Gestión integrada de los residuos: una ventana hacia la economía circular

Actualizado
  • 28/01/2022 00:00
Creado
  • 28/01/2022 00:00
Diversos estudios e informes señalan la gestión de residuos como un camino en pro de la disminución de contaminación, y una puerta para modelos de participación pública y privada
La gestión de los residuos urbanos es un problema complejo que requiere de una aproximación integral.

En la publicación Políticas para la gestión ambientalmente adecuada de los residuos: el caso de los residuos sólidos urbanos e industriales en Chile a la luz de la experiencia internacional, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) señalan que, ya en 1992, estaban establecidas en países como Estados Unidos de América, comunidades que vivían en las cercanías de depósitos de desechos, muchos de ellos especialmente destinados a sustancias altamente tóxicas que representan una amenaza directa para la población.

Además, el documento hace hincapié en que los efectos contaminantes de la industria producidos de acuerdo con el estilo de desarrollo industrial inciden directamente en el riesgo potencial de contaminación de los recursos hídricos.

El concepto evolucionó a entender que las actividades industriales aportan a los riesgos, al igual que actividades comerciales y/o domésticas cuyos residuos, sólidos, líquidos o gaseosos sean descargados, depositados y/o liberados a los cuerpos de agua, suelos o en rellenos sanitarios sin tratamiento de lixiviados adecuados.

El manejo de los residuos ha requerido que el concepto de residuos haya evolucionado desde el año 1992, año en que se celebró en Río de Janeiro la conferencia conocida como Cumbre para la Tierra, en donde se realizaron negociaciones globales decisivas sobre el medio ambiente y el desarrollo sostenible; hasta residuos urbanos, siendo importante clasificarlos para entender su origen y diseñar sus rutas de recolección, disposición y tratamiento final.

Cada habitante de la región genera en promedio 1 kg/día de residuos, lo que causa que se generen 541.000 toneladas por día de residuos urbanos en América Latina y el Caribe.
¿Qué es un residuo urbano?

En el documento, Emisiones de gases de efecto invernadero y mitigación en el sector residuos: La economía del cambio climático en la Argentina de la Cepal, el autor Ricardo Vicari explica y define varios tipos de residuos.

Indica que son residuos sólidos urbanos (RSU) los provenientes de los desperdicios de las actividades de consumo y limpieza de la población; que existen residuos orgánicos de las aguas residuales domésticas (ARD) que son aquellos que provienen principalmente de las heces humanas; y que son residuos orgánicos de las aguas residuales industriales (ARI) los que provienen de las actividades de producción industrial que en sus procesos eliminan residuos orgánicos, principalmente a las corrientes de agua superficiales.

Vicari indica que estos residuos son considerados por su emisión de metano (CH4) y dióxido de nitrógeno (NO2), como residuos sólidos urbanos; en todos los inventarios nacionales de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Además, aunque ambos deben ser contabilizados en los inventarios nacionales de GEI, los RSU arrojan cuantitativamente más cantidades de estos gases que los ARD.

Los residuos orgánicos son los que más se generan y los que menos se gestionan, lo que representa, en promedio, el 50% de los residuos municipales.

De allí que la Cepal-Pnuma concluya que la gestión de los residuos urbanos es un problema complejo que requiere de una aproximación integral para encontrar un manejo eficiente y rentable, como es la economía circular, que para lograrla es imperante transformar la visión de los residuos sólidos a recursos, además de crear un espacio de transición que permita migrar hacia un modelo de producción y consumo circular, donde se entienda el valor de los tipos de residuos desde su origen.

El diseño de un modelo como este precisa crear modelos a escala de gestión de residuos municipales, de manera que la legislación para la gestión de residuos como elemento base de la economía circular pueda ser accesible a las aplicaciones en los gobiernos locales. Al lograr la escala local, se crean potencialidades del sector de residuos, ya que al articularlos de forma productiva se pueden crear y fortalecer políticas vinculadas a la economía circular a nivel local, regional y de país.

La economía circular es analizada en el documento de la Cepal, 'Perspectiva de la gestión de residuos en América Latina y el Caribe (LAC)'. En el informe se encuentra el análisis de la situación actual del manejo de residuos en la región, sus desafíos ambientales y tendencias, y además se propone un conjunto de acciones para lograr una gestión eficiente que permita transitar hacia un modelo de economía circular, clave para el desarrollo sostenible de la Agenda 2030.

El documento presenta cifras clave sobre la generación de residuos, indicando que cada habitante en la región genera en promedio 1 kg/día de residuos, lo que causa que se generen 541.000 toneladas por día de residuos urbanos en América Latina y el Caribe, cifra que se espera aumente un 25% para el año 2050.

Lo anterior muestra que la generación de residuos en América Latina y el Caribe está en constante aumento. El estudio también evidencia la relación directa entre el ingreso per cápita y la generación de residuos, por lo que el aumento en esta última será posiblemente mayor.

Una cifra interesante es que, en LAC, los residuos orgánicos son los que más se generan y los que menos se gestionan, lo que representa, en promedio el 50% de los residuos municipales en los países de la región.

Lo anterior, aunado a la falta de tratamiento específico de los residuos, provoca la generación de gases de efecto invernadero y la producción de lixiviados, además de disminuir la calidad de los productos eventualmente reciclables y dificultar dicho proceso.

Por lo que se debe promover la separación en origen y la recolección diferenciada de los residuos secos y orgánicos, al igual que lograr un tratamiento eficaz. A la vez, considerar la prohibición gradual de la disposición de los residuos biodegradables en los rellenos sanitarios e incentivar su aprovechamiento, por ejemplo, mediante el compostaje, es una estrategia que promueve las opciones para reducir la cantidad de residuos de alimentos que actualmente se generan.

El cambio a nuevos modelos de gestión requiere de darle prioridad a la comunicación y promoción de la participación efectiva de toda la sociedad, puesto que el acceso a la información y la participación ciudadana en los procesos de toma de decisiones son el corazón del empoderamiento ciudadano que es el motor del cambio en una sociedad.

Fomentar la participación de todos los actores mediante consultas públicas en los niveles nacionales y locales, establecer alianzas con actores clave, como los productores y prestadores de servicios, llevar a cabo campañas de comunicación eficientes y sostenidas, y articular la educación ambiental con la política de gestión de residuos, es clave para el cambio del modelo, porque favorece la toma de decisiones para inversiones que sean oportunas y sostenibles para las juntas de planificación urbana de los municipios descentralizados.

Es decir, el modelo hacia una economía circular potencia las debilidades del modelo actual de gestión, en oportunidades, al considerar la integración de los diferentes actores, así como un esfuerzo educacional y comunicacional para promover cambios de conducta.

Lograr la transición al cambio de modelo requiere de la generación de datos e información para entender y mejorar la gestión de residuos, de manera que sea posible integrar datos entre los niveles nacionales y locales, así como para comparar registros entre diferentes países, que faciliten el diseño de indicadores de generación y gestión de residuos en el Instituto de Planificación del Ministerio de Economía y Finanzas.

Panamá se encuentran en un punto sin retorno donde el tema de los residuos sólidos urbanos, debido al crecimiento exponencial de las urbes del país, requiere un cambio imperante hacia el modelo de producción y consumo circular.

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