Integrantes de la caravana migrante en el estado de Chiapas, en el sur de México, denunciaron este jueves 21 de noviembre que las autoridades les bloquearon...
- 02/01/2012 01:00
- 02/01/2012 01:00
MÉXICO. Ciudad Juárez tiene fama de ser la urbe más violenta de México y con las mayores tasas de homicidios en el mundo, aunque la cifra bajó de 3.100 en 2010 a poco más de 1.920 en 2011, todo un reto para su servicio forense que se considera el mejor equipado de América Latina.
El equipo de expertos forenses ha tenido que ser duplicado ante el incremento de la violencia que ha sacudido esta ciudad del norte de México, de 1,2 millones de habitantes y vecina de El Paso (Texas), en los últimos años, atribuida a disputas entre bandas vinculadas a los carteles de Juárez y Sinaloa.
Ahora 22 especialistas entre médicos, antropólogos, odontólogos y peritos forenses, trabajan en un laboratorio que cuenta con un moderno equipamiento como un analizador genético capaz de analizar cuatro muestras de ADN al mismo tiempo.
‘Tenemos tecnología de punta, considerada la mejor de América Latina e incluso superior al de muchas ciudades estadounidenses’, dice Alejandro Hernández, un odontólogo que desarrolló una técnica de rehidratación de cadáveres, que permite conservar mejor los cuerpos en las altas temperaturas de la ciudad.
La morgue integra un moderno complejo en las áreas de criminología, balística, química y genética, antropología y administración.
Todo para intentar saber quién murió y cómo sucedió el hecho, en una ciudad que registra una decena de asesinatos diarios.
La ola de violencia que ha provocado más de 45.000 muertos en México desde hace cinco años, cuando el gobierno lanzó a los militares en la persecución de los carteles, ha dejado también un reguero de cuerpos sin identificar y miles de denuncias de familiares de desaparecidos.
Según la estatal Comisión Nacional de Derechos Humanos, más de 9.000 cadáveres no han sido identificados y existen denuncias de 5.000 desparecidos, según el balance más actualizado realizado a junio de 2011. A esto se suma la brutalidad con la que ocurren muchos crímenes: cuerpos cercenados, algunas de cuyas partes no se encuentran, o disueltos en ácidos, lo que hacen complica aún más el trabajo forense.
‘Esto no es como muestran la s películas de televisión’, dice Vicente, un camillero que prefiere no dar su apellido. Los cuerpos permanecen a veces hasta cuatro meses en las morgues, mientras se trata de lograr su identificación, ‘una vez cumplido este lapso son llevados a fosas comunes’, explica Arturo Sandoval, portavoz de la fiscalía local. El martes pasado, fueron inhumados 36 cadáveres que no pudieron ser identificados.