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- 22/05/2009 02:00
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La llegada del cubano Guillermo Rigondeaux al boxeo profesional será una realidad este viernes en el hotel Fontainbleu de Miami, Estados Unidos. Se trata, posiblemente, del producto boxístico más importante salido de la isla caribeña desde los tiempos de Teófilo Stevenson. Para muchos, uno de los púgiles con mayor técnica y proyección existentes en la actualidad.
Rigondeaux llegó al mundo en La Prueba, un pueblo de Santiago de Cuba el 30 de septiembre de 1980. Tiene un más que impresionante registro como aficionado, con más de 200 victorias y sólo 12 derrotas. Fue dos veces medallista de oro olímpico (2000 y 2004), y dos veces campeón mundial aficionado (2001 y 2005) en las 118 libras.
El púgil, sin embargo, parecía no estar muy conforme con el trato recibido de parte del gobierno cubano. Era, como otros atletas de excelencia, el portaestandarte de la Revolución.. pero en el fondo, sentía que el tiempo pasaba sin compasión, y sin más por recibir que aquello que le era permitido por el régimen.
Fue en el año 2007 que el mundo de Rigondeaux se transformó radicalmente. Luego de su presunta deserción en los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro, retornó a Cuba, donde fue degradado al punto de ser casi considerado una lacra social. Todo su prestigio, victorias y honores quedaron en el cesto de la basura.
Decidió irse de Cuba. Un buen día, se embarcó hacia Cancún y de allí saltó a Estados Unidos, donde se unió a otro desertor, Yourkilis Gamboa, hoy campeón mundial peso pluma en la rama profesional.
Guillermo Rigondeaux dejó atrás su familia para tratar de abrirse paso en el boxeo de paga y demostrar que sus méritos como aficionado representan suficiente crédito para augurarle una carrera profesional fructífera, que inicia en el peso supergallo (122 libras).
Después de barajarse los nombres de Juan Noriega y Augusto Jiménez, todo indica que será Isaac Hidalgo quien le dará la bienvenida esta noche a una nueva etapa en la vida deportiva del santiaguero. Hidalgo es joven (20 años), su marca profesional: Tres victorias en siete combates. Parece diseñado especialmente para que Rigondeaux luzca sus virtudes pugilísticas.
El cubano tiene como aliados en esta aventura un estilo fino, pegada respetable, buen soporte al castigo y el firme convencimiento de que con estas cualidades puede encumbrarse a lo más alto en el pugilismo rentado. Tiene en su contra la edad (28 años), que luce como una limitante, y un proceso de adaptación que debe cumplir con el rigor necesario, si realmente quiere aspirar a algo grande.
Sus manejadores quieren apresurar el paso para que Rigondeaux llegue al estrellato en el menor tiempo posible, lo que puede resultar una jugada peligrosa, precisamente porque el isleño ya no es el chiquillo que deslumbró al mundo boxístico. Tiene el talento, pero debe madurarse con lo necesario. Por lo pronto, hay que apreciar la evolución de este boxeador, y dejarle abrirse paso en el profesionalismo.
En el año 2000, se le consideró el mejor boxeador aficionado del mundo.