Así lo confirmó el viceminsitro de Finanzas, Fausto Fernández, a La Estrella de Panamá
- 31/05/2017 02:05
El cruce de reproches entre el presidente de EE.UU., Donald Trump, y la canciller alemana, Angela Merkel, pone a prueba un eje transatlántico basado en la lealtad casi incondicional desde tiempos de la guerra fría y que hasta ahora ha superado altibajos bilaterales y globales.
La frase ‘bad, very bad' —‘malo, muy malo'— aplicada por Trump a los alemanes o a su superávit exportador, en Bruselas y vía Twitter , contrasta con el ‘ich bin ein berliner' (‘soy un berlinés') pronunciado por John F. Kennedy en 1963, todavía en el Berlín del muro.
Con ese mensaje, expresó su solidaridad hacia la ciudad símbolo de la guerra fría, dos años después de la construcción de la que se denominó ‘franja de la muerte'.
COMERCIO
En 2016 Alemania tuvo un superávit comercial de 58,830 millones de dólares con EE.UU.
Aunque el superávit alemán rebasa el margen de la Unión Europea (6% del PIB), los comunitarios no piden cambios a Berlín.
Trump exige a Alemania aumentar sus inversiones en su país si quieren seguir vendiendo sus productos.
La frase pervive en la memoria colectiva —y no sólo en estos días, coincidiendo con el centenario del nacimiento de Kennedy—, al igual que el recuerdo del puente aéreo aliado que, entre 1948 y 1949, abasteció a la ciudad mientras duró el bloqueo soviético sobre su sector occidental.
Ambos capítulos suelen estar presentes en los discursos institucionales alusivos al eje transatlántico, al igual que otra frase de un presidente menos carismático que Kennedy, Ronald Reagan, que en 1987 pidió: ‘Mister Gorbachov, abra esa puerta, derribe ese Muro', en directa alusión al entonces líder soviético Mijail Gorbachov, para que diera paso a una apertura en los países tras el Telón de Acero, que simbólicamente pasaba por derribar el Muro de Berlín.
La Alemania de Merkel no es aquel país necesitado de protección aliada, en cuya mitad comunista creció la canciller; es una potencia económica determinada a asumir sin complejos el liderazgo político europeo, compartido ahora con la Francia de Emmanuel Macron.
Los mensajes hostiles de Trump no son nuevos y encajan en su temperamento, mientras que sí ha sorprendido la respuesta de la habitualmente contenida Merkel llamando a sus socios europeos a ‘tomar su destino en sus manos'.
La canciller no lo tuvo fácil con ‘su' primer presidente de EE.UU., George W. Bush, con quien tuvo que recomponer un eje transatlántico maltrecho después de que su antecesor, el socialdemócrata Gerhard Schröder, se negara a participar en la guerra de Irak (2003).
Con Barack Obama tuvo asimismo un mal arranque, primero, al impedirle hablar como candidato a la Casa Blanca en la Puerta de Brandeburgo, en 2008, y después, tras revelarse que el espionaje estadounidense pinchó su teléfono móvil.
TIEMPOS ELECTORALES
Los pronunciamientos ahora de Merkel tienen asimismo una lectura electoral.
La primera advertencia de Merkel, sintetizada en su frase ‘los tiempos en que se podía confiar completamente en otros han quedado atrás', fue pronunciada en una carpa cervecera en Baviera, el ‘Land' del que en los últimos años han procedido las críticas más duras a la línea de la canciller.
El lunes repitió la frase en Berlín e hizo hincapié en que no implica una ruptura con EE.UU.: ‘Somos y seguiremos siendo estrechos aliados. Somos y seguiremos siendo convencidos defensores de las relaciones transatlánticas', aseguró la alemana.
‘MUY MALAS' POLÍTICAS ALEMANAS, SEGÚN EE.UU.
El presidente Trump aseguró ayer que la política comercial y militar de Alemania es ‘muy mala' para su país y advirtió de que ‘esto va a cambiar'.
‘Tenemos un déficit comercial ENORME con Alemania, además de que ellos pagan MUCHO MENOS de lo que deberían en OTAN y militar. Muy malo para EE.UU.. Esto va a cambiar', escribió el mandatario norteamericano en su cuenta de Twitter .
Estos comentarios de Trump se producen después de que la canciller alemana, Angela Merkel, asegurara en un mitin el pasado domingo que ‘los tiempos en los que se podía confiar en otros han quedado atrás', en referencia a EE.UU. y Reino Unido.
Merkel explicó que esa era su conclusión tras las cumbres del G7 y la OTAN, en las que participó Trump y en las que quedaron patentes las marcadas diferencias entre las políticas de la nueva Administración estadounidense y sus socios europeos y occidentales. EFE