El retiro de Oscar De La Hoya

El momento de decir adiós es difícil para cualquier profesional en cualquier rama del conocimiento humano. Es el punto de inflexión que define el futuro de una persona. Es la forma de decirle a la vida "gracias por todo lo vivido" hasta ese instante.

Comprender en qué lugar te encuentras, a una edad y en condiciones físicas y mentales adecuadas, luego de bregar en largas jornadas de sacrificio, esfuerzo y entrega a la profesión, suelen ubicarte en el espacio donde la decisión puede tomarse con calma.

El boxeo suele ponerte a prueba desde muy corta edad.. por las necesidades, las carencias, la supervivencia. Combina el talento y la dedicación y lo transforma en aquella forma de abrirte paso a golpes hasta llegar a una corona mundial.

Creo que Oscar De La Hoya tomó una decisión correcta, en un momento correcto. No tiene que probarle nada a nadie en su profesión, donde se encumbró en el sitio más alto, peleando con lo mejor de lo mejor en la última década.

Ha obtenido fama y fortuna, mismas que ha administrado con buen juicio, convirtiéndolo en un mecenas del boxeo latinoamericano en los Estados Unidos, además de poner al servicio de la comunidad latina de Los Ángeles numerosas iniciativas en el plano educativo y de atención médica.

Con este retiro, el ciclo de los grandes ídolos de los últimos diez años se cierra, y se abre el de los que están vigentes en este momento. Es un seguro miembro del Salón de la Fama del boxeo mundial y un ejemplo para imitar.