La espada que hizo historia

Actualizado
  • 06/03/2013 01:00
Creado
  • 06/03/2013 01:00
Debo confesar que la esgrima no es precisamente mi deporte favorito.. Por circunstancias sumamente especiales, quedé inmerso en la cober...

Debo confesar que la esgrima no es precisamente mi deporte favorito.

Por circunstancias sumamente especiales, quedé inmerso en la cobertura de esta disciplina de los Juegos Centroamericanos, y también debo admitir que estaba muy equivocado respecto a la intensidad de este deporte.

En un salón antiguo (por eso se llama la Antigua Aduana de San José), los representantes de siete países blandieron sus espadas con fuerza y decisión. La jornada se inició temprano en la mañana.

Intensos combates libraron damas y caballeros, cuales Quijotes o D’Artagnanes, o tal vez, movimientos como los que Guy Williams o Antonio Banderas hicieron en sus interpretaciones de El Zorro. Todo un día de competencias. Arturo Dorati hijo, una de las esperanzas panameñas, recibió un fuerte golpe con el mango de la espada de su contrario, cayendo privado del conocimiento por varios minutos.

Tras la asistencia de los médicos, se recuperó, pero no pudo llegar a instancias superiores.

La decepción, sin embargo, abrió paso a una esperanzadora presentación de José Luis Morán, quien sorteó duros rivales en el día para llegar hasta la final de espada ante el guatemalteco Germán Ramírez. Morán blandió la espada y se colgó la dorada. La pequeña delegación nacional estalló en júbilo.

Nunca pensé que la esgrima levantara pasiones tan altas como el fútbol, el béisbol o el baloncesto.

Fue la apoteósica celebración de los pocos panameños que nos mantuvimos fieles al espíritu indómito del atleta.

PERIODISTA

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