
- 15/08/2025 23:00
Luego de una semana de tensión y la alarma de la Asociación Nacional de Ganaderos (Anagan), el Gobierno nacional logró una intervención crucial en la crisis lechera del país.
El presidente de la República, José Raúl Mulino, anunció ayer 15 de agosto que Nestlé Panamá ha revertido su decisión y reanudará la compra de leche fresca a los productores nacionales, tras una reunión con el ministro de Comercio e Industrias, Julio Moltó. “Les tengo una primicia, la Nestlé va a comprar la leche”, declaró el mandatario, quien había advertido días antes de que “si no compran, no importan”.
El anuncio trae un respiro inmediato al sector, aunque el trasfondo de la crisis, motivado por las importaciones y la competencia desleal, sigue siendo una preocupación.
“A través del diálogo con Nestlé hemos logrado consolidar un acuerdo que garantiza la continuidad de las compras de leche a nuestros productores”, dijo Moltó. Por su parte, Nestlé emitió un comunicado asegurando que: “En los próximos, la compañía presentará una nueva versión de Leche Evaporada IDEAL con el sello Hecho en Panamá como parte de su esfuerzo por fortalecer la competitividad de l a industria láctea nacional”.
El conflicto se desató tras un comunicado de Nestlé Panamá a los productores el 5 de agosto de 2025. En él, la empresa notificaba la suspensión de la compra de leche fresca grado C a partir del 5 de septiembre, argumentando una “baja en consumo de productos lácteos”. Además, informaba que no recibiría leche del 15 al 23 de agosto debido a un “mantenimiento técnico”. Esta noticia, aunque calificada por Nestlé como una medida temporal para proteger su fábrica de Natá de los Caballeros, en Coclé, desató la alarma en el sector ganadero.
La empresa daba a conocer que reduciría la frecuencia de producción en la línea de leche evaporada denominada IDEAL, dejando de comprar leche grado C o industrial a 320 productores.
Al día siguiente, la Anagan, capítulo de Los Santos, reaccionó con un comunicado en el que calificaba la situación de “crítica”. La asociación dijo que el problema no era la producción nacional —la cual solo cubre poco más de la mitad del consumo del país—, sino las “crecientes importaciones de materia prima láctea y productos terminados”, como leche en polvo y queso mozzarella.
La Anagan advirtió de que esta competencia desmedida está desplazando la producción local y poniendo en riesgo a miles de familias que dependen de esta actividad, una situación que, según ellos, se ha agudizado desde 2017.
La preocupación no se limitó a los ganaderos. La Asociación Nacional de Procesadores de Leche (Anaprole), que agrupa a nueve de las principales empresas del sector, también expresó su inquietud. En un comunicado del 12 de agosto, Anaprole se sumó a las voces de alarma, señalando que las “desmedidas importaciones” están afectando a toda la cadena de valor y poniendo en riesgo a más de 15.000 empleos.
La presidenta de Anaprole, Natzaré Bermúdez, reveló que el valor de las importaciones de lácteos creció en más de $100 millones al cierre de 2024, lo que ha generado una competencia con un “esquema flexible y sin el compromiso de impulsar la producción nacional”.
Bermúdez explicó que, si bien el consumo de lácteos en Panamá se mantiene estable, se está observando un preocupante desplazamiento: “cada vez menos producto nacional y más producto importado”.
Anaprole hizo un llamado urgente al Gobierno nacional para que promueva y articule medidas que permitan la sostenibilidad del sector, garantizando el consumo de productos panameños y la soberanía alimentaria del país.
El problema de fondo radica en la desventaja competitiva que enfrenta la producción panameña. Anaprole destacó que los productos lácteos provenientes de países como Estados Unidos son, en promedio, 30 % más baratos de producir, debido a los subsidios que se otorgan a los productores en ese país. Esta situación se agrava con el Tratado de Promoción Comercial entre Panamá y Estados Unidos, que contempla la reducción de aranceles en el mercado de lácteos para 2028.
Además de los subsidios, Bermúdez dijo que los altos estándares de calidad y la estricta normativa en Panamá, aunque garantizan un producto superior, también elevan los costos para los productores locales. El dilema es claro: un producto de alta calidad y más costoso compite con importaciones más baratas que, en el caso de los sucedáneos, ni siquiera tienen el mismo valor nutricional. La presidenta de Anaprole instó a los consumidores a leer las etiquetas para apoyar al sector nacional.
La intervención del presidente Mulino ha sido fundamental para evitar un colapso inminente en la compra de leche grado C. Sin embargo, este acuerdo no resuelve los problemas estructurales que aquejan al sector lechero panameño. La necesidad de un plan a largo plazo que regule las importaciones, proteja a los productores nacionales y eduque al consumidor sobre la importancia de apoyar lo local, sigue siendo una prioridad para garantizar la viabilidad del campo panameño en el futuro.