‘Me interesa el heroísmo anónimo'

Actualizado
  • 26/08/2016 02:00
Creado
  • 26/08/2016 02:00
Alonso Cueto

Luego de vivir ocho años fuera de Perú, el escritor peruano Alonso Cueto llegó a Lima en 1984, en plena guerra de Sendero Luminoso.

Era una época convulsa, en la que el terrorismo sacudía la tierra inca. Había iniciado un conflicto armado interno.

‘Fue una experiencia terrorífica pero interesante', señala Cueto, recordando aquellos días en los que viajó a Ayacucho, epicentro de la contienda.

El escritor se había internado en la serranía peruana porque quería ver de cerca, con sus propios ojos, cómo era la situación.

‘Me interesa el heroísmo anónimo, la gente que en medio de un ambiente tan adverso es capaz de resistir anónimamente sin esperanzas de reconocimiento', aduce el novelista, homenajeado en 2010 durante la Feria Internacional del Libro (FIL) de Lima. ‘Me interesan por su entereza, por su dignidad personal'.

El autor recuerda un episodio siniestro del terrorismo en su país: Los senderistas solían entrar a las escuelas de los pueblos y obligaban a todos a cantar el himno del partido. Un día, un profesor se negó y lo asesinaron delante de los alumnos.

‘Ese fue un hecho real', se lamenta Cueto, ‘pero el nombre de esa persona no ha pasado a la historia'.

Esa resistencia, la reafirmación de uno mismo y sus principios, son rasgos vitales que el autor toma en consideración cuando crea los personajes en su obra.

Es el caso, por ejemplo, de La viajera del viento (Planeta, 2016), obra que presentó en la reciente FIL Panamá.

La historia sigue a un hombre desordenado, solitario, que trabaja en una tienda. Cuando se da cuenta que una cliente es la misma persona que él había matado años atrás, decide seguirla y empieza una relación con ella.

‘El pasado siempre se las arregla para volver a nuestras vidas', explica Cueto, ‘gran parte de la identidad de una persona viene de las relaciones que tiene con sus recuerdos'.

Bajo esta premisa, el escritor desarrolla a un protagonista que, por más de no pertenecer a una religión o grúpo, se mantiene fiel a sus convicciones. Cueto describe que se trata de una novela optimista, en la que a través de un recorrido por el pasado, los personajes se las arreglan para afirmar su presente y seguir adelante.

‘Me interesa mucho la novela policial, la novela negra, pero alguna vez he pensado que me interesa una novela policial donde el principal sospechoso es el pasado', añade.

Un elemento primordial para construir a los personajes —continúa el ganador en 2005 del Premio Herralde— es estar fascinado por los personajes.

Cita a la escritora irlandesa a Iris Murdock, quien tenía la idea de que el arte y la moral tienen algo en común y ese algo es el amor. Tanto el que hace arte como el que tiene una visión moral se interesan en la gente, puntualiza.

‘Se interesan en la vida, y eso es fundamental, interesarse en la gente, querer a los personajes, seguirlos, acompañarlos hasta que termine la novela', detalla. ‘Lo peor para un escritor es despedirse de sus personajes'.

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