Marea Verde: 'Necesitamos entender que la Tierra es nuestro único hogar'

Actualizado
  • 05/02/2020 00:00
Creado
  • 05/02/2020 00:00
Frenar el aumento de la crisis climática y combatir las amenazas al recurso hídrico son algunas de las labores de la organización Marea Verde, que fue galardonada mundialmente por su innovador proyecto de recolección de desechos de materia prima en los ríos de Panamá
Más de 150 mil bolsas de desechos son recolectadas en los manglares.

En momentos de urgencia climática, son pocos los que se levantan para marcar una diferencia que incentive a otros a tomar decisiones radicales por el bien del medio ambiente. Un ejemplo de ello es Marea Verde, una organización sin fines de lucro que se encarga de evitar, controlar y disminuir la polución de recursos naturales en Panamá.

Desde 2018, Marea Verde se encuentra registrada como una oenegé legal en Panamá, sin embargo, su activismo nació un año antes con un reducido grupo de colaboradores interesados en cuidar el entorno natural de sus comunidades. “Nos inspiramos en la Marea Roja; así como hay una pasión por el fútbol, queremos que haya pasión por el ambiente, para lograr tener un Panamá más verde”, explicó la cofundadora Mirei Endara en una conversación con La Estrella de Panamá.

La ardua labor de esta organización, formada por un cuerpo directivo de 20 expertos y activistas en pro del ambiente, ha resonado en la estabilidad de la naturaleza istmeña; sus proyectos han aportado valor agregado a la innovación ambiental desde puntos estratégicos como el río Matías Hernández, donde actualmente se encuentra la “barrera o basura”, mejor conocida como BOB, que retiene la basura que viaja a través de este y evita que llegue al mar. Según estadísticas de la institución, el BOB ha logrado retener más de 60 toneladas de desechos desde su instalación en febrero de 2019, lo que se traduce en 10 mil bolsas de basura y centenares de artefactos de gran tamaño como neveras, llantas, televisores...

Pese a que la limpieza de manglares y ríos son sus principales obras, Endara aseguró que la educación es un pilar importante en sus actividades concientizadoras. “El problema de basura es grave, hay que entender la situación y las causas por las que las personas tiran desperdicios en los ríos. En un programa al que estamos aliados, llamado Aulas Verdes, apoyamos a la educación ambiental en colegios primarios para lograr sembrar en las nuevas generaciones el amor por el entorno, la fauna, flora y los recursos hídricos”, señaló Endara.

La dedicación a la investigación y la difusión de información acerca de cómo transformar hábitos sociales tóxicos en nuevas prácticas beneficiosas para aplacar la crisis ambiental global, llevó al equipo de Marea Verde a postular un proyecto en la convocatoria lanzada por la Fundación Coca-Cola y la Benioff Ocean Initiative en el Instituto de Ciencias Marinas de la Universidad de California, Santa Bárbara, basado en componentes tecnológicos, educativos y de investigación.

El proyecto, que implica la creación de una barrera amplia y equipada para retener mayores volúmenes de materia prima desechada, junto con un dispositivo digital que ayude a clasificar e identificar los artefactos y objetos que navegan en los ríos, con el objetivo de darles una segunda oportunidad de uso provechoso, le valió el primer premio a la organización panameña dentro de la selección global. La remuneración otorgada al equipo istmeño ronda los $3 millones, repartidos en un periodo de tres años hasta completar la iniciativa.

Mirei Endara, Mariloli de Humbert y Sandra Watemberg son las caras de la revolución en pro del ambiente en Panamá.

“Ganar este reconocimiento es una gran oportunidad para Panamá, ya que al contar con fondos podremos llevar a cabo varios hitos significativos y demostrar que se pueden lograr metas importantes y duraderas para el bien de la sociedad”, enfatizó Endara.

La pasión que conduce a la acción

“Yo nací con un ADN de reciclaje, esa es mi pasión y mi sueño es ver a Panamá en su belleza natural sin pataconcitos por ningún lado”, expresó la cofundadora y codirectora de la organización, Mariloli Cabarcos de Humbert. “Si tomáramos el tiempo de reconocer la importancia que tienen los manglares para nuestra sociedad, nos daríamos cuenta de que verlos llenos de desechos es muy deprimente”, agregó.

El entusiasmo de Sandra Watemberg, coordinadora de proyectos en la oenegé, llegó en sus años de estudios secundarios. “Visité los manglares de Colón y conocí su rol en la naturaleza, sus afectaciones, y aprendí las claves para salvarlos, luego me gradué en estudios ambientales y me uní a Marea Verde para entender cada vez más lo esencial que es cuidar de la naturaleza y la urgencia que Panamá presenta”.

La organización recibe ayuda de voluntarios y autoridades públicas.

Y para Endara, la trayectoria que posee la motivó a emprender la iniciativa tras conocer de primera mano los proyectos que se realizaban en diversas naciones. “Siempre tuve aspiración a la ciencia, pero no quería ser doctora. Mi pasión nació en la maestría de educación ambiental y he trabajado por años en diversas instituciones ambientales y de investigación combatiendo las consecuencias del cambio climático”.

Con un equipo apasionado por “un Panamá más limpio”, como expresa su lema, Marea Verde se ha unido con diversas empresas y organizaciones que buscan mejorar las condiciones de vida y cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), sobre el capítulo 13 que constituye el “conservar y utilizar de forma sostenible los océanos, mares y recursos marinos para lograr el desarrollo sostenible”, y el 14 que sostiene el “proteger, restaurar y promover la utilización sostenible de los ecosistemas terrestres (...) y frenar la pérdida de diversidad biológica”.

“En Panamá nos falta mucho progreso en el camino del reciclaje”, sostuvo Humbert, “si cada uno hace un cambio estaremos mejor en muy poco tiempo, porque Panamá posee una naturaleza espectacular y la estamos perdiendo poco a poco”.

Por su parte, Watemberg destacó que existe un horizonte positivo para la conservación natural. “La gente quiere participar de actividades que le haga sentir que es parte de la solución al problema”, indicó.

En sus programas de limpieza de manglares, Watemberg indicó que se han recolectado más de 150 mil bolsas de desechos desde 2018. “Toda la basura que se recoge de los manglares debe ser lanzada al cerro Patacón porque está cristalizada, incrustada entre sí y es inútil para su reutilización o reciclaje”, explicó Humbert, “así que, todos los plásticos se recogen, quedan en manos de una compañía que los limpia, convierte en hojuelas y se envían a México para su reciclaje masivo”.

El BOB se encuentra en la desembocadura del río Matías Hernández.

A su vez, la activista señaló que se requiere un cambio de mentalidad social con respecto a los desechos, ya que “tenemos que verlo como materia prima con valor, no solamente basura”. Asimismo, dentro de los pilares del proyecto ganador se enfatiza la replicabilidad educativa para las comunidades y “entender las razones socioeconómicas que permitan una comunicación positiva para incidir en el desarrollo de desechos más sostenible”.

En vista de la creciente preocupación por el estado ambiental mundial, Panamá no se queda atrás en la planificación para crear mayores alianzas en pro del impacto positivo, sin embargo, Marea Verde enfatizó que la necesidad se expande más allá de convenios y firmas. “Panamá necesita mejores planes estratégicos de planificación con miras a largo plazo, no solamente administraciones de cinco años. Hace falta continuidad de planes y programas que motiven a la población a involucrarse en la conservación de la naturaleza”, explicaron las representantes. “Como país debemos aprender a alinearnos y trabajar como equipo, reconociendo que existe una biodiversidad única en el país que merece respeto y cuidado intenso”, agregaron.

“Con pequeñas acciones se logran grandes cambios”, puntualizó Endara. Además, hizo hincapié en el gran apoyo que la organización ha recibido de las autoridades pertinentes y ministerios del país, así como de la población. “Los ciudadanos del mundo tenemos la responsabilidad de cuidar la Tierra, es la única que tenemos”.

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