Banco Mundial: Gobernanza, clave para el crecimiento equitativo

Actualizado
  • 18/03/2017 01:00
Creado
  • 18/03/2017 01:00
Frente a los desafíos del desarrollo, es preciso replantear la interacción entre actores estatales y no estatales para aplicar y formular políticas

Mejorar la gobernanza es fundamental para garantizar un crecimiento equitativo en los países en desarrollo, concluyó ayer el Banco Mundial (BM), en su informe de desarrollo mundial 2017, sobre gobernanza y las leyes, uno de los reportes insignia del organismo internacional.

El informe, presentado en Panamá, insta a los países a repensar su enfoque en materia de gobernanza, como una de las claves para superar los desafíos relacionados con la seguridad, el crecimiento y la equidad.

‘Esta discusión puede ser relevante para que las sociedades y gobiernos... generen progreso',

ANABELA ABREU

BANCO MUNDIAL

En el evento participaron expertos de la academia, gobierno y sector privado. El ministro de Economía y Finanzas, Dulcidio De La Guardia, señaló que cuando se tienen objetivos comunes, hay transparencia, participación y voluntad para solucionar los problemas, ‘es posible alcanzar la gobernanza, deponiendo los intereses que obstaculizan la adopción de políticas que propicien el desarrollo'.

Anabela Abreu, representante del BM en Panamá, señaló que ‘esta fue una oportunidad para dinamizar el debate sobre la eficacia de las políticas y la reforma de la gobernanza, y para promover nuevas ideas sobre cómo liderar el cambio. Ciertamente, esta discusión puede ser relevante para que las sociedades y sus gobiernos elijan un camino que genere progreso para todos' , agregó.

Por su parte, Marco Larizza, especialista principal del sector público del BM, y coautor del Informe, señaló que ‘hay tres funciones institucionales fundamentales para la eficacia de las políticas. Las instituciones tienen que garantizar el compromiso, fortalecer la coordinación y propiciar la cooperación', concretó al respecto.

Según el experto, las asimetrías de poder en la arena de negociación de las políticas pueden menoscabar las funciones básicas de las instituciones, y ‘estas se pueden manifestar en captura, clientelismo y exclusión'.

De acuerdo con el documento del Banco Mundial, es posible lograr un cambio para modificar las asimetrías o falta de equilibrio en las negociaciones, de manera que se obtengan políticas efectivas y viables.

Las élites, los ciudadanos y actores internacionales pueden reconfigurar la arena de negociación, modificando incentivos, transformando preferencias, e incrementando la contestabilidad en el proceso de toma de decisiones, añade.

‘Para abordar los desafíos que enfrentan actualmente los países en desarrollo espreciso replantearse el proceso de interacción entre actores estatales y no estatales para formular y aplicar las políticas, es decir lo que en este informe se denomina gobernanza', indica.

Según el reporte internacional, numerosos sistemas institucionales poco ortodoxos han facilitado el desarrollo, mientras que muchas de las llamadas ‘mejores prácticas' han fallado. Cuando las políticas y las soluciones técnicas no logran los resultados previstos, el fracaso suele atribuirse a la falta de capacidad.

Por lo general, agrega el documento, la solución que se propone consiste en ‘mejorar' las instituciones, trasplantando el mismo tipo de mecanismos que resultaron exitosos en otro sitio. Por ejemplo, el asesoramiento normativo que pone freno a la corrupción, suele centrarse en la aplicación de estrategias empleadas con éxito en los países de ingreso alto que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Estas estrategias, sin embargo, han dado siempre magros resultados en los países donde los niveles de desarrollo y los acuerdos políticos aún no permiten la aplicación efectiva de reglas formales.

De acuerdo con el Banco Mundial, no cabe duda de que los factores inmediatos, como la forma específica que adoptan las instituciones, son importantes. Sin embargo, lo que cuenta principalmente para lograr eficacia en las políticas es si esas formas institucionales son capaces de desempeñar sus funciones en un entorno determinado.

Específicamente, el informe hace hincapié en el compromiso, la coordinación y la cooperación, las tres funciones básicas de las instituciones que subyacen a la eficacia de las políticas.

El estudio señala que no importa solo la ley en el papel, sino también fortalecer el papel de la ley. Los actores interactúan no solo para seleccionar e implementar políticas, sino también para diseñar y modificar las reglas en cuyo marco se produce esa interacción.

De hecho, señala el Banco Mundial, pueden distinguirse tres niveles distintos de reglas. Las reglas como políticas (asignaciones presupuestarias), como formas organizativas (independencia de las instituciones) y como mecanismo para modificar las propias reglas (las normas electorales).

El Banco Mundial inició la publicación de estos informes hace treinta años. La presentación en Panamá formó parte de la primera gira oficial de difusión del Informe en América Latina.

PROCESOS

La corrupción bajo la lupa internacional

Aunque de forma inmediatista pueda justificarse que la corrupción ‘engrasa' las ruedas de la economía, a largo plazo ‘afecta negativamente el crecimiento, desviando recursos de usos más productivos y alimenta la desigualdad porque favorece desproporcionadamente a los que están en el poder'. Así lo establece en informe del Banco Mundial, que dedica un capítulo completo a las malas prácticas relacionadas con las ganancias privadas durante el ejercicio de un cargo público. Además, añade ese acápite, la corrupción desacredita a la autoridad ‘porque debilita la percepción pública de justicia'. Y aunque entre la primera generación de países con renta alta miembros de la Organización para el Desarrollo Económico (OCDE) se han logrado grandes avances para controlar ese problema generalizado, el organismo internacional reconoce que en los países en desarrollo no se ha obtenido el mismo éxito. Su primera recomendación es reconocer que la corrupción no es una enfermedad de la sociedad, sino una estructura de abuso de poder que puede desarticularse.

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