Francisco celebra el Viernes Santo

Actualizado
  • 30/03/2013 01:00
Creado
  • 30/03/2013 01:00
VATICANO. El Papa argentino Francisco presidió el Viernes Santo su Via Crucis, que se celebra en el Coliseo romano, como líder de la Igl...

VATICANO. El Papa argentino Francisco presidió el Viernes Santo su Via Crucis, que se celebra en el Coliseo romano, como líder de la Iglesia católica, a la que quiere despojar de sus oropeles y acercarla a los más necesitados.

La ceremonia empezó en la basílica de San Pedro con la liturgia de la pasión del Señor, que recuerda las últimas horas de la vida de Jesús. El rito empezó con la postración del Papa en silencio frente al altar y procederá con la adoración de la cruz.

Más tarde se inició el Vía Crucis, un recorrido de las 14 estaciones del Vía Crucis con las últimas horas de Cristo, que coronó las actividades del Viernes Santo, en el Coliseo romano.

MENSAJE AL ISLAM

Este quizá sea uno de los pocos actos de la Semana Santa de este año que lleva la impronta de su predecesor, Benedicto XVI, que había encargado las meditaciones al patriarca de la Iglesia maronita libanesa Bechara Rai y éste encomendó a dos jóvenes su redacción.

Se trata de una forma de destacar el drama que vive Oriente Medio, con la guerra de Siria, pero también la difícil coexistencia entre musulmanes y cristianos, el auge del islam y la huida de muchos cristianos de la región ante la persecución que sufren, en particular en Egipto.

El mensaje de estas meditaciones encargadas por el ahora Papa emérito podrían centrarse en la defensa de la vida, amenazada por guerras, intolerancia, opresión, y también, según la Iglesia, por las leyes (aborto, eutanasia) que no defienden lo suficiente los derechos de los más pobres. Conceptos que Francisco, que alza constantemente su voz a favor de la ‘protección’, asume plenamente.

El portavoz del Vaticano reconoció que el nuevo Papa argentino ha acortado y simplificado algunas de estas ceremonias litúrgicas.

CERCANÍA CON NECESITADOS

Francisco, el primer jesuita que llega al sillón de Pedro, ha dejado claro en poco más de dos semanas de pontificado que quiere un cambio para esta milenaria institución cuya imagen se ha visto empañada en los últimos años por las luchas intestinas de poder, los sacerdotes pederastas o la turbia actividad económica del banco del Vaticano.

Quizá, el mensaje más contundente lo dio el Papa el Jueves Santo, cuando se desplazó a una cárcel de menores de Roma, ‘Casal del Marmo’, donde ofició una misa ante medio centenar de jóvenes y lavó los pies a 12 de ellos en una ceremonia que conmemora la última de cena de Jesús con los doce apóstoles.

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