Evita Perón, la autora de una corta pero tenaz y pujante lucha

Actualizado
  • 14/05/2020 00:00
Creado
  • 14/05/2020 00:00
Impulsó y consiguió la sanción de la ley de sufragio femenino. Dedicó sus esfuerzos a favor de causas sociales. Entre críticas y respeto, hoy es recordada como una mujer que no temió promover simbólicas reformas

Su incansable aunque corta lucha por los derechos sociales y laborales la blindaron como leyenda política y colectiva en el mundo.

Fue declarada “Jefa espiritual de la nación” (Argentina).

Amada y respetada como una líder, Eva Duarte de Perón, más conocida como Evita Perón, se sumergió en las reivindicaciones de su tierra natal, Argentina.

Contienda social que iniciaba, contienda que ganaba. Lastimosamente perdió la batalla contra un cáncer de cuello de útero con solo 33 años de edad; de haber triunfado también en este terreno, Evita hubiese celebrado el pasado 7 de mayo 101 años de vida.

Su ausencia física lejos de opacar su labor y llevarla al olvido, no ha hecho menos que reafirmar sus principios y valor para enfrentar las injusticias y desigualdades sociales e inspirar a no pocos, no solo en Argentina sino en diversos países, a defender sus derechos ante “el capitalismo foráneo y sus sirvientes oligárquicos y entreguistas (quienes) han podido comprobar que no hay fuerza capaz de doblegar a un pueblo que tiene conciencia de sus derechos”. (Evita)

De origen humilde, llegó a la ciudad de Buenos Aires a los 15 años de edad, donde se dedicó y destacó en la actuación.

“Ella tenía tan solo 25 años cuando conoció al líder de lo que luego sería conocido como el movimiento peronista. Cuando Perón llegó al poder, Eva estuvo en la Secretaría de Trabajo y Previsión”, recoge el Clarín.

Se casó con Juan Domingo Perón en 1945 y tras la asunción de este como presidente de Argentina el año siguiente, se convirtió en primera dama, lo que consolidó su vocación social y espíritu luchador.

Votó por primera vez en 1951, días después de ser operada.

“Yo no me dejé arrancar el alma que traje de la calle, por eso no me deslumbró jamás la grandeza del poder y pude ver sus miserias. Por eso nunca me olvidé de las miserias de mi pueblo y pude ver sus grandezas” (Evita); es posible que sus hechos inmortalizaran esta tenaz frase.

El 23 de septiembre de 1947, luego de su gira denominada "Gira del Arco Iris" (junio) por Europa que abarcó España, liderada en aquel momento por la dictadura de Franco; Francia, Suiza e Italia, se promulgó la ley del voto femenino, impulsada y promovida por Evita.

Desde el balcón de la Casa Rosada, Eva brindó un ferviente discurso. “Fecundamos la tierra con el sudor de nuestras frentes y dignificamos con nuestro trabajo la fábrica y el taller. Y votaremos con la conciencia y la dignidad de nuestra condición de mujeres, llegadas a la mayoría de edad cívica bajo el gobierno recuperador de nuestro jefe y líder, el general Perón”, señaló.

Meses antes, el 12 de marzo de 1947, Evita también utilizó el poder de la palabra hablada y su firme voz en apoyo a las propuestas y proyectos a favor de la igualdad de derechos políticos entre hombres y mujeres.

Su cuerpo fue embalsamado y puesto en exposición.

“Ha llegado la hora de la mujer que comparte una causa pública y ha muerto la hora de la mujer como valor inerte y numérico dentro de la sociedad. Ha llegado la hora de la mujer que piensa, juzga, rechaza o acepta, y ha muerto la hora de la mujer que asiste, atada e impotente, a la caprichosa elaboración política de los destinos de su país, que es, en definitiva, el destino de su hogar. Ha llegado la hora de la mujer argentina, íntegramente mujer en el goce paralelo de deberes y derechos comunes a todo ser humano que trabaja, y ha muerto la hora de la mujer compañera ocasional y colaboradora ínfima”, proclamó.

Tras conseguir la sanción de la ley de sufragio femenino, buscó la igualdad jurídica de los cónyuges y la patria potestad compartida a través del artículo 30 de la Constitución de 1949.

“Donde existe una necesidad nace un derecho”, bajo esta, entre otras frases, a través de la Fundación Eva Perón desarrolló acciones sociales dirigidas a los grupos más vulnerables. Construyó hospitales, asilos, escuelas e impulsó el turismo social creando colonias de vacaciones.

También realizó labor en la comunidad infantil difundiendo el deporte mediante campeonatos que abarcaron a toda la población. Otorgó becas para estudiantes y ayudas para la vivienda.

Evita aspiró a ser candidata a vicepresidenta en las elecciones de noviembre de 1951. “Pero, o bien por presiones militares, o por la enfermedad que la corroía, o por ambas razones, debió renunciar a la nominación en el mismo acto que se había montado para consagrarla”, indica el Clarín.

Según recoge la prensa argentina, una multitud le exigía que aceptara la designación sin embargo, Evita no pudo cumplir con esta petición y en la noche del 22 de agosto de 1951 expresó su sentir al pueblo. Dos meses después, el 17 de octubre, Perón le otorgó, en los balcones de la Casa de Gobierno y frente a un gran número de argentinos, la medalla de la Lealtad Peronista.

“Yo no quise ni quiero nada para mí. Mi gloria es y será siempre el escudo de Perón y la bandera de mi pueblo. Y aunque deje en el camino jirones de mi vida, yo sé que ustedes recogerán mi nombre y lo llevarán como bandera a la victoria”, expresó Evita en su discurso, considerado una despedida anticipada.

Las críticas hacia Evita y su actuar surgieron y aún existen, pero prevalecen sus actos a favor de la sociedad argentina con una marcada participación a favor de la mujer.

En 1949 Evita, hija de Juan Duarte y Juana Ibarguren, fundó el Partido Peronista Femenino (PPF) el cual lideró hasta el día de su muerte. Uno de los objetivos del partido, dirigido exclusivamente por mujeres y totalmente autónomo dentro del movimiento, fue incrementar la influencia política de las mujeres. Estaba organizado a partir de unidades básicas femeninas que se abrían en los barrios, pueblos y sindicatos, canalizando la militancia directa de las mujeres.

“De nada valdría un movimiento femenino en un mundo sin justicia social”, proclamaba Evita.

La líder feminista, el 15 de octubre de 1951, publicó su libro La razón de mi vida. Sus páginas no reflejan detalles de Evita, sino un manifiesto peronista. No describe las opiniones de la mujer luchadora, sino las de Juan Domingo Perón con las cuales aseguraba coincidir por completo. Más tarde se publicaría Mi mensaje, su último libro.

El 26 de julio de 1952, la guerrera calló frente a la furia del cáncer. Aunque embajadas extranjeras como España y Alemania ofrecieron sus mejores médicos para que la trataran, falleció en la residencia presidencial ubicada en la calle Austria.

“Cerró sus ojos por última vez a las 20:25, según fijó para siempre la Secretaría de Prensa y Difusión. Pero en ese momento, su cuerpo comenzaría un recorrido que no sería justamente la paz”, apostilla el Clarín.

Fue embalsamada por el español Pedro Ara y tras el golpe de estado de 1956, que derrocó a Perón, los antiperonistas ultrajaron el cadáver, según recoge la prensa internacional. Luego de ser ocultado por varias semanas, el cadáver fue recuperado y trasladado en secreto en el barco Conte Biancamano a Génova (Italia).

Hoy, en medio de críticas y elogios, se recuerda a una mujer luchadora, sindicalista y sin temor al poder económico.

"Muchas obras han sido construidas con criterios de ricos... Y el rico, cuando piensa para el pobre, piensa en pobre”, Evita Perón.

Lo Nuevo
comments powered by Disqus