La conexión latina de un símbolo británico

Actualizado
  • 28/12/2014 01:00
Creado
  • 28/12/2014 01:00
Barrios volvería encontrase con Fonteyn en Inglaterra, donde estaba estudiando para algún día convertirse en profesora de ballet

‘A ella le encantaba estar en Panamá. Le gustaba mucho el clima y la sencillez de la gente. Acá podía ponerse un ‘sombrero pintao’ y caminar por el pueblo. Acá no era Margot Fonteyn, sino la esposa de ‘Tito’ Arias’, precisa Gloria Barrios, actual directora del Ballet Nacional de Panamá.

Años atrás, Barrios tuvo la oportunidad de danzar en el ballet ‘Las Sílfides’, cuando Fonteyn se presentó el Teatro Nacional. ‘Muchas de las cosas que se han logrado con el ballet en Panamá han sido porque Margot Fonteyn las comenzó’, afirma.

Barrios volvería encontrase con Fonteyn en Inglaterra, donde estaba estudiando para algún día convertirse en profesora de ballet. ‘La primera vez que arribó a la escuela, todas las niñas se pararon haciendo una reverencia. Era casi como si hubiera llegado la Reina Isabel... Para mis compañeras fue una sorpresa la familiaridad que mantenía conmigo’, indica.

A pesar de su fama, Barrios recuerda a Fonteyn como ‘una persona sencilla, de buen carácter y jocosa’.

Magnetismo genético

La relación de la famosa bailarina con el Istmo iba mucho más allá del ballet y de su matrimonio con Roberto ‘Tito’ Arias, político y miembro de una de las familias más destacadas de Panamá. ‘Sentía mucha curiosidad por la naturaleza panameña. Le encantaban los animales, la rutina en la casa de campo’, destaca Rosario Arias de Galindo, ex presidenta de la Editorial Epasa y hermana de ‘Tito’.

El matrimonio compró una finca en la comunidad de Los Higos, cerca de la playa de San Carlos. La bailarina pasaría gran parte de sus últimos años en una casa diseñada por ella misma, en un entorno que le recordaría al Brasil que conoció durante uno de sus múltiples viajes. ‘Este vaporoso y pequeño pueblo tropical, refrescado por una brisa marina, se asemeja tanto a lo que Panamá debió haber sido hace 50 años que comprendí mi afinidad con ‘Tito”. Después de todo, por dentro de las venas de este símbolo de la elegancia británica corría sangre latina: su madre, Hilda Hookham, era hija de un industrial brasileño. Una pincelada que contribuyó a conformar esa ‘aura especial’ a la que no pudo resistirse ninguna audiencia del planeta.

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