La génesis del problema

Actualizado
  • 03/04/2016 03:00
Creado
  • 03/04/2016 03:00
Nos creemos dueños de todo, el culmen de la creación, los elegidos de los dioses

Me dirán que soy muy cansina y que siempre estoy dándole vueltas a lo mismo, pero señores, si no han caído en cuenta de dónde está la génesis de muchos de los problemas a los que nos enfrentamos en esta enloquecida sociedad en la que estamos inmersos, ya va siendo hora de que abran los ojos y empiecen a madurar.

Leer la Biblia como una novela de aventuras está muy bien. El problema viene dado cuando empezamos a creer que eso lo escribió, (o se lo dictó a unos cuantos escribas, me da igual como lo quieran poner), un dios zarza.

En el momento en el que un montón de millones de personas en este mundo nos creemos la vaina de que eso es palabra de Dios, (te alabamos, Señor), se incrustan en nuestro cerebro unas cuantas ideas que es muy difícil luego sacar de allí. No estoy hablando de cosas como que está bien llevar a tu hijo desobediente a las puertas de la ciudad para lapidarlo (que lo pone la Biblia, así, textualmente), o lo de que las mujeres con la menstruación no puedan acercarse a determinada distancia de un hombre y mucho menos tocarlo. Eso tampoco. Hay cosas más sutiles. Que no parecen peligrosas, pero que se cuelan insidiosamente en nuestras mentes.

Lean, ‘Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así'. Génesis 1, 26-30. (Reina Valera 1960)

Nos creemos dueños de todo, el culmen de la creación, los elegidos de los dioses. Y no somos más que unas mierdecillas bípedas que piensan que el resto de seres que tienen la desgracia de rodearnos están puestos aquí para nuestro uso y disfrute.

Somos unas piltrafas que fingimos sentir compasión por unos refugiados porque se supone que no hacerlo es de ser malas personas, y porque están lejos. Pero despotricamos contra los extranjeros que vienen a tratar de mejorar su vida.

Hay seres humanos tan, pero tan miserables, hay homínidos tan despreciables que son capaces de dejar morir de sed y calor a un animal atado a pleno sol durante horas.

Y el resto de los seres humanos no les escupimos por la calle.

Podemos incendiar un potrero porque es nuestro, porque Dios así lo quiso, y las alimañas que allí viven y que mueren abrasadas no nos quitan un segundo de nuestro tiempo. No frenamos cuando un oso hormiguero está tratando de cruzar la calle porque nuestra vida es más valiosa que la suya. Porque somos hombres. Los elegidos de Dios.

Cada vez me da más asco el ser humano. Cada vez me avergüenzo más de nosotros.

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