Panamá, ¿a salvo de los huracanes y tormentas?

Actualizado
  • 24/10/2012 02:00
Creado
  • 24/10/2012 02:00
PANAMÁ. Casi siempre las depresiones, las tormentas y los huracanes que se gestan en el Caribe pasan de largo por Panamá. A su paso sólo...

PANAMÁ. Casi siempre las depresiones, las tormentas y los huracanes que se gestan en el Caribe pasan de largo por Panamá. A su paso sólo dejan lluvias y vientos fuertes. En cambio, en otras regiones de Centroamérica, el impacto es mucho más fuerte. Sólo hay que recordar los estragos que produjo el huracán Mitch, en octubre del 1998, en Nicaragua y Honduras. Cerca de 11 mil personas perdieron la vida y alrededor de 8 mil permanecían desaparecidos a finales del 2008. Y las pérdidas materiales en infraestructuras viales y viviendas se estimaron en 5 mil millones de dólares. Guatemala y El Salvador también sufrieron daños considerables. En Panamá sólo produjo desbordamientos de algunos ríos.

Es probable que esté pensando que hemos corrido con suerte. Pero no es así. La clave por la que estos eventos meteorológicos no llegan a tocar tierra istmeña está en la posición geográfica y el desplazamiento de los mismos, explicó césar Osorio, meteorólogo de la Empresa de Transmisión Eléctrica, S.A. (ETESA).

FUERZA DE CORIOLIS

Los huracanes se forman por encima de los diez grados latitud Norte, en el Caribe. Y Panamá se halla entre la latitud Norte 5 y 10, es decir, en el límite donde se forman los huracanes. Por lo regular estos sólo logran tocarlo con sus colas, produciendo lluvias y vientos fuertes.

Otro aspecto que favorece a Panamá es la forma en que giran los ciclones, de este a oeste, hacia la derecha. El giro los mueve al norte de Panamá (ver infografía).

Este efecto físico es conocido como fuerza de coriolis. Esta trayectoría impide que baje hasta el istmo. Pero eso no significa ‘que somos inmune’, aclaró Osorio. Hay que recordar que la naturaleza es impredecible. Los ciclones pueden hacer cambios en su recorrido. El huracán Mitch lo hizo en su momento. Y cualquier otro podría hacerlo también.

Pero por fortuna esto no ha ocurrido. Y sólo se ha experimentado las secuelas de la cercanía de ellos: lluvias y ráfagas de vientos.

Como nota curiosa el término huracán provine del vocablo Maya, que significa ‘dios creador’. Los nativos aseguran que el fenómeno había esparcido su aliento por las aguas. Así había creado la Tierra.

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