Trump y Tik Tok: las redes sociales y su impacto en la política digital

Las polémicas causadas por la decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, al firmar una orden ejecutiva que prohíbe a cualquier empresa de Estados Unidos todo contacto y colaboración con la aplicación digital Tik Tok, creada por la compañía china Byte Dance, ha abierto un espacio de debate en la influencia de las redes sociales y las aplicaciones tecnológicas en el campo político actual dentro y fuera de América.

La administración de Trump ha fortalecido las tensiones con el Gobierno chino al promover la salida del país de la compañía Byte Dance y Tencent, así como de las redes sociales y aplicaciones Tik Tok y WeChat, obligando la compra de estas a través de compañías “muy seguras y muy estadounidenses”, como indicó en un comunicado el pasado mes de julio.

A esto, Trump agregó como punto clave el “riesgo real” que representa la presencia de la compañía asiática dentro de EE.UU.: “La recopilación de datos (de TikTok) amenaza con permitir que el Partido Comunista chino acceda a la información personal y privada de los estadounidenses, lo que potencialmente le permite a China rastrear las ubicaciones de los empleados y contratistas federales, crear expedientes de información personal para chantaje y realizar espionaje corporativo”, sostiene la orden recopilada por La Vanguardia.

Si bien, la compañía Microsoft hizo su primera oferta para comprar la aplicación móvil, otras como Oracle y Twitter también han presentado ofertas, según indicó The Street Wall Journal. Con Oracle a la cabeza –manteniendo lazos estrechos con la Casa Blanca y el apoyo de Trump– el plazo de 45 días para la salida de Byte Dance del país (o la venta completa de su negocio) está agendado para el 15 de septiembre, mientras la empresa asiática sigue resistiéndose al decreto estadounidense.

La red social cuenta con 100 millones de usuarios en Estados Unidos, 150 millones de usuarios únicamente en China y 800 millones de usuarios activos al mes en todo el mundo, según estadísticas de Oberlo. Desde su creación en 2016 bajo el nombre chino Douyin y luego rebautizado para el resto del mundo como Tik Tok, su audiencia meta han sido los adolescentes y jóvenes adultos, de los cuales jóvenes entre 18 y 25 años representan el 41% de sus usuarios a nivel global –la mayoría provenientes de países de habla hispana–, reuniendo una suma mayor a la que han obtenido competidores como Instagram, Facebook o Snapchat (Globalwebindex, 2019).

Su popularidad ha causado revuelo en Estados Unidos, y con ella ha redefinido el uso de redes sociales en campañas políticas y de comunicación estratégica digital, creando a su vez una mayor generación de opinión pública frente al uso de estas plataformas como disparadores de temas gubernamentales y de seguridad nacional. “Las redes sociales llevan la batuta en la formación de la opinión pública. Ya han desplazado a la televisión y a la prensa”, comentó el redactor jefe y columnista del diario El Mundo, Vicente Lozano en 2017, una declaración que se vuelve más real en la actualidad.

Tras diversos escándalos que se han revelado en la última década, las redes sociales –el escenario donde generalmente se han llevado a cabo– se han vuelto plataformas donde la realidad está en peligro de distorsión, aún más para los jóvenes que se vuelcan a ellas en busca de un sitio seguro de distracción.

"En el ámbito público, son conocidos los casos en el mundo donde en periodos

electorales vemos un aumento de las noticias en contra del gobierno actual (casos de

corrupción, escándalos públicos, robos, violencia) y hasta cómo podemos crear candidatos con una reputación digital impecable", comentó a este diario el especialista en comunicación estratégica de a compañía BeRepublic, Hernán Gariglio.

El anonimato permitido dentro de las comunidades digitales —desde plataformas y redes sociales— ha presentado una "era de cambios de paradigmas", lo que puede denotar un cierto alivio, pero a la vez Gariglio indicó que se debe entender "las altas consecuencias que la irresponsabilidad de esto puede producir".

Expertos en ciberseguridad y uso responsable del internet, como Edward Snowden, han expresado la importancia de evitar convertir las redes sociales en “plataformas de opinión pública” desde donde las perspectivas masivas puedan llegar a crear confusión entre quienes las lean y se inclinen hacia ellas. Esto se refuerza con los escándalos que se han revelado en los últimos años, y que en la actualidad crean una mayor ventana de desinformación.

Esto apunta también a las nuevas generaciones desde la llegada de los Millennials y los 'Z', quienes ha formado parte de la creencia popular de que "los jóvenes pueden ser la población más influenciable en muchos ámbitos", lo que ha sido un detonador para muchos jóvenes en la lucha por derechos y mayor educación. "Hoy la política se ha visto en la necesidad de entender las nuevas reglas de juego ya que si no lo hacen, los jóvenes serán los primeros en señalarlos. Sabemos que los jóvenes son el futuro y si queremos que sean nuestros aliados debemos hablarles en su mismo tono, es por esto que hoy vemos políticos, por ejemplo, realizando TiK Toks con su familia, en un intento desesperado de autenticidad para empatizar, lograr una identificación y así lograr un seguidor nuevo o hasta un voto", expresó Gariglio.

Frente a esto el reto continúa siendo la agudización de los sentidos y la obtención de información para crear criterios basados en la realidad, algo que el especialista señaló como "una utopía por la falta de conocimiento de los usuarios, la poca claridad del uso de nuestros datos y la falta de educación en materia digital con la que contamos".

Si bien algunos quisieran controlar a los jóvenes y limitar su conexión a redes sociales —por motivos de seguridad o de agendas sociales—, la realidad apunta a que no podrá ser posible y podría ser fuertemente criticada una decisión como tal. "La realidad nos demuestra que los jóvenes están hiper estimulados al consumo digital y por muchas restricciones o controles que se puedan poner, siempre habrá una forma de seguir online", comentó el experto. 

La generación de críticas y “voces” virtuales alrededor de influenciadores políticos o de alto rango puede llegar a producir un espacio hostil para la población joven que, actualmente, forma gran parte de las redes sociales y es clave en el desarrollo de ellas. “Hay que preguntarnos si quien genera estas 'acciones drásticas', ¿está listo para afrontarlas? Estamos en la obligación de analizar la información que recibimos antes de actuar u opinar, porque también, lo que el receptor genera como respuesta tiene consecuencias del otro lado”, explicó el profesor y publicista Nelson Hernández a La Estrella de Panamá, “la polémica y el conflicto nunca han sido los mejores aliados de la verdad cuando se buscan puentes de entendimiento y diálogo”.

Con la guerra tecnológica entre Estados Unidos y China tensada durante la pandemia por el nuevo coronavirus, los jóvenes quedan en medio de una lucha de poderes que ha incluido sus herramientas de sana diversión, lo que crea un estado alarmante de desafío a la seguridad y privacidad. Así mismo, la amenaza del presidente Trump de “no permitir el uso de aplicaciones chinas dentro de EE.UU.”, en defensa de “la seguridad nacional” podría causar una división en la población usuaria de estas dentro de la región, lo que a su vez se traduciría en el establecimiento de perspectivas forzadas en cuanto a partidos políticos nacionales.

Si bien Latinoamérica no ha revelado una decisión tan drástica por parte de algunos de los gobernantes de países con la mayor recepción de aplicaciones digitales por jóvenes –como México, Argentina, Chile, Colombia o Brasil–, la presencia de declaraciones de “guerra” por parte de potencias, podría llegar a transformar la región en un espejo de esta realidad internacional, adoptando medidas que no serían sanas para la población juvenil y joven adulta.

La lucha de poder por "controlar" las redes sociales y por ende crear un ecosistema limitado dentro de ellas no es algo nuevo, Gariglio señaló el análisis del escritor Umberco Eco, quien en 1964 escribió el análisis “Apocalípticos e Integrados”, sobre la cultura popular y los medios de comunicación masivos de la época que abarcó el auge de la televisión. 

"Su obra presenta dos posiciones: la apocalíptica, quienes consideran que la cultura de masas promovida por los medios masivos de comunicación es nociva y perjudicial para el adecuado desarrollo de la sociedad; y la integrada compuesta por quienes consideran que la cultura de masas cumple funciones necesarias para el mantenimiento democrático del sistema social", agregó, "esto ejemplifica que ya sea en libros, la televisión o en los medios digitales, los canales de comunicación pueden ser un arma de doble filo".

La línea delgada entre hecho y opinión que han dibujado las campañas políticas disfrazadas como “comunicación estratégica”, a través de las redes sociales, ha creado un ecosistema frágil para los usuarios de estas, siendo rodeados de mensajes de posiciones políticas que entintan los contenidos que se presentan sin una plataforma de debate productivo. Entre el uso adictivo de las redes sociales y el reinado de los lazos políticos dentro de la opinión pública, se requerirá un mayor nivel de pensamiento crítico que dependerá de cada ciudadano.

En Panamá, el reinado de las redes sociales –como primera está Instagram, seguida de cerca por Twitter, según análisis de mercado– se mantiene en niveles seguros, sin embargo, la responsabilidad de su uso sigue recayendo en los usuarios.

Para mantener el internet “seguro” para las nuevas generaciones, la agudeza de las interacciones y filtros deberá aumentar, y se hará hincapié en la protección de datos, información personal, y se limitarán los mensajes de confusión y desinformación.