Salud pública, deuda del Estado

Actualizado
  • 19/05/2019 02:00
Creado
  • 19/05/2019 02:00
Entre los más graves problemas de salud pública de nuestro país está el embarazo precoz

Nuestro país está en deuda con la salud pública, a pesar de que nuestra legislación en este tema es de las mejores de América Latina. Pero las leyes no se cumplen; no se sanciona tampoco a los funcionarios públicos que no las cumplen; y el resultado es que la ley se convierte en letra muerta. Los Comités de Seguimiento de los Organismos Internacionales han indicado una y otra vez esta falta de cumplimiento de los convenios suscritos por nuestro país (que son ley de la República), lo que nos impide cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Entre los más graves problemas de salud pública de nuestro país está el embarazo precoz. En Panamá una de cada cinco embarazadas es una adolescente, pero esto es más grave aún en nuestras comarcas indígenas, donde una de cada tres embarazadas es adolescente. ¿Cuáles son los resultados? Si la madre es menor de 20 años, hay 50% más de probabilidad de muerte del recién nacido; esto también afecta negativamente a la niña en cuanto a su educación; en muchos casos provoca abortos inseguros; y le trunca irreparablemente su proyecto de vida. Los embarazos de jóvenes nos alejan cada vez más de conquistar ‘la quinta frontera', como se ha llamado a la pobreza.

Pero las adolescentes no se embarazan solas. El 70% de los hombres responsables de embarazar a las adolescentes son mayores de 20 años, lo que nos indica que el embarazo es el resultado de una violación o por lo menos de una violación estatutaria (estupro), que en la mayoría de los casos queda impune o lo que es peor, resulta en la transmisión del VIH, lo que nos lleva a otro grave problema de salud pública, ya que Panamá ocupa el tercer lugar de Centroamérica con personas infectadas con VIH.

Otro problema global de salud que afecta a un tercio de las mujeres en el mundo y tiene "proporciones epidémicas", según las conclusiones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), es la violencia contra las mujeres. Las mujeres que sufren violencia tienen dos veces más posibilidades de experimentar depresión o alcoholismo que el resto. Las mujeres violadas tienen una vez y media más posibilidades de contraer enfermedades de transmisión sexual como la sífilis, la clamidiasis, la gonorrea o el VIH-Sida. Asimismo, las mujeres que han sido víctimas de violencia sexual tienen el doble de posibilidades de quedar embarazadas sin desearlo que el resto y sus bebés tienen un 16 por ciento más posibilidades de nacer con bajo peso.

Los datos muestran que el 35% de todas las mujeres padecerán violencia machista a lo largo de su vida, algo que les dejará consecuencias que pueden ir desde un brazo roto, a embarazos indeseados, a problemas psicosociales profundos. El estudio revela que, globalmente, el 38% de todas las mujeres asesinadas lo fueron a manos de sus parejas, y que el 42% de las que padecieron violencia física o sexual de su pareja sufrieron graves consecuencias médicas posteriores.

En Panamá hay muchas leyes vigentes que obligan a la educación integral en sexualidad, educación que incluye a los padres de familia, educadores y educandos. La educación integral en sexualidad les da a los jóvenes los conocimientos, aptitudes, actitudes y valores que necesitan para ver su sexualidad como algo natural y no como un tabú. Sobre todo, les da información para disipar mitos; referencias respecto a recursos y servicios a que tienen derecho; les enseña a identificar y defenderse de abusos sexuales; y a conocer sus derechos.

Está comprobado científicamente por varios estudios comparativos que los jóvenes que reciben educación integral en sexualidad desde temprana edad posponen el inicio de sus relaciones sexuales; y que las mujeres con mayor escolaridad gozan de mejor salud y oportunidades, tanto ellas como sus hijas e hijos.

La deuda que tiene el Estado con la salud pública de nuestra población joven es un gran desafío y genera un círculo vicioso de exclusión educativa y socioeconómica de miles de niños y niñas, que mueren por ignorancia sobre cómo evitar las enfermedades mortales transmitidas sexualmente o no pueden salir de la pobreza.

¿Qué está haciendo el Estado para mejorar la situación del país? Tenemos muchas buenas leyes, pero no se cumplen. Con sólo cumplir las leyes existentes y blindarnos contra la corrupción con unos cuantos cambios importantes a la Constitución, llegaríamos a tener el buen gobierno a que todos los panameños aspiramos en las elecciones que acaban de pasar.

ABOGADA

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