Francisco en Estrasburgo

Actualizado
  • 30/11/2014 01:00
Creado
  • 30/11/2014 01:00
No se trata de un solo de una frase, es un mensaje humano que emplaza a 28 estados europeos a la acción política

Fue un viaje de tan solo cuatro horas al corazón político de la Unión Europea en Estrasburgo, sede el Parlamento Europeo, pero no se trató únicamente de un viaje a la deriva de misiones religiosas, sino humanas y muy políticas. El Papa Francisco, como Jefe de Estado Vaticano, habló ante los eurodiputados más de un cuarto de siglo después que lo hiciera el Papa Juan Pablo II, para referirse la cuestión migratoria africana. ‘No podemos dejar que el mar Mediterráneo se convierta en un gran cementerio’, dijo.

No se trata de un solo de una frase, es un mensaje humano que emplaza a 28 estados europeos a la acción política. Pero, quizá, nada cambie en los miembros de la Unión Europea representados en el poderoso parlamento supranacional, y que sobre el tema migratorio, se ha mostrado indiferente y desatendido. De ahí que el gobierno italiano, el más afectado por el drama de la oleada migratoria y los naufragios en el Mediterráneo, ha dicho que no puede ‘seguir esperando’.

Italia no puede sola resolver el problema, la alcaldesa de Lampedusa ha reclamado la ayuda europea que no llega. Los eurodiputados se muestran ante el tema migratorio, sea el caso de los náufragos en el Mediterráneo, o las ‘cuotas migratorias’ por la guerra en Irak y Siria, son cada vez más escépticos en casi todo y, ante el problema migratorio africano, se conducen más bien como una ‘fortaleza política’ blindada con cierto sesgo xenófobo, donde el tema de la seguridad primero, y luego la recesión económica y financiera en Europa le han servido de coartadas para la parálisis ante la cuestión migratoria.

Seguramente el Papa, consciente que hablaba ante una comunidad política híbrida en su contexto territorial y cultural, ha insistido que se esté perdiendo la visión de los Derechos Humanos al cual apeló reiteradamente en su discurso en Estrasburgo.

Ante la avalancha de inmigrantes africanos que huyen de la guerra, la pobreza extrema y la desesperación resulta indignante que solo el papa Francisco sea el único que siga luchando por una solución política conjunta cónsona con la solidaridad humana.

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