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- 28/09/2024 17:05
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Hassan Nasrallah, hasta su muerte en un ataque israelí la noche del viernes, fue uno de los líderes más influyentes y controversiales del Oriente Medio.
Como Secretario General de Hezbolá, el movimiento chií libanés, Nasrallah dirigió la organización desde 1992, consolidando su poder tanto dentro como fuera de Líbano.
Bajo su liderazgo, Hezbolá se convirtió en una fuerza política y militar clave, con influencia que se extendió más allá de las fronteras del Líbano, involucrándose en conflictos regionales, como la guerra civil en Siria, y posicionándose como uno de los principales actores en la resistencia contra Israel.
Nasrallah, un maestro en la retórica y la movilización de masas, fue también una figura controvertida. Mientras sus seguidores lo veían como un defensor de la dignidad libanesa y la resistencia contra la ocupación israelí, muchos en la comunidad internacional, incluidos Estados Unidos, Israel y la Unión Europea, lo consideraban un líder terrorista peligroso, responsable de orquestar numerosos ataques y de mantener una política abiertamente hostil hacia Israel.
Los inicios y el ascenso en Hezbolá
Nacido en 1960 en el barrio chií de Bourj Hammoud, al este de Beirut, Nasrallah creció en una familia de clase trabajadora. Fue un joven estudiante en el sur del Líbano cuando la región fue devastada por la guerra civil libanesa y las intervenciones israelíes.
Su temprano involucramiento con el islamismo militante comenzó en la década de los 70, cuando se unió al movimiento Amal, otro grupo chií libanés. Sin embargo, fue su cercanía con el clero chií y su adhesión a la Revolución Islámica de Irán lo que lo llevó a unirse a Hezbolá tras su fundación en 1982, en el contexto de la invasión israelí al Líbano.
Nasrallah ascendió rápidamente dentro de la jerarquía de Hezbolá, y en 1992, tras el asesinato de su predecesor Abbas al-Musawi en un ataque israelí, fue designado secretario general.
Su liderazgo cambió la dirección de la organización, transformándola de una milicia insurgente en una organización política con representación en el parlamento libanés y una estructura militar más sofisticada.
Al tiempo que consolidaba su poder, también cultivó una relación cercana con Irán, que proporcionaba armamento y financiación a Hezbolá, y Siria, que facilitaba el tránsito de armas.
La evolución de Hezbolá bajo su mando
Bajo el mando de Nasrallah, Hezbolá se expandió a un nivel sin precedentes. En los años posteriores a su ascenso, la organización desarrolló una estructura militar sólida, financiada y armada por Irán, con una influencia considerable en la política libanesa y un poder militar que superaba a muchas fuerzas armadas nacionales de la región.
Se estima que, al momento de su muerte, Hezbolá contaba con más de 100,000 miembros, muchos de ellos combatientes altamente entrenados.
El grupo había adquirido misiles balísticos, cohetes de largo alcance, drones y otras tecnologías avanzadas, que fueron empleadas en múltiples ataques contra Israel y otras fuerzas en la región.
Nasrallah promovió una estrategia que combinaba el uso de la política y la violencia. En 2000, Hezbolá fue clave en la retirada de las tropas israelíes del sur del Líbano, lo que fue percibido en gran parte del mundo árabe como una victoria histórica.
Este éxito fortaleció la posición de Nasrallah como un líder carismático y eficaz, capaz de enfrentarse a Israel. Su famoso discurso en Beirut tras la retirada israelí, en el que proclamó: “Israel es más débil que una tela de araña”, quedó grabado en la memoria de sus seguidores y consolidó su imagen como un defensor de la causa libanesa.
Los ataques internacionales y la Segunda Guerra del Líbano
El alcance de las operaciones de Hezbolá no se limitó a Líbano. Nasrallah estuvo detrás de algunos de los ataques más impactantes contra intereses israelíes y judíos en el extranjero.
Entre ellos, el atentado de 1992 contra la embajada de Israel en Argentina, que dejó 29 muertos, y el ataque en 1994 contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), en Buenos Aires, que cobró la vida de 85 personas.
Estos ataques marcaron el carácter internacional de la lucha de Hezbolá bajo Nasrallah, y el grupo fue visto no solo como una amenaza local, sino también global.
Uno de los momentos más decisivos en la carrera de Nasrallah fue la Segunda Guerra del Líbano, en 2006. La guerra fue desencadenada por un ataque de Hezbolá a una patrulla israelí y el secuestro de dos soldados israelíes.
Israel respondió con una ofensiva masiva, que devastó gran parte del sur de Líbano, pero también expuso la resiliencia de Hezbolá y su capacidad para lanzar miles de cohetes contra Israel, afectando principalmente a las poblaciones civiles.
Aunque ambos bandos reclamaron la victoria, la guerra consolidó a Nasrallah como una figura icónica de la resistencia contra Israel, al mismo tiempo que el conflicto le costó la vida a 44 civiles israelíes y más de 100 soldados, además de herir a miles más.
Hezbolá en Siria y la alianza con Irán
El estallido de la guerra civil siria en 2011 introdujo un nuevo capítulo en la historia de Hezbolá bajo Nasrallah. Fiel a su alianza con el régimen de Bashar al-Assad y con Irán, Hezbolá envió miles de combatientes a Siria para apoyar al gobierno en su lucha contra los grupos opositores, muchos de ellos sunitas.
La intervención de Hezbolá fue crucial para el régimen de Assad, permitiendo que recuperara territorios clave. Sin embargo, la participación del grupo también fue duramente criticada, ya que se le acusó de contribuir a la brutal represión y de exacerbar una guerra que dejó cientos de miles de muertos y millones de desplazados.
A pesar de las crecientes tensiones internacionales, Nasrallah nunca abandonó su alianza con Irán. Bajo su liderazgo, Hezbolá continuó recibiendo entrenamiento y armamento de la Guardia Revolucionaria iraní, y su red de apoyo en el Líbano le permitió seguir desafiando las presiones de Estados Unidos e Israel.
La explosión en Beirut y las críticas internas
El 4 de agosto de 2020, el puerto de Beirut fue sacudido por una devastadora explosión de nitrato de amonio, que mató a más de 200 personas, hirió a miles y dejó sin hogar a cientos de miles. Las sospechas sobre el involucramiento de Hezbolá en el almacenamiento de materiales explosivos en el puerto intensificaron las críticas internas hacia Nasrallah y su grupo.
Aunque Nasrallah negó las acusaciones, la explosión exacerbó la desconfianza hacia Hezbolá, ya que muchos libaneses lo responsabilizaban, al menos indirectamente, por la catástrofe debido a su control informal sobre ciertas áreas del puerto y su interferencia en los asuntos del Estado.
El último desafío: Gaza e Israel en 2023
El último capítulo en la vida de Hassan Nasrallah se escribió en medio de un nuevo conflicto con Israel, esta vez en el contexto de la guerra en Gaza en 2023.
A partir del 8 de octubre, Hezbolá comenzó a lanzar cohetes y misiles contra Israel, intensificando un conflicto que amenazaba con extenderse a todo el Líbano. A pesar de las presiones internacionales, Nasrallah prometió continuar los ataques hasta que cesara la guerra en Gaza, ignorando las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU que pedían el fin de las hostilidades.