Las acrobáticas ballenas jorobadas vuelven a Las Perlas

Actualizado
  • 05/08/2016 02:00
Creado
  • 05/08/2016 02:00
El archipiélago del Pacífico panameño es el punto que eligen los cetáceos del norte y el sur para aparearse y para tener sus crías

Hasta 2,000 ballenas jorobadas pueden darse cita en Panamá cada año entre los meses de julio y octubre, la temporada de cría y apareamiento de esta especie extendida por todos los océanos del mundo.

El archipiélago de Las Perlas, a unos 48 kilómetros de la costa del Pacífico panameño, es el lugar favorito de estos cetáceos, que pueden alcanzar hasta los 16 metros de longitud y un peso de 36,000 kilos en su edad adulta.

LA NORMA OBLIGA

Las aguas cálidas y transparentes alrededor de las 39 islas y cien islotes son el paraje idílico para estos grandes mamíferos, que cada año recorren hasta 25,000 kilómetros en su recorrido migratorio, el más largo del que se tenga registro en su clase.

Las ‘jorobadas' o yubartas ( Megaptera novaengliae ) anuncian su llegada a las aguas panameñas con los acrobáticos saltos que dejan ver sus grandes aletas pectorales, que alcanzan una tercera parte de la longitud del cuerpo del animal.

Llegan en pequeños grupos, que se cree que son más estables durante el verano, por propósitos de protección de las crías o para el apareamiento, y se muestran juguetonas y despreocupadas, sin depredadores naturales en aguas que, además, son poco transitadas.

En Panamá, por decreto, se ha estipulado un ‘corredor seguro' para las ballenas, en el que los barcos deben estar atentos y ‘ceder el paso'.

Lo que no se ha conseguido del todo, todavía, es que la autoridad vele por el cumplimiento de la norma, como la Ley 13 del 5 de mayo de 2005, por la que se constituye el Corredor Marino de Panamá para la protección y conservación de los Mamíferos Marinos, y la Resolución ADM/ARAP No. 01 del 29 de enero de 2007, que regla el avistamiento de cetáceos en las aguas jurisdiccionales panameñas.

BANCO DE DATOS

Héctor Guzmán, ecólogo marino del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales y especialista en ‘jorobadas', identifica cierta carencia en la fiscalización de esta regulación y considera que tal vez no haya habido la debida comunicación entre los diferentes actores estatales involucrados en esta actividad.

‘Es importante que tanto las autoridades como la población conozcan la norma, para evitar el caos ante una demanda previsiblemente al alza', indicó tras explicar que con la ya establecida recuperación de la población de ballenas jorobadas, su presencia en aguas panameñas es cada vez mayor.

HÉCTOR GUZMÁN

‘Con las fotos de las ballenas establecemos sus rutas y costumbres migratorias... cuanto más tengamos, mayor información'

ECÓLOGO MARINO (SMITHSONIAN)

Según el investigador, las leyes son buenas, pero hay que cumplirlas y hacerlas cumplir.

La población está sensibilizada, la información que distribuyen grupos especializados, los investigadores y los medios de comunicación ha creado conciencia, pero algunos grupos todavía no responden a la creencia más generalizada de que hay que proteger tanto a la especie como su entorno para que no se sienta amenazada y siga volviendo a aguas panameñas.

A los muchos interesados en las ballenas, Guzmán pide un registro gráfico, para componer con la mayor cantidad de datos posibles el comportamiento migratorio de estos grandes mamíferos y su recurrencia en aguas panameñas. Hace falta solo indicar el día y el lugar de la foto y el ángulo que pide es la cola.

Recomienda, según está regulado, evitar prácticas que resulten agresivas para los cetáceos porque muchos de los ejemplares que ven los turistas y locales son crías.

A propósito de esta nueva ‘temporada de ballenas', Guzmán aprovechó para señalar que todos los años hay incidentes por redes de pesca abandonadas o ilegales, apostadas en áreas protegidas y la importancia de capacitar a los guías, pescadores o las autoridades en técnicas para desvarar ballenas.

Generalmente, el Servicio Nacional Aeronaval (Senan) es el primero en responder ante un abuso y han pedido entrenamiento para saber cómo actuar, indicó Guzmán, ‘optimista' ante el interés de las nuevas autoridades.

CORREDOR SEGURO

Guzmán también intervino en la creación, en 2014, de los Dispositivos de Separación de Tráfico (DST), ‘carreteras virtuales' para guiar a los buques que navegan por áreas de alta densidad de tráfico y donde existen ecosistemas sensibles. En el Pacífico, se encuentran al sur de la isla de Coiba, al sur de la península de Azuero y en el golfo de Panamá, pensando en el trayecto de las ballenas.

ATRACCIÓN TURÍSTICA

La llegada a aguas territoriales panameñas se ha convertido en los últimos años en todo un acontecimiento y ya es parte de las ofertas turísticas de temporada.

El mejor conocimiento del comportamiento de estos imponentes rorcuales, la familia a la que pertenecen según la clasificación zoológica, por las grietas o pliegues de su garganta y región ventral, es la garantía para su protección y conservación.

Asociaciones como MarViva promueven la certificación de ‘avistamiento responsable de cetáceos' para asegurar una experiencia turística y didáctica sin poner en riesgo a las ballenas.

Es importante tomar en cuenta, recuerdan los especialistas, que las ballenas migran en busca de ‘santuarios' para cumplir con importantes etapas de su reproducción y desarrollo y que llegan a las tranquilas aguas tropicales para no ser molestadas.

Es un espectáculo natural de una belleza inigualable, que sin guión ni protagonistas conocidos, cada año, por estas fechas, pone de pie con aplauso cerrado a quienes tienen la suerte de presenciar el baile de amor de las acróbatas jorobadas.

La temporada está abierta hasta octubre.

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