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- 13/05/2025 15:12
El expresidente de Uruguay, José Pepe Mujica, ha dejado una huella imborrable en la política y la filosofía de vida. A través de sus más de seis décadas de trayectoria, desde su tiempo como guerrillero hasta su paso por la presidencia, Mujica ha compartido pensamientos que trascienden fronteras y generaciones.
Las lecciones de Mujica sobre la vida y el amor
En una de sus reflexiones más célebres, Mujica expresó: “El verdadero triunfo en la vida es levantarse y volver a empezar”.
Para él, la resiliencia es un principio fundamental. Sobre el amor, afirmó: “No hay cosa más importante que el amor, pero por lejos. Cuando se es viejo, el amor se convierte en una dulce costumbre, un compañerismo, una forma de huirle a la soledad, que es tal vez el mayor castigo”. Estas palabras reflejan su visión sobre las relaciones humanas y la importancia de la conexión emocional.
Crítica al consumismo y la sociedad actual
Mujica también ha sido un crítico ferviente de la sociedad consumista, señalando: “Si te consagras en un pagador de cuentas por vivir a crédito y te comés todos los versos de la sociedad consumista, vas a ser muy útil para la acumulación de capital, pero no te va a quedar tiempo para vivir tu vida”. En sus palabras, resalta la necesidad de valorar el tiempo y la vida por encima de los bienes materiales.
La filosofía de la sobriedad
Uno de los pilares de su pensamiento es la sobriedad, la cual considera “la única garantía para ejercer la libertad”. Mujica siempre ha defendido una vida sencilla y austera, argumentando que la acumulación de bienes no trae felicidad ni libertad.
Reflexiones sobre la muerte y la juventud
En sus últimos años, Mujica ha reflexionado sobre su envejecimiento y el inevitable fin de la vida: “Veo que tengo 83 años y me voy acercando a la muerte. Quiero tomarme licencia antes de morirme, sencillamente, porque estoy viejo. Hay un tiempo para venir y otro para irse”. Estas palabras muestran su aceptación serena de la mortalidad.
Por otro lado, Mujica ha lamentado la falta de utopías en la juventud actual, afirmando: “Cuando se es joven se necesita un poco de utopía, creer en algo. El mundo de hoy no motiva a los jóvenes. Se pierden en el consumismo atroz o frecuentemente se pierden en la soledad”.
El legado de un líder estoico
Mujica se define como un “neoestoico”, señalando que para él, “pobre es el que precisa mucho”. Durante su tiempo como guerrillero y preso político, enfrentó años de aislamiento y privaciones, pero esas experiencias moldearon su filosofía de vida basada en la sobriedad y la solidaridad.
Mujica y su relación con la tierra
En su retiro, Mujica disfruta de su vida en su chacra (finca rural), donde encuentra paz y satisfacción en actividades sencillas. “Yo soy una especie de campesino frustrado, me gusta la tierra y me entretengo en eso”, confesó.
La política como vocación
Para Mujica, la política no es un medio para obtener beneficios personales, sino una pasión: “La política es una pasión y se tiene o no se tiene, es como el amor. Los que hacemos política de vocación es porque nos gusta, no porque nos mandan o nos convenga”.
Mujica, con su estilo único y su filosofía profundamente humana, sigue siendo una fuente de inspiración y reflexión para quienes buscan un sentido más profundo en la vida y en la política.
Su legado trasciende fronteras y generaciones, dejando una marca imborrable en la historia contemporánea.