‘Scouts’: los hombres detrás de las estrellas

Actualizado
  • 20/06/2009 02:00
Creado
  • 20/06/2009 02:00
PANAMÁ. Mariano Rivera, Carlos Lee y Carlos Ruiz son algunas de las figuras panameñas de actualidad en las Grandes Ligas. A través de ...

PANAMÁ. Mariano Rivera, Carlos Lee y Carlos Ruiz son algunas de las figuras panameñas de actualidad en las Grandes Ligas. A través de su esfuerzo, han logrado crearse un espacio dentro de su equipo. El camino hacia la grandeza no fue fácil. La suerte y la competitividad fueron dos factores importantes en su éxito.

Pero, la suerte de los jóvenes peloteros ni siquiera está en sus manos en un inicio. El ojo clínico de los cazatalentos, o “scouts”, fue determinante para las organizaciones a la hora de integrar nuevos jugadores a su institución.

Aníbal Reluz, Ramón Webster, Luis Molina y Allan Lewis son solo algunos de los buscadores panameños más destacados.

UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD

La mayoría de los cazatalentos iniciaron su camino en la gran carpa como jugadores profesionales. Luego de su retiro, forzado o voluntario, la organización para la que militaban le ofrecieron puestos como sus vigilantes en Latinoamérica.

“Jugué por seis años con los Marineros de Seattle”, cuenta Luis Molina, quien vio truncada su carrera como jugador por una lesión. “Luego, me ofrecieron ser coach de infield en Venezuela y después, su scout en Centroamérica”.

El chiricano Allan Lewis, quien trabaja con los Filis de Filadelfia, comparte casi la misma puerta de entrada como cazatalentos. “Cuando finalicé mi carrera con los Atléticos de Oakland, mucho de mis compañeros se fueron, como jugadores y directivos, a los Indios de Cleveland, que fue el primer equipo en darme la oportunidad”.

Uno de los casos que sale de este molde es el de Aníbal Reluz, actualmente con los Rojos de Cincinnati, quien a pesar de nunca haber jugado en el gran circuito, tuvo su primer contacto con los Astros de Houston en 1984, cuando fue llamado como entrenador invitado.

“Estuve trabajando con la organización en Estados Unidos, Cuba y Venezuela antes que me dieran la oportunidad como scout”, afirmó Reluz.

CON MALOS OJOS

A pesar de ser el puente entre los jóvenes peloteros y el éxito en las Grandes Ligas, el trabajo de cazatalentos es mal visto, y hasta criticado, por los dirigentes del béisbol nacional, según afirmó Reluz.

“Ser scout en Panamá pareciera ser un delito”, dijo el capitalino. “Aducen que nosotros nos llevamos a sus jugadores”.

Allan Lewis piensa igual que Reluz, y afirmó que los dirigentes no piensan en el futuro de los peloteros. “Ellos no quieren dejarlos ir, pero tampoco les dan trabajo”.

Relúz agrega que los dirigentes montan la campaña en contra de ellos, pero que no ayudan a nadie. “Mariano Rivera no fuera lo que es hoy en día si no hubiera sido por los scouts”.

OJO CLÍNICO

Si bien cada club tiene necesidades distintas, la mayoría de los cazatalentos están al tanto de casi las mismas características. “Si es un jugador de cuadro, buscamos buen tamaño, habilidades técnicas y buen brazo”, dijo Reluz. “Si es un lanzador, necesita manos largas, espalda grande, buena velocidad y comando”.

Molina afirmó que buscan cualidades físicas y técnicas explotables para poder llegar a la gran carpa.

Ambos scouts coincidieron en que la actitud es determinante en la escogencia del jugador, ya que de no tener una buena disciplina, no será firmado a pesar de sus atributos.

Por su parte, Allan Lewis busca los mismos conceptos, pero manifestó que la parte mental no es un problema grave, y que aun así, lo contrataría.

TRABAJO GRATIFICANTE

Llevar a alguien de prospecto a profesional es la mayor satisfacción que tienen los cazatalentos. Pero hay veces que las organizaciones, en busca de mejorar la condición de dichos prospectos, se compenetran más con la sociedad, como es el caso de los Astros de Houston.

“Los Astros construyeron el estadio de Chame, ayudaron a muchas entidades, escuelas e iglesias”, afirmó Reluz.

“Además, se invertía en todas las categorías infantiles para que los peloteritos jugarán totalmente gratis, sin necesidad de pagar ni uniformes ni implementos”, agregó el cazador de talentos.

Reluz admitió sentirse complacido durante los diez años que duró este trabajo, y sostuvo que está creando la Fundación Aníbal Reluz para ayudar a los niños de más bajos recursos.

UNA RULETA RUSA

Como en todas las profesiones, en la carrera de un cazatalentos hay momentos amargos y dulces.

El salario es una de las primeras dificultades en los buscadores, ya que en un inicio, oscila entre los $300 dólares. Tras haberles demostrado a la organización su instinto pelotero, su remuneración puede llegar hasta los $5,000 dólares.

En cuanto a su trabajo, casi todos los cazadores panameños han sido víctima de algún revés en sus prospectos.

“En una ocasión, trabajé con un muchacho nicaragüense, que cuando cumplió la mayoría de edad, decidió firmar con otro equipo”, dijo Luis Molina.

Para Aníbal Reluz, sus mayores disconformidades fueron con jugadores criollos. “Estuve a punto de firmar a Carlos Lee, pero me exigieron cinco mil dólares más que no tenía”.

Reluz también trabajó con Carlos Ruiz por seis meses, pero los Astros de Houston no se interesaron en el chiricano, quien luego firmaría con Allan Lewis, por su estatura.

Pero como dice el dicho, siempre hay una luz al final del túnel, y todos coincidieron que la satisfacción de trabajar por meses con un muchacho que luego es firmado por las organizaciones de las mayores, es altamente gratificante.

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