Parto humanizado, una incipiente defensa contra la agresión ginecobstétrica

Actualizado
  • 07/10/2019 11:55
Creado
  • 07/10/2019 11:55
A pesar de las limitantes, en Panamá se practica el alumbramiento respetado desde hace cinco años. Esta praxis no es opcional, es un derecho de toda mujer y escudo frente a malas acciones en las salas de preparto y parto

No es novedad que el parto es un momento crucial en la vida de cualquier mujer. Lamentablemente durante este proceso, muchas mujeres sufren de agresión ginecobstétrica, un tipo de maltrato que usualmente no se denuncia. Las víctimas creen que es parte del proceso natural del alumbramiento. En realidad, es una problemática que enturbia la culminación del embarazo humano y pone en la mira al personal del sistema de salud.

Casi dos días después tiene a su bebé en sus manos. Indiscutiblemente está feliz, pero también adolorida y con muchas interrogantes sobre el accidentado nacimiento de Leví, su primer hijo. ‘Pensé que sería diferente. Rompí fuente en casa. Cuando llegué al hospital público me dijeron que no dilataba, pero tenía dolores. Pasaron 24 horas y la dilatación seguía irregular. Cinco doctores me examinaron y me palparon. Uno de ellos le dijo a mi esposo que me comprara unas pastillas en el Barrio Chino. En la noche me pusieron no se cuántas de estas pastillas y cerca de las 11:00 p.m. sentí un dolor horrible. A las 3:00 de la madrugada ingresé a la sala de preparto. No había comido ni bebido nada. Me dijeron no cierre las piernas, tenía mucho sueño, debilidad, hambre y sed. Como nadie me prestaba atención, agarré a un joven por la mano y le dije: ‘tengo mucha sed'. Frente a mi insistencia mojó un algodón y lo puso en mis labios. Tiempo después entré a la sala de parto. Habían tres practicantes y un profesional. Una de las estudiantes le narró mi caso al doctor y este se me acercó y me dijo: ‘te voy a hacer algo que te va a doler, pero es para que tu bebé nazca'. Desesperada por terminar con todo eso, acepté. Con su codo me dio un golpe en mi ombligo y tras un fuerte grito por el dolor, salió Leví. Seis años después, mi hijo está bien, gracias a Dios, y yo, sigo con un hernia en mi vientre, debido a esta experiencia, yo diría que de terror', cuenta Rosa, una madre de 34 años de edad.

Los testimonios no son pocos. Les gritan, las ignoran, las humillan y se les realizan intervenciones clínicas innecesarias, esta es la labor de parto que describen algunas mujeres y familiares a las afueras de complejos de salud públicos.

El arma para minimizar o erradicar esta mala práctica se llama parto humanizado.

Alumbramiento respetado

Jaime Sánchez Salazar, presidente de la Sociedad Panameña de Obstetricia y Ginecología, defiende que ‘en términos generales en Panamá en ninguna instalación pública y mucho menos privada se practica la deshumanización'.

‘Aunque hay limitantes', se practica el parto humanizado, también llamado parto respetado o experiencia positiva del parto, como lo define la Organización Mundial de la Salud (OMS).

‘Es una acción que se realiza —en Panamá— desde la última actualización de las normas de atención del parto, hace unos cinco años', sostiene Sánchez. Sin embargo, reconoce que ‘es un cambio de mentalidad que hay que hacer en el profesional y en la madre', para obtener mejores resultados.

‘En mi experiencia, atendiendo alumbramientos en el Hospital Santo Tomás, en el Complejo de la Caja de Seguro Social, incluso en lugares tan lejanos como Changuinola y Bocas del Toro, no he visto una deshumanización en la atención', ratifica.

Si bien las manifestaciones más categóricas de violencia ginecobstétrica están vinculadas con el uso excesivo de medicamentos y la aplicación de prácticas médicas como maniobras prohibidas, Giovanna Trejos, enfermera con experiencia en salas de parto, explica que ‘las intervenciones de por sí no son violencia obstétrica, sino que hay violencia cuando se realizan sin autorización de la mujer y sin que esté avalado por la ciencia'.

La OMS asegura que a pesar de los importantes debates e investigaciones que se han desarrollado durante muchos años, el concepto de ‘normalidad' en el trabajo de parto y en el parto no es universal ni está estandarizado.

En las últimas dos décadas, se ha producido un aumento considerable en la aplicación de diversas prácticas de trabajo de parto que permiten iniciar, acelerar, terminar, regular o vigilar el proceso fisiológico de dicha acción, con el fin de mejorar los resultados, tanto para las mujeres como para los bebés. ‘Esta medicalización creciente de los procesos de parto tiende a debilitar la capacidad de la mujer de dar a luz y afecta de manera negativa su experiencia. Además, el mayor uso de intervenciones en el trabajo de parto, sin indicaciones claras, continúa ampliando la brecha sanitaria en cuanto a la equidad entre entornos con muchos recursos y aquellos con pocos recursos', sustenta la OMS.

El presidente de la Sociedad Panameña de Obstetricia y Ginecología corrobora que la experiencia positiva del parto conlleva que no se le hagan intervenciones innecesarias a la paciente. ‘Me refiero, por ejemplo, a ponerle venoclisis o dejarlas conectadas al monitor durante toda la labor'. Según el especialista, se ha demostrado que esta práctica es innecesaria y que no tiene ningún beneficio hacerlo de forma continua.

‘Las pacientes pueden ingerir algún tipo de alimento semisólido o algún líquido durante el proceso para que se mantenga hidratada', subraya, acción prohibida por algunos profesionales de salud, años atrás.

Sánchez agrega que indiscutiblemente es ‘muy necesario que a la paciente se le informe sobre lo que se le va a hacer. Toda intervención que se le haga a la madre debe ser con su consentimiento y por eso es importante darles información durante el proceso de dilatación, expulsión y alumbramiento '.

Piel con piel

El primer contacto entre madre e hijo es infaltable. ¿Pero cuan beneficioso es esto? ‘Me pasó recientemente. Subí al salón de operaciones y vi que mientras atendían a una bebé ella lloraba mucho. Le dije a la mamá: ‘te la voy a acercar para que le des un besito'. Cuando se la acerco, la mamá le dice ¡hola mami!, y le da el beso. Inmediatamente, el recién nacido se tranquilizó, fue algo increíble', rememora Sánchez.

‘Eso indica el grado de importancia que tiene el apego materno temprano. También estimula la mejor producción de leche en la mamá, y muy importante, el apego piel con piel también ayuda a mantener la temperatura del bebé y además disminuye la depresión posparto', explica el profesional.

Parto humanizado en Panamá

En las instalaciones privadas del país se practica el alumbramiento humanizado. Además, cuentan con áreas acondicionadas para que los familiares vivan de cerca la llegada del nuevo integrante de la familia.

La experiencia positiva del parto también conlleva que la paciente puede estar acompañada de algún familiar.

En los complejos públicos hay limitantes en el tema. ‘En el Hospital Santo Tomás, en la sala de labor hay 15 camas. ¡Imagínate! estas camas con 15 pacientes y 15 esposos más el personal de salud, la movilización pudiera ser un poco difícil, esas son cosas que debemos ir modificando. Cambiar o construir estructuras de atención pública de salud es algo que toma tiempo', reflexiona Sánchez.

A pesar de ello, ‘que se le trate bien, con dignidad y respeto a la paciente se tiene que hacer y se hace. En caso de que no sea así, porque no puedes evitar que alguien no cumpla con una norma, esta persona tiene que ser sancionada', acentúa el doctor.

‘La paciente no debe decirle al doctor que ella quiere un parto humanizado o experiencia positiva de parto, sino que esto debería ser la norma, no es que a quien no lo pide no se le da. Esto es un derecho de toda mujer', zanja Sánchez.

Por el bienestar de las mujeres y los neonatos
NACIMIENTO

El parto es un proceso activo, de duración variable, que consta de tres periodos: Periodo de dilatación: comienza cuando las contracciones son regulares y el cuello uterino está borrado (acortado) y dilatado 2-3 cm. Termina cuando se llega a la dilatación completa (10 cm). Periodo expulsivo: se inicia con la dilatación completa y finaliza con la salida del bebé al exterior y, periodo de alumbramiento, el cual comienza tras la salida del bebé y termina con la expulsión de la placenta y las membranas ovulares. Cada año, 140 millones de mujeres dan a luz. La mayoría de estos partos ocurren sin complicaciones. Sin embargo, en los últimos 20 años los partos se han tratado más como un problema médico, que como un proceso natural, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), por lo que la organización emitió una nueva guía con 56 recomendaciones y sugerencias para una experiencia de parto positiva, con el fin de establecer estándares de cuidado a nivel mundial para las mujeres embarazadas y reducir el número de intervenciones médicas innecesarias. Las sugerencias de la OMS están divididas en cinco bloques: Cuidados durante el trabajo de parto y nacimiento, Primera fase del trabajo de parto, Segunda fase del trabajo de parto, Tercera fase del trabajo de parto y Cuidados del recién nacido. Todas refuerzan la importancia de que la madre esté en el centro de toma de decisiones para una mejor experiencia durante y después del parto.

El rol del padre durante el alumbramiento

Afortunadamente la experiencia positiva del parto dejó atrás aquellos tiempos en los que el padre aguardaba el nacimiento del nuevo integrante de la familia desde el otro lado de la puerta. El papel del padre en el parto ha evolucionado y hoy puede presenciar el nacimiento de su hijo, no solo como un espectador sino como un actor más del proceso. Desde que la pareja se entera que están esperando un bebé, el hombre ya se convierte y debe ejercer como padre. Él es un apoyo emocional para su pareja.

La literatura especializada en el tema afirma que puede ayudarla a sobrellevar este periodo acompañándola, aliviando los dolores con masajes, con previa instrucción profesional, y ofreciéndole lo que pueda necesitar en cada momento, tanto en casa como en el hospital. La unión, las palabras de aliento y el hecho de estar juntos, contribuyen a que la experiencia sea la máxima expresión de amor.

‘En términos generales en Panamá en ninguna instalación pública y mucho menos privada se practica la deshumanización',

JAIME SÁNCHEZ
SOCIEDAD PANAMEÑA DE OBSTETRICIA Y GINECOLOGÍA

‘Las intervenciones de por sí no son violencia obstétrica, sino que hay violencia cuando se realizan sin autorización de la mujer',

GIOVANNA TREJOS
ENFERMERA
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