Mi soledad y yo

Actualizado
  • 17/05/2019 02:00
Creado
  • 17/05/2019 02:00
Pregúntale a personas que han transitado por enfermedades, se han salvado de un cáncer o problemas de verse privados de su libertad

Así como dice el título de Alejandro Sanz, acepto que disfruto mis tiempos de soledad. Disfruto inmensamente cuando estoy sola para tener mi sesión de meditación u oración y, por supuesto, todos esos momentos, en los que me leo un libro o escribo algo; generalmente esto se da en la soledad.

Claro que hay de aquellos que defienden que se sienten totalmente felices en su soledad, ese otro tipo de soledad que siempre quiere llenar vacíos y excusas para evitar sentirse lastimado o vivir a plenitud. Recuerden que los seres humanos no somos islas y necesitamos relacionarnos con otras personas. En la vida tenemos libre albedrío; tarde o temprano, seremos los responsables de lo que nos queda pasando, las reacciones que causamos.

¿Cómo puedes esperar amor de las personas? Si no lo das quizás no te moleste ahora, pero te aseguro que como ser humano habrá momentos en tu vida en que te dolerá. Recuerda que si llegamos a ser ancianos nos volveremos vulnerables y necesitaremos de otras personas, así como cuando éramos bebés desprotegidos, y dependíamos del cuidado de nuestros padres.

Pregúntale a personas que han transitado por enfermedades, se han salvado de un cáncer o problemas de verse privados de su libertad. Seguramente no hubiesen podido soportar ese dolor sin no hubieran tenido al menos una persona a su lado, que le tendiera la mano, una palabra o un abrazo con amor.

Por más fuerte que seamos y que nos sobrepongamos al dolor, siempre es bueno recibir amor y darlo. Recuerdan la película de Tom Hanks, donde queda en una isla desierta y para sobrevivir creó un amigo imaginario en una pelota de voleibol. Solo las personas que tienen un desarrollo equiparable a los monjes del Tíbet, que están enclaustrados o poseen una percepción espiritual, pueden estar preparados para ello. La mayoría todavía no lo estamos. Por supuesto que hay personas que deciden vivir solas, pero que frecuentan a sus familiares y tienen buenos amigos.

El punto de la soledad es que es buena cuando se disfruta para el crecimiento de uno y se aprende a pasar tiempo con uno mismo de una forma saludable. Es necesario que aprendamos que para poder disfrutar de esa soledad debemos aprender a amarnos a nosotros primero. Porque las personas que puedan compartir su tiempo, amor y amistad contigo valorarán al máximo esos momentos. Tu soledad será tu mejor aliado para los resultados contundentes en tu vida. Hagamos un equilibro, ¡inténtalo!

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