sus productos por esta vía’.

EL FACTOR MONETARIO

Como resultado, en el evento más importante de este sector participarían 500 artesanos. Cada uno tuvo que pagar 60 dólares por un puesto en la feria que les incluye transporte y hospedaje. Los alimentos corren por cuenta propia.

‘El costo para los artesanos debe ser algo mínimo porque, imagínese, nosotros somos los protagonistas de esa feria’, argumenta Rengifo. ‘Cuando viene un artista de afuera de cualquier tipo de música le hacen una propaganda de dos, tres meses antes y a ellos les pagan cientos o miles de dólares, sin embargo a nosotros en esa feria ni un vaso de agua nos brindan’.

Pinillo, por su parte, objetó que el precio que se paga para tener un puesto en la feria es sencillamente simbólico. ‘Tampoco es justo que todo se le dé gratis a las personas. Porque lo que no nos cuesta lo hacemos fiesta

. Siempre nosotros tenemos que invertir, por eso le hemos tratado de inculcar a los artesanos de que la artesanía es su pequeño negocio, que necesita una inversión. Si tú se los das gratis simplemente lo van a ver como un regalo. Tratamos de ir rompiendo ese esquema del paternalismo’, sentenció.

El evento —que nació con el fin de ayudar a los artesanos de áreas de difícil acceso a comercializar sus productos— cuesta, según Pinillo, unos 211 mil dólares, de los cuales el gobierno asume únicamente un porcentaje, los otros se pagan con la venta de entradas, venta de patrocinios y la venta de puestos en la feria.

COMPETENCIA DESLEAL

Rengifo declaró además que en la feria mencionada anteriormente hay muchos productos que vienen de afuera y los hacen pasar como productos hechos en Panamá, ‘lesionando’ los intereses del artesano panameño y eludiendo cualquier tipo de sanción. ‘Hay compañeros que se prestan para eso pero la feria debe ser solamente, como se ha hecho tradicionalmente, para artesanos productores’

En las calles, la competencia es parecida. ‘La artesanía es una profesión digna, prueba de ello es la gran cantidad de extranjeros que venden artesanías acá. No estoy en contra de que ellos se ganen el pan dignamente, pero yo he ido a otros lugares y yo como panameño no puedo ir a Nicaragua o Costa Rica a poner una mesa y vender artesanías porque enseguida me cae la ley’.

FALTA DE DIÁLOGO

Lo que viene sucediendo con la Feria Nacional de Artesanías es un reflejo del trato entre la institución gubernamental y este sector.

De hecho, luego de una lucha de años —de la que el maestro artesano Rengifo admite haber formado parte—, el 26 de enero de 2011, se aprobó en tercer debate la Ley General de Artesanías. Se establecieron puntos como la creación de un carné que certifique a los auténticos artesanos, exoneración de impuestos para comprar materiales y participación en ferias.

La falta de consenso es lo que ha provocado que hoy en día la ley esté archivada. ‘Esa ley la engavetaron sin consulta de nosotros. Cuando debería ser lo contrario, se le debería de dar más cabida al artesano’, asevera Rengifo.

UN GREMIO DISPERSO

En Panamá hay una Asociación de Artesanos de Panamá, que tiene como encargada a Betty Martínez. Ulises Urrutia, quien ha sido dirigente por más de 12 años de este gremio, confiesa que están separados debido a que no han recibido ningún tipo de incentivo o respuesta por parte del gobierno. Este maestro artesano, que comercializa sus creaciones en el Mercado de Artesanías de Panamá Viejo —único de los mercados de la ciudad que es potestad del MICI— añade que cada comerciante paga 50 dólares mensuales por alquiler, pero que el ministerio no cumple del todo con sus obligaciones. ‘Solamente van a darle mantenimiento una vez al día. No tienen en cuenta la cantidad de turistas que van’.

‘Con la invasión que tenemos de productos de afuera, estamos casi desapareciendo’, comenta Rengifo, recalcando que una de las vías para hacerle frente a estos desafíos es volver a unir el gremio, aprovechando la entrada de un nuevo gobierno. ‘El Sr. Blandón nos recibió en la alcaldía y conversó con nosotros. Las puertas del municipio no se nos abrían desde el gobierno de Mayín Correa’. De hecho, en el gobierno anterior casi los desalojan a la fuerza y sin consultarles por un tema de remodelación y construcción subterránea en el Mercado de Buhonerías y Artesanías 5 de mayo.

El Instituto para la Formación Profesional y Capacitación para el Desarrollo Humano (INADEH), el Ministerio de Educación (MEDUCA), el Instituto Nacional de Cultura (INAC), la Autoridad Nacional de Turismo (ATP) y la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM), son algunas de las otras instituciones —además del MICI— que según la Ley Artesanal deben proteger los intereses de este sector muchas veces olvidado. Pero la normativa aún espera en la gaveta. ‘El pequeño productor siempre va a estar pobre. El que compra y monopoliza es el que está rico’, dice Rengifo, evidenciando la falta de protección al productor nacional de arte popular.

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