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- 11/11/2014 10:43
Diez años después de su muerte, Yaser Arafat y su recuerdo proyectan una sombra doble y alargada, la de "Abu Amar", el guerrillero que puso en pie la lucha armada, y la del "hombre de Estado", que ofreció la rama de olivo e inició el diálogo.
Ambos convergieron hoy, con la misma añoranza, en la Mukata, sede oficial de la presidencia palestina, abarrotada por las miles de personas que en medio de un ambiente festivo quisieron reivindicar su legado y su figura.
"Arafat es nuestro líder ahora y siempre. Creó el sueño del estado palestino y de su causa en todo el mundo. Este estado no quiere decir que sea débil, que no lo es, pero necesita mejorar y ser aceptado en el mundo", explicó Sara Sayesh, estudiante de 23 años de Ramala. Sara se define como miembro de esa generación palestina que confía en el diálogo y huye del sonido de las armas.
"Arafat sentó los mínimos. Veo que algún día tendremos un Estado. Todo el mundo habla de la solución de los dos estados y nosotros creemos en ella; es la única solución que tenemos", agregó Sara.
El punto de encuentro entre ambas generaciones miraba este martes hacia el estrado principal, donde el actual presidente palestino, Mahmud Abas, volvió a luchar contra una sombra que le ampara y le persigue.
Débil para unos por haber acallado las armas, incapaz para otros por no haber conseguido conservar la "unidad palestina" y visionario hombre de paz para los menos por haber iniciado la lucha diplomática, Abas quiso hoy asentar su poder con un ataque al grupo islamista Hamás. Abas aseguró que el futuro del Estado palestino está en Ramala, criticó la cadena de explosiones que el viernes afectó a líderes de Al Fatah en Gaza y apeló de nuevo a la unidad como única vía hacia la solución.
"Abas no es Abu Amar, pero tampoco es Yaser el negociador. Su visión es otra. Quizá a la postre será un héroe para los palestinos, pero nunca su líder como lo fue Arafat. No hay otro", explicó Hamid al Sari, simpatizante de la OLP.