La aldea que supo decir adiós al carbón

Actualizado
  • 24/02/2019 01:00
Creado
  • 24/02/2019 01:00
Loos-en-Gohelle, con un pasado minero, se convirtió en un pueblo con eficiencia energética que impulsa las construcciones sostenibles. El reciclaje ha convertido a esta localidad en un epicentro de investigación y desarrollo

Loos-en-Gohelle es un pueblo al norte de Francia cuyas minas de carbón funcionaron por 150 años. Tras el cierre de la última, en la década de 1990, el desempleo y la pobreza se apoderaron del lugar, el cual también tuvo que lidiar con las secuelas ambientales derivadas de esta actividad extractiva.

Entonces fue cuando los pobladores empezaron a realizar asambleas que reunían a empresarios, representantes del gobierno local y los vecinos en búsqueda de soluciones. De allí salieron una serie de ideas para reconvertir la comunidad, se redactó un plan que se presentó al Estado y se firmó un acuerdo.

Contrario a otras comunidades de la zona, que optaron por impulsar el sector automovilístico (actualmente en crisis), los pobladores de Loos-en-Gohelle tenían claro que la solución estaba en promover actividades locales que no fueran deslocalizables. Fue así como empezó a surgir la construcción sostenible para la edificación de obras nuevas y remodelación tanto de viviendas antiguas como de edificios municipales con el objetivo de reducir el gasto en calefacción.

Aparte de eficiencia energética, el sector de construcción sostenible fue especializándose en materiales reciclados, así como en técnicas y diseños de eficiencia climática. De hecho, hoy en día, el pueblo cuenta con un centro de formación profesional en eco-construcción y empresas de otras regiones envían a sus técnicos a formarse allí.

El reciclaje ha convertido a Loos-en-Gohelle en un epicentro de investigación y desarrollo tanto en nuevos materiales como en nuevos procesos, al cual se le inyectan 12 millones de euros ($13.6 millones) anuales. Todos los resultados de los estudios se publican y alimentan la red de centros de ingeniería de Francia.

Asimismo, este pueblo recurrió a la energía solar y eólica para alcanzar la autosuficiencia en la generación eléctrica. La apuesta por lo renovable también los llevó a fundar un centro donde se realizan diagnósticos de sistemas para confirmar la veracidad de lo dicho por el fabricante y se prueban nuevas tecnologías.

El Centro de Recursos para el Desarrollo Sostenible, que agrupa las iniciativas de investigación, tiene participación del Estado, las empresas y la sociedad civil a través de organizaciones ambientalistas.

El pueblo también cuenta con una incubadora de eco-empresas enfocadas en construcción sostenible, energías renovables y urbanismo ecológico.

Este modelo económico está basado en la participación ciudadana, por lo que las asambleas se mantienen a un ritmo de 40 reuniones públicas al año. Los vecinos están en completa libertad de proponer sus ideas y la municipalidad, a través de un compromiso 50%-50%, puede financiarlas.

Tras unos penosos años que devinieron con el cierre de la última mina, Loos-en-Gohelle logró reinventarse. Aquellos vestigios de un pasado esculpido por el carbón, hoy son un atractivo turístico que gozan de la declaratoria como Sitio Patrimonio de la Humanidad.

UNA ÉPOCA DE PROSPERIDAD, OTRA DE DECADENCIA

'Lohes', el lugar de la aldea francesa, fue documentado por primera vez en 1071.

El nombre del sitio ha cambiado a lo largo de los años: Lothae, Lo, Lohes, Loes, Loez y Loos. Pero, no fue hasta 1791 que el nombre de ‘Loos' fue avalado oficialmente.

Según los archivos, el nombre de este pueblo proviene del germánico ‘Lôh' y del holandés ‘Loo', que significa ‘madera', sin embargo. no existen evidencias arqueológicas de lo que podría haber sido un bosque, en el sitio.

Aunque, al nombre también se le ha relacionado con el germánico ‘Laupo', que significa prados pantanosos, que, dada la topografía de la ciudad, tiende a apoyar esta teoría. En 1937, después de mucha confusión con Loos-lez-Lille (hoy Loos ), se decidió agregar el nombre de la región (Gohelle), al de la comuna.

Los documentos más antiguos especifican que la existencia de Loos datan del siglo XI, en el momento de la construcción de la abadía de Anchin. Pero, con la fundación de una iglesia dedicada a Saint Vaast, fuentes consideran que el pueblo existió desde mucho antes (St. Vaast vivió en el siglo VI).

En la Edad Media , Loos-en-Gohelle era una aldea grande cuyos habitantes vivían principalmente de la agricultura. Fue alrededor de 1850 que la ciudad comenzó a prosperar.

Los agricultores podían fertilizar tierras no cultivadas previamente, gracias a la tecnología provista por Guislain Decrombecque y el descubrimiento de carbón dio como resultado un aumento muy rápido de la población.

La Primera Guerra Mundial marcó la destrucción completa del pueblo. Muchos monumentos y cementerios reflejan cómo quedó la aldea francesa.

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