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- 30/05/2009 02:00
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BRASIL. Cuando se embarcó en un vuelo a Argentina para una reunión de negocios en abril, María Fernanda Teixeira, quien recientemente había sido nombrada presidenta para Brasil y directora de operaciones para América Latina de la estadounidense First Data, no tenía fresco en su mente el desafío que había asumido hace poco: en dos años cuadruplicar el tamaño en Brasil de la empresa de servicios de procesamiento de pagos para comercio electrónico, que en 2008 facturó en todo el mundo unos US$ 8,800 millones.
Para entrar a First Data abandonó otra presidencia, la del Grupo ICT en América Latina, donde llegó después de haber ocupado la vicepresidencia de operaciones en América Latina de otra multinacional, Electronic Data Systems (EDS). “.
Pero esta ejecutiva sabe que la determinación no basta dentro del reducido mundo de mujeres que llegan alto en su trayectoria profesional. Hoy, en Brasil, por ejemplo, las estadísticas muestran que las mujeres ocupan entre el 18% y 20% de las presidencias, vicepresidencias y puestos de alta dirección de grandes empresas; en Argentina, ese porcentaje es de 17%. Y en América Latina, esos dos países están lejos de ser los peores ejemplos; al contrario. Un estudio realizado por el World Economic Forum señala que Argentina es el país de la región mejor posicionado en cuanto a la reducción de las diferencias de género, en el puesto 24 de 130 países. La verdad, con raras excepciones, el estudio muestra que tales desigualdades, cuando se trata de oportunidades económicas y de participación políticas, están presentes en todo el mundo.
Es una realidad que provoca desánimo al académico Carlos Arruda. Desde su puesto de coordinador del Núcleo de Innovación de la Fundación Dom Cabral, lleva cuatro años recopilando estadísticas sobre el tema. “En el curso más básico que ofrecemos, un diplomado, las mujeres son mayoría, con entre 55% y 60% de los puestos, y usualmente son los mejores alumnos; en los niveles siguientes, un MBA empresarial, dirigido a los cargos de gerencia y de dirección, los hombres son mayoría”, cuenta. “Y de ahí para arriba, la historia cambia drásticamente. En el programa sénior, dirigido a vicepresidentes y presidentes, hay una mujer por cada 40 alumnos”. “Creo que es un cambio que está ocurriendo de forma paulatina, porque tenemos que tener en cuenta un universo en el cual por siglos predominó el hombre. Hoy podemos ver una generación de mujeres jóvenes cada vez más dispuestas a asumir cargos de responsabilidad, hay un ambiente más positivo para ello”, dice Francisca Valdés, directora del grupo Mujeres Empresarias.
Sandra Yachelini, directora general de Microsoft para Argentina y Uruguay, defiende la necesidad de políticas sólidas que favorezcan la creación de oportunidades. Pero también advierte que “esa inclusión no se debe argumentar hoy en la igualdad, sino como una defensa del talento.