Catar pasa el testigo a los organizadores de 2026

Actualizado
  • 15/12/2022 00:00
Creado
  • 15/12/2022 00:00
El Mundial llega a la cúspide de su competencia deportiva con dos selecciones que podrían cerrarlo en una final reñida y brillante. Qatar 2022 deja lecciones deportivas relevantes
Para 2026 el formato está en discusión. Las opciones que se barajan al incluir 48 selecciones son: 16 grupos de tres equipos, 12 grupos de cuatro o dos lados (Conferencias) de seis grupos de cuatro, 24 equipos en cada una.

En lo deportivo, el Mundial ha cumplido y en algunos momentos ha superado las expectativas por las cuales cada cuatro años lo añoran los aficionados: un torneo sorprendente y sorpresivo, con un eco mediático que envía, durante su celebración. noticias regularmente trascendentes a un segundo plano de los principales titulares.

Cierto es que a la final se han citado Argentina y Francia, dos contendientes que estaban en las quinielas de los favoritos para alcanzarla; se podría de pronto intuir por ello que el torneo se ha movido dentro de la lógica y por un camino despejado, pero no es así. Esta Copa Mundo ha ofrecido protagonistas impredecibles y elogiables, entre ellos la sobresaliente Marruecos y Japón.

Ha sido sorprendente que varias de las selecciones poderosas y favoritas por antonomasia, hayan sido superadas sin dejar huella de la solidez futbolística que les antecedía, marchándose por sus escuetos resultados. Sus modelos estratégicos y tácticos, preparados para este tipo de competición por selecciones como la española, alemana, belga, brasileña, entre otras, están llamados a revaluarse.

La Copa impone asumirla en toda en su extensión cuando se concibe su preparación. El fútbol se expandió llevando métodos y conocimientos al alcance de países cuyas selecciones se les solía mirar como simples participantes; el acceso que facilita la tecnología ha contribuido en parte a ello, aunado a que sus jugadores han ampliado capacidades al participar, cada vez en mayor número, en las ligas internacionales de renombre. Han dado un paso al frente quedando motivadas a continuar pisando con mayor fuerza y determinación.

Puede no estar muy lejano el día en que una final se dirima entre dos selecciones que no sean ni europeas ni sudamericanas.

Si los europeos siguen concibiendo que la disputa principal será siempre entre ellos y Sudamérica, puede no estar muy lejano el día en que una final de la Copa Mundo se dirima entre dos selecciones que no sean ni europeas ni sudamericanas, rompiéndose esta hegemonía. Catar ha hecho sonar campanas.

Aunque en anteriores ediciones se han dado algunos resultados sorpresivos, esta vez fueron y se sintieron más; con el agregado que el nivel físico y la dinámica del juego de las propuestas se percibió con un nivel más parejo, sin los altibajos pronunciados de otras ocasiones.

Las perspectivas de crecimiento competitivo se presentan positivas, la Concacaf tiene que apurar porque ha dado muestras de rezago y el próximo torneo será en su región.

2026 y el dilema por resolver
Marruecos y Japón alcanzaron picos altos de rendimiento.

Al coronarse el próximo domingo al campeón de Qatar 2022, una vez concluida la ceremonia comenzarán de inmediato las referencias y el enfoque hacia la Copa Mundo Canadá/Estados Unidos/México 2026.

Será el primer torneo acogido por tres países anfitriones y por primera vez contará con la asistencia de 48 selecciones, superando en 16 participantes el actual formato de 32, que venía rigiendo desde Francia 1998.

Una ampliación aprobada por el Consejo de la FIFA desde 2017, impulsada por su presidente Gianni Infantino para cumplirle a las asociaciones miembros las dos promesas de la campaña electoral que lo llevo a la presidencia: más cupos para la Copa Mundo y más dinero para las federaciones.

Para Panamá, entre otros países, la ampliación les permite vislumbrar mayores posibilidades de asistir, aspirando a los beneficios económicos y de desarrollo deportivo que incentiva; incluso para selecciones europeas con pedigrí histórico como Italia, ausente durante estas dos últimas versiones 2018 y 2022, agranda la ya mayoritoria participación europea en la Copa; sin embargo, aunque parezca inconcebible, el formato de competencia en este torneo de 48 selecciones está aún por definirse.

Qatar 2022 rompió un techo de cristal al incluir a Stéphanie Frappart como la primera mujer en dirigir un partido en la historia de la Copa. Obtuvo buenas calificaciones en el Costa Rica vs. Alemania.

Es un dilema. De las cinco propuestas con las que Infantino impulsó el proyecto en 2017, se aprobó la primera, que fue esta: 48 equipos, 16 grupos de tres selecciones, los dos primeros clasificados a las rondas eliminatorias, 80 partidos en 32 días.

Pero esta propuesta hoy se encuentra en entredicho, al punto que la FIFA en Catar se manifestó abierta a escuchar sugerencias. Resulta que este formato de tres equipos por grupo dispone que mientras dos selecciones juegan, la otra contempla, y al llegar al tercer partido del grupo los dos equipos mejor acomodados pueden amañar el tercer partido si les convine a ambos.

Se trae a colación un hecho vergonzoso que ocurrió en España 1982, se conoce como la “Desgracia de Gijón”. Aunque los grupos estaban formados por cuatro equipos, la última fecha que cerraba esta fase transcurría con un partido primero y el otro al día siguiente.

Argelia y Chile se enfrentaron primero, el 24 de junio, ganando los argelinos 3-2. Con el resultado ya conocido, el 25 de junio, en el estadio El Molinón de Gijón, jugaron Alemania occidental y Austria pactando un resultado con victoria 1-0 para los alemanes que los clasificaba a ambos. Quedaron por fuera los argelinos, que tenían igual número de puntos, victorias (2) y derrotas (1), pero ese resultado los dejaba con inferior diferencia de goles. Fue bochornoso ver la descarada actitud de los jugadores en su complicidad.

Cuatro años después, la FIFA intervino estableciendo que los dos partidos de la última fecha de la fase de grupos se jugarían el mismo día y a la misma hora; desde 1986, hace 36 años, la última jornada sigue impregnada de dramatismo y emoción, como se vivió ahora en Catar. Los grupos de tres equipos se pueden prestar a revivir la vieja práctica.

No es que en el actual sistema no deje algunos resquicios para algunos “acomodos” entre los equipos, al enterarse de lo que está sucediendo en el otro estadio; pero el formato de 16x3, según un análisis publicado por el Journal of Sports Analytcs en 2021, supera y se presta a una mayor incidencia en este sentido, abriendo la puerta para vulnerar la imprevisibilidad del resultado, esencial para preservar la credibilidad en el deporte.

Ante el rompecabezas que plantea el nuevo formato de 48 selecciones para 2026, el exentrenador francés y director técnico de la FIFA Arsene Wenger señaló en Doha que el Consejo de la FIFA lo decidirá el próximo año entre “16 grupos de tres, 12 grupos de cuatro o dos lados de seis grupos de cuatro, como se organizan dos (torneos) de 24 equipos”. En ese Consejo se atenderá por supuesto la voz de Estados Unidos.

Entre los 12 grupos de cuatro o dos lados de seis grupos que es un sistema de competencia de 24 equipos en cada lado (Conferencia) propio de la liga estadounidense que concluye con una final de cuatro, las opiniones en el ámbito del fútbol que pretenden preservar la esencia, tienden a inclinarse por el de 12 grupos de cuatro equipos, similar en su forma y recorrido al actual que ha demostrado ser exitoso.

El lado negativo que le aducen al actual formato es que el torneo se extendería a 104 juegos y una semana más de competencia. El 16x3 de 48 selecciones implica 80 juegos y el actual de 32 es de 64 partidos.

Sin embargo, quienes están en el negocio no lo ven tan mal, porque más juegos significan una mayor recolección de dinero por derechos de trasmisión, más patrocinadores, más boletos, más ocupación hotelera, etc. Por su desarrollo, los países anfitriones cuentan ya con adecuadas infraestructuras deportivas, son de primer nivel y a algunas solo les haría falta adecuaciones. Las ganancias de la FIFA por el mundial de Catar superaron a las de Rusia y proyectan que el de 2026 superará con creces las dos anteriores, generando tanto dinero que los clubes no protestarán por la liberación de sus jugadores al recibir cifras más altas en los cheques de compensación.

Se termina un mundial, se abre la puerta para el siguiente con la incógnita del formato con el que se jugará. Ojalá Estados Unidos que es el eje del torneo que sigue, aunque su nombre aparezca de segundo en la denominación de los anfitriones (Canadá/Estados Unidos/México 2026), no termine forzando un formato solo por incorporarle una característica estadounidense que le reste trascendencia a la valoración alcanzada por la actual versión.

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