El Pentágono advierte de posible intervención militar en Teherán bajo órdenes de Trump

  • 18/06/2025 14:32
Washington mantiene abierta la posibilidad de acción directa en Medio Oriente. La ofensiva israelí, la respuesta iraní y el éxodo civil agravan la crisis internacional

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, evitó confirmar este miércoles si el Pentágono contempla un ataque directo contra Irán, en un contexto de creciente escalada bélica entre Tel Aviv y Teherán. Ante el Comité de Servicios Armados del Senado, Hegseth fue cuestionado por legisladores republicanos y demócratas sobre si el presidente Donald Trump había solicitado planes operativos para involucrar a las fuerzas estadounidenses en el conflicto en curso.

“Si hubiera solicitado o no los planes, no lo revelaría en este foro”, respondió Hegseth, quien subrayó que el Departamento de Defensa está “preparado con opciones” y que “esa es precisamente” su labor.

Sus declaraciones llegaron poco después de que Trump, en breves comentarios ante la prensa en la Casa Blanca, dejara abierta la puerta a una ofensiva directa. “Puede que lo haga. Puede que no lo haga. Nadie sabe lo que voy a hacer”, dijo el mandatario, al ser consultado sobre una eventual intervención.

Un día antes, desde Truth Social, Trump había exigido la “rendición incondicional” de Irán y aseguró saber el paradero del líder supremo, Ali Khamenei. Sin embargo, matizó que no había tomado la decisión de ordenar su eliminación.

Teherán entiende exactamente lo que dice el presidente. Dijo que durante 60 días tuvieron la oportunidad de llegar a un acuerdo. Deberían haberlo hecho. La palabra del presidente Trump significa algo. El mundo lo entiende. Y en el Departamento de Defensa nuestro trabajo es estar preparados con opciones”, reiteró Hegseth. La senadora demócrata Jeanne Shaheen pidió transparencia: los ciudadanos, dijo, deben ser informados “tan pronto como se determine la acción” del Ejecutivo en torno a Irán.

El enfrentamiento armado entre Israel e Irán entra en su séptima jornada. La operación israelí “Rising Lion”, lanzada el 13 de junio, ha movilizado más de 50 aviones de combate para impactar blancos estratégicos —centrales nucleares, fábricas de misiles y sedes militares— en ciudades clave como Teherán, Tabriz y Natanz. Informes de inteligencia estiman más de 1.100 sitios atacados, incluidos depósitos subterráneos de armas y centros de mando del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica.

La represalia iraní no se hizo esperar. Más de 400 misiles y vehículos aéreos no tripulados fueron lanzados contra territorio israelí en múltiples fases. Aunque la mayoría fue interceptada por la Cúpula de Hierro, se reportan al menos 20 fallecidos y cientos de heridos. El ayatolá Khamenei descartó cualquier capitulación, advirtió que “la batalla ha comenzado” y alertó sobre “daños irreparables” en caso de una injerencia estadounidense.

La situación humanitaria se deteriora. Miles de familias abandonan Teherán en dirección al norte del país, ante el temor de nuevas ofensivas y en medio de una férrea censura informativa impuesta por el régimen. Las salidas de la capital están colapsadas, mientras se agrava la escasez de alimentos, la interrupción del servicio eléctrico y la suspensión de vuelos tras el cierre del espacio aéreo iraní.

En paralelo, Washington ha intensificado su despliegue militar en la región con aviones cisterna, cazabombarderos y defensas antiaéreas. Se activaron protocolos de evacuación para ciudadanos estadounidenses en Israel. Trump aseguró que los radares defensivos iraníes fueron “en su mayoría desactivados” y que Estados Unidos “controla ahora el espacio aéreo sobre Irán”.

Desde Moscú, Pekín y Ankara se alzaron voces que exigen contención, ante el temor de una conflagración de alcance nuclear. Berlín, Londres y Bruselas han instado a la reactivación del diálogo diplomático y activaron planes de repatriación de sus ciudadanos en la zona de conflicto.

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