Europa a la reconquista de Cuba

Actualizado
  • 20/03/2015 01:00
Creado
  • 20/03/2015 01:00
Los tiempos han cambiado y las razones defendidas por Cuba y sus amigos de América Latina han sido finalmente escuchadas

La época en que el expresidente de España José María Aznar, junto a su colega británico Anthony Blair, se complotaba contra Cuba para satisfacer intereses de Bush, padre e hijo, es ya una foto velada que el paso del tiempo y la evolución natural de las relaciones internacionales se está encargando de hacer desaparecer.

Lo que sirvió desde 1996 como base de la hostilidad europea hacia Cuba, la denominada posición común propuesta por España y aprobada por sus colegas del Viejo Continente, es solo una cicatriz en la memoria histórica para marcar la arbitrariedad cometida durante más de 15 años. Los tiempos han cambiado y las razones defendidas por Cuba y sus amigos de América Latina han sido finalmente escuchadas por la Europa del siglo XXI, cuyos gobiernos no ocultan su interés de ganar terreno en un acelerado reacercamiento a la Isla caribeña y no alejarse del cercano prometedor futuro que se avizora y que empresarios estadounidenses -tanto productores agrícolas como industriales y comerciantes- perciben y expresan de forma casi vehemente.

Hace unos meses, el actual administrador de la Autoridad del Canal de Panamá, Jorge Luis Quijano, decía a periodistas panameños que ellos veían con una gran perspectiva el rápido avance de la zona especial de desarrollo de Mariel, un puerto natural de aguas profundas capaz de permitir la navegación de buques de la máxima envergadura, pues concebían a la Isla, por la educación de su población y la preparación científico-técnica de una gran masa de ciudadanos, como un potencial polo de alta producción en la región. Según Quijano, esa sería una gran noticia para el futuro de la vía interoceánica, pues una parte muy importante del trasiego marítimo que el Mariel generaría tendría al Canal de Panamá como beneficiario directo.

Es evidente que un criterio semejante tienen los empresarios y comerciantes europeos, al igual que los asiáticos, y no solamente China y Japón, sino la India, el Sudeste Asiático, Oriente Medio, y otros.

Bajo esas perspectivas se desarrolló en La Habana la tercera ronda de negociaciones Unión Europea-Cuba con el telón de fondo del anuncio de una visita oficial del presidente de Francia, François Hollande, para el 11 de mayo.

Las negociaciones se realizaron de una forma muy constructiva y positiva, según admitieron los principales interlocutores, el viceministro de Relaciones Exteriores de Cuba Abelardo Moreno, y Christian Leffler, director ejecutivo para las Américas del Servicio Europeo de Acción Exterior.

El encuentro estuvo consagrado a avanzar en la negociación del capítulo del Acuerdo concerniente a la Cooperación y al Diálogo sobre Políticas Sectoriales e intercambios preliminares sobre otros dos capítulos referidos al comercio y al diálogo político. Las partes plantearon sus criterios e intereses también sobre cultura, salud, educación y agricultura. El tema del comercio acaparó bastante tiempo del diálogo y las partes lo consideraron de tanta prioridad que se aceptó sostener otros contactos durante el resto del año actual.

El capítulo de cooperación con énfasis en el papel de la sociedad civil y la elaboración de un marco evolutivo de las áreas de cooperación entre ambas partes estuvo en el centro del debate y fueron presentadas propuestas sobre el diálogo político futuro, que incluyen la institucionalización de un mecanismo de seguimiento sobre asuntos de derechos humanos.

Es evidente que el telón de fondo del actual proceso de diálogo es el acercamiento Cuba-Estados Unidos, que ha acelerado el ritmo diplomático mientras crece el interés por concretar acuerdos comerciales. Y, en ese contexto, se producirá la visita de Hollande. Es muy sintomático, incluso hasta simbólico, que haya sido la propia España, y bajo un gobierno del Partido Popular de Aznar, la que hiciera un llamado en enero pasado a la UE a acelerar el proceso de normalización de relaciones con la Habana.

Ello demuestra que Bruselas está dispuesta a no perder terreno frente a Washington en la carrera abierta para los intercambios comerciales que se avecinan y la visita a la Isla de 75 líderes de la Coalición Agrícola de Estados Unidos para Cuba (U.S. Agriculture Coalition for Cuba, USACC) en busca de oportunidades de negocios, funcionó como una clarinada para Europa. Ya lo dijo el propio jefe de la diplomacia española, José Manuel García Margallo: ‘hay que dar posibilidades a las empresas de la UE de competir con sus homólogas estadounidenses’.

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